Lito Cruz: “No soy de creer sino de tener hipótesis sobre la vida”

El actor habla sobre su idea de Dios, al que interpretó en "Sres. papis", y el diablo, papel que también hizo. Y sobre las creencias y el miedo a la muerte. A los 74 años, vital y a punto de estrenar también en teatro, confiesa que ya tiene escrito su epi

Lito Cruz: “No soy de creer sino de tener hipótesis sobre la vida”
Lito Cruz: “No soy de creer sino de tener hipótesis sobre la vida”

Con sus elegantes 74 años pintados por su impronta de caballero criollo y esa sonrisa que ilumina sus palabras, la sensación es que Lito Cruz es un tipo feliz. Disfruta de su familia, de sus nietos, trabaja (mucho) junto a sus hijas, ya sea Alejandra Cruz en la dirección de su futura obra teatral, “El toque de un poeta”, como también con Micaela Cruz, que da clases en su estudio. En una pausa en su trajinada agenda, en su territorio, bajo las luces de la Avenida Corrientes, se presta con una copa de champagne sobre la mesa a una charla sobre lo incierto de la muerte y la hipótesis de la fe. Todo nace a partir de la participación que hizo en la tira “Sres. papis”, donde interpretó a Dios, como una suerte de compensación celestial para un actor que también supo ser el diablo en “El garante” (1997).

-¿Cómo se interpreta a Dios?

-Yo creo que es imposible, porque es una fantasía que tiene la gente. Cada uno tiene la suya desde chiquito. Alguno lo pensará con barba blanca en un trono, otros lo piensan en forma de energía. Pero, en general, lo imaginan humano. Cuando me llamaron para hacerlo, pensé que debía ser así, humano, aparecer en algún lugar disfrazado o tomando la forma de hombre. Me acordé cuando hice el diablo en “El garante”, y una especie de diablo también en “El elegido”, entonces yo pensé que la única manera era poner el alma del diablo en el cuerpo de un hombre. En este trabajito con Joaquín Furriel traté de poner el alma de lo que yo creo que puede ser la esencia de Dios, en el cuerpo mío, el de Lito.

-¿Qué te atrajo del personaje?

-Me atrajo mucho la interpretación de Dios por lo imposible, la única salida era tomar su esencia y meterla en el cuerpo más normal que te puedas imaginar, porque sino la gente lo pararía en la calle para pedirle cosas. El va donde están los necesitados y aparece de forma tal que no se note que es Dios para cumplir su misión. Se disfraza de hombre. Dios es eterno, pero, ¿cómo hacés vos la eternidad?

-¿Es menos complicado interpretar un personaje humano real, que uno que ofrece tanta libertad que podría ahogarte?

-Es cierto que es un personaje que te da más libertad, pero que también te podés ahogar ahí. Por eso traté de remitirme a lo mínimo, que es la acción simple de ayudar a alguien. Un amigo me dijo que Dios es nada más y nada menos que una agradable sensación. Partí de ahí, de ser agradable. Si alguien ayuda a un ciego a cruzar la calle, en la otra esquina tendrá una agradable sensación, como si Dios, de alguna forma, hubiera participado de esa acción benéfica. Me ocupé, entonces, de la sensación de la agradabilidad.

-¿Vos en lo personal te considerás una persona de fe?

-No, me considero una persona con una disciplina de no tener fe y no creer en nada, más bien de tener hipótesis sobre la vida. El problema de las creencias es que uno puede terminar como Hitler o como Videla, Massera y Agosti. Las creencias te encierran y creo que el cerebro humano no está para detenerse, está para continuar, seguir y progresar. Y cuando sostenés una creencia, sea Dios o el Diablo, o la política, o lo que hicieron los horrorosos del Proceso Militar, de pensar que los jóvenes por ser jóvenes ya eran delincuentes y los mataron y los torturaron. Así, toda creencia, pienso yo que en última instancia, lleva al fanatismo.

La fe no tiene que ver con algo intelectual, tiene que ver con la sensación de estar vivo. ¿Fe en qué? No sé ni lo que significa fe. La hipótesis, en cambio, por ejemplo la de irte de vacaciones, hace que en tu organismo se activen fuerzas para lograrlo. Con lo sobrenatural es igual, si yo tengo la hipótesis de que hay algo más allá de esta vida terrena, alguna fuerza se desencadena para averiguarlo. Entonces, estás yendo hacia algún lugar, como sea que lo llames. Y yo tengo la hipótesis de que la cosa no termina acá. Así, con la hipótesis de que hay algo más, la gente hace yoga, va a la Iglesia, y desarrolla esas fuerzas espirituales. Ahora, si yo me planteo la hipótesis de ser campeón mundial de boxeo, es probable que me caguen a trompadas en la primera pelea.

-¿Qué te genera la muerte? ¿Te da coraje, intriga, indiferencia?

-Temor sí, ya tengo 74. Y la idea de la muerte a partir de los 70 ya no se borra del pensamiento. Cualquier enfermedad puede ser la última. La muerte está presente como lo está la vida. Yo recuerdo que una vez me dijo Hedy Crilla: “Mirá, Lito, yo estoy curiosa, y creo que voy a descansar”. Una linda definición. Ese pensamiento está, casi de forma permanente, pero me ayuda, porque lo hace más interesante.

-¿Qué sensación interna te gustaría tener en ese momento?

-Yo soy un tipo de Berisso, nací, me crié allá y sigo yendo. Ya tengo mi lugar en el cementerio y mi epitafio ya está escrito. Dice: “Fue muy divertido, nos vemos pronto”. Esa es la sensación de “algo más” y es el gran misterio del ser humano desde que el mundo es mundo.

-Hablabas de lo político y leí en una entrevista que decías que la gente estaba cansada de lo político. Pensando en el debate sobre actores politizados y demás, ¿cuál es tu posición?

-Creo que la gente está cansada de algunos políticos y de los insultos en la política. No de la política en sí. Pero, en el fondo hay algo que me da felicidad: la democracia. Cualquiera de los que hablan mal del gobierno, que se lo digan a Videla. Si hablan, es porque este gobierno se los permite. Entonces, digan lo que quieran, porque estamos en democracia. No van a ser torturados, no van a ir presos, no me van a prohibir en ningún canal de televisión.

Entonces, para alguien que vivió el Proceso Militar, como mis hijas y yo, es una felicidad decir lo que uno quiera, donde quiera y como quiera. Lo que no está bien, de pronto, es no darse cuenta de que cuando alguien ejerce la función pública, lo que está en juego son las instituciones. Y se confunde la persona con la institución. El Presidente de la República es una institución votada por la mitad de la gente y a veces el temperamento hace que uno pierda la impronta.

-Y si realmente pudieras ser Dios por un día, ¿cuál sería tu primera medida celestial?

-Que no haya más pobres, que no haya miseria. El tema de Dios es que va a tener que arreglar todos los quilombos que hace. Lo primero es la igualdad.

El desafío con Robert De Niro

Lito Cruz conoció a Robert De Niro cuando vino a la Argentina para hacer la promoción de “Toro salvaje” en 1980. Fue al hotel donde se alojaba y se presentó como un actor argentino interesado en su manera de trabajar. Quería saber cómo hacía, cuál era su método.

-Cuando hiciste el diablo de "El garante", había un desafío actoral con De Niro por su mismo papel en "Corazón satánico". ¿Tomaste contacto con él para un nuevo desafío, en este caso?

-No esta vez, pero sí está entusiasmado con que estemos haciendo esta nueva obra, porque es íntimo amigo de Barry y de Julie -es el padrino de su hija-, así que estamos haciendo todo lo posible para ver si puede venir. Vamos a ver, él está filmando. Es un tipo especial. Son estudiosos del trabajo, curiosos, están siempre buscando la forma de mejorar todo el tiempo la profesión que uno eligió en la vida.

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