No hay dudas que el mercado brasileño es descomunal. Y que su producción, en cualquier rubro, prosigue una escala, a veces, incomprensible. Y la Copa del Mundo también desborda las fronteras, incluso las del idioma, respecto a títulos y autores que resultan imprescindibles para un recorte cultural acerca del país anfitrión de la máxima competencia de fútbol.
En Argentina, el sello Adriana Hidalgo ha realizado un plan editorial para acercar y profundizar la literatura que se escribe hoy en el Brasil, fuera del tono folclórico, del turismo, digamos. En este sentido, sobresale el lanzamiento de títulos como “Hotel Atlántico”, de Joao Gilberto Noll. Pero en este caso en particular, la relación con los lectores en español es de larga data, ya que se trata del quinto libro del escritor brasileño que ha sido traducido al español.
En el pelotón ya se editaron “Lord”, “Bandoleros”, “A cielo abierto”, “Harmada” y el citado. Este último es una novela de viaje. Y lo que aparentemente podría ser una iniciación más bien es un derrotero. El protagonista aparece como de la nada, en medio de un hotelucho de Copacabana, para terminar en el mar, aunque al sur, en algún balneario fantasma y perdido próximo a Porto Alegre.
Se trata de un viaje místico, a cargo de un actor que nunca determina si tal condición es verdadera. El registro literario de Joao Gilberto Noll, en términos futbolísticos, podría ser una combinación entre la belleza de Zico, la eficacia del ahora diputado Romario y hasta la adaptación, disciplina y versatilidad de un Dani Alves.
En la última Feria del Libro de Buenos Aires dos autores brasileños rompieron la hegemonía del español y el inglés. Llegaron como promesas, aunque, en verdad, ambos poseen un rico historial literario en su país. Para profundizar esta literatura que se nutre de la diversidad, los textos ya están disponibles en español, por mérito, nuevamente, de Adriana Hidalgo Editora. Se trata de Ricardo Lísias y Marcelino Freire, éste responsable de la obra “Nuestros huesos”.
Lísias es un escritor fuera del tiempo. Escribe a mano, en grandes cuadernos, como si fuera discípulo de Bioy Casares. Su forma de ver la literatura también lo aproxima al autor de “La invención de Morel”.
Lísias cree que la literatura contemporánea brasileña “continúa atada al movimiento de profesionalización, que lleva a una especie de obediencia a las reglas”.
De allí que entiende que hay una serie de autores que “escriben de una manera preconcebida, para agradar a una serie de editores y también a un grupo específico de lectores, que son personas de clase media que tienen interés en la literatura como una especie de ornamento, o bien para participar de algunos eventos en las vacaciones y sentirse más o menos elegantes”.
Los buceadores de la obra de Lísias bien pueden comenzar por “El libro de los mandarines”, del que se ha dicho que es “una crítica fulminante del mundo de las grandes finanzas”. Acaso un dato insoslayable es que esta obra recibió la “Copa de la Literatura Brasileña”, otorgada por los escritores blogueros, bajo el argumento que la novela “acaba con la tiranía narrativa paulista, empecinada en hablar de bares, drogas y favelas”.
El caso de Marcelino Freire no es menos interesante, en tanto refleja las migraciones tan habituales que existen en Brasil. Y a pesar de que San Pablo es el embudo donde los sueños de los soñadores se viven, las opciones abarcan trasladarse a Río de Janeiro, Porto Alegre, Curitiba y hasta Belo Horizonte.
En general, son los escritores del norte de Brasil los que buscan oportunidades en las ciudades del sur. Y Freire es uno de ellos. Nació en 1967, en Sertânia, Pernambuco. Vivió en la capital del estado, Recife, para moverse desde allí a San Pablo.
“Nuestros huesos” es su primera traducción al español y también se encuentra en francés, por la editorial Anacaona. Freire es un agitador de la escena literaria paulista, ya que es el creador de “Balada Literária”, un evento que desde 2006 reúne a escritores, nacionales e internacionales, en el barrio paulista Vila Madalena, uno de los centros urbanos con mayor superficie para la producción y exhibición de arte (una mezcla de Soho con Tribeca, una mezcla de Palermo Bagdad con la factoría intelectual de Alan Faena en Puerto Madero).
¿De qué habla “Nuestros huesos”? Es acaso el viaje inverso del propio autor a su Pernambuco, aunque el disfraz de la ficción nos entrega a un dramaturgo y a un cadáver que debe ser “repatriado” al Nordeste. En su cuenta en Twitter (su usuario es @MarcelinoFreire), el escritor se define como “homosexual no practicante”. Más allá de la boutade, sus tuits son una pincelada de los mejores nombres y movimientos del Brasil, ese mismo país que es miembro del segundo club más poderoso del mundo, el llamado Brics (junto con Rusia, India, China y Sudáfrica), y que organiza un mundial de fútbol durante el cual, el hartazgo social por la corrupción, será el telón de fondo de masivas protestas.
Otro nombre emergente de la literatura brasileña es el de Natércia Pontes. Es una escritora que utiliza las nuevas tecnologías, al tiempo que publica en una de las editoriales más prestigiosas de Brasil, Cosac Naify. Natércia tiene 33 años y también vive en San Pablo, aunque ha pasado por ciudades como Brasilia, Río de Janeiro e incluso la remota Buenos Aires.
Su libro más celebrado hasta el momento es “Copacabana Dreams”. En ese volumen el registro se torna una suerte de apología acerca de Río de Janeiro, en el cual apela a la narración breve para describir la fauna humana que habita Copacabana, un poco de Botafogo y las proximidades de Leblon. Pinta tu aldea y pintarás el mundo. El axioma del alemán se traslada, y con éxito, a la Bahía de Guanabara. Pontes suele publicar, además, cuentos en la Folha de Sao Paulo, O Globo, O Povo y El Diário do Nordeste.
Show de bola
La efeméride deportiva provoca mareas editoriales. Algunas merecen consideración para quienes desean estar poseídos por el influjo del espíritu mundialista. Un título a buscar en Brasil es “O último minuto”, de Marcelo Backes. Es una novela de dos personajes: uno misionero, el otro un preso, quien lo utiliza como confesor. Joao ha sido condenado a prisión por un crimen del que se sabe muy poco. Lo interesante del relato, que evita hasta lo kafkiano abordar el nudo central, es que alterna extensos discursos y analogías entre la vida y el fútbol. Joao es un ex entrenador, que considera que el fútbol es el “verdadero teatro de la existencia”.
Backes conduce la historia por el interior de Rio Grande do Sul, con retratos de familias patriarcales, pasando por una Suiza hipercivilizada y hasta por el Río de Janeiro actual. El libro se impone como testigo de una generación que lucha por adaptarse a los tiempos de un país que cambia velozmente. Backes es, además, traductor del alemán, siendo responsable de las versiones al portugués de obras de Arthur Schnitzler, Franz Kafka y Hermann Broch. Durante la presentación de “O último minuto”, se discutió acerca de “la voz de la prisión”, aprovechando autores como Vladimir Nabokov, Fiódor Dostoiévski, Ernesto Sabato y Graciliano Ramos.
Los cuentos cortos del texto “O Brasil é bom”, de André Sant'Anna, son en su mayoría un mosaico que construye un delirio, lleno de cinismo e ironía. Varias tesis de sus narraciones son paradójicas: plantea que el Amazonas jamás desaparecerá, que los diputados no son personas ricas y mucho menos corruptas, que las obras de la Copa no fueron sobrefacturadas y que no existen millares de niños pobres durmiendo en las calles. La crítica insiste en que este en su libro más mordaz.
Ha reunido 22 cuentos. Y en ellos se trazan conclusiones, síntomas y hasta comportamientos acerca de una realidad del Brasil de la última década: el pavor y el temor de las clases más acomodadas ante el ascenso de lo que se conoce como la nueva clase media (la clase C). Si en Argentina, en la última década no sólo no hubo movilidad social, sino empeoramiento, ya que la brecha entre pobres y ricos aumentó, en Brasil la situación provocó la consolidación de un nuevo actor social, la clase C: entre 20 y 40 millones de personas comenzaron a tomar protagonismo en el mercado, a partir de un mayor poder adquisitivo, traducido en nuevos hábitos de consumo. El gobernante PT de Lula y Dilma se irá posiblemente del poder, en algunos meses, con esta conquista social y económica ya definida.
Y de eso habla “O Brasil é bom”, de Sant'Anna: de la nueva clase media, del consumismo como epidemia nociva, de los discursos conservadores, de la violencia (implícita y explícita), de la noción del Brasil potencia mundial, e, incluso, de las grietas raciales y sociales que conviven en los conglomerados urbanos del país.
Y si es por hablar del poder, el periodista portugués Luís Aguillar publicó “Jogada ilegal”, texto que llega al corazón de este gran negocio llamado mundial, mediante un viaje por los escritorios de la FIFA. Su tono es crítico y revelador en varios aspectos: crónicas de estafas, casos de corrupción, dan una perspectiva económica sobre la influencia de una organización que es una de las empresas más rentables del mundo.
Y si se procura liberarse de tantos fuleros y piratas, un libro recomendable es el presentado por la editorial Réptil, simplemente llamado “Bola”, del fotógrafo Thierry des Fontaine. En sus páginas este libro de arte reproduce la belleza y la alegría del fútbol, en las calles. “Bola” cuenta con el patrocinio de Nike y será lanzado en pocos días. El fotógrafo vive en la zona oeste de Río de Janeiro, en la comunidad Santíssimo. Y desde allí retrata la pasión latina por el deporte más popular del planeta.