Le preguntamos al final de una larga charla:
¿entonces, cuándo descansás?
-Cuando tengo días libres aprovechamos y nos vamos a Viedma. Todo el tiempo estoy volviendo al sur. Trato de mantenerme en mi mundo y siempre estoy intentando bajar un poco. En ese sentido, el nacimiento de mi hija me bajó de un hondazo.
Entramos, por el cable de un fijo, al búnker-estudio de
Lisandro Aristimuño
. Nos recibe cordial, se le adivina la sonrisa. "Justo ahora -comparte- estaba componiendo algo de flamenco electrónico para un espectáculo de mi hermana (Rocío), 'La tierra al aire'. Son programaciones, así que estoy de DJ". La escena lo define de cuerpo entero: el rionegrino es un laburante.
Porfiado, libre, incansable. Un artista convencido de que el trabajo independiente es el único refugio para sus canciones. Aún cuando "Mundo anfibio", su quinto disco, haya cautivado a la industria discográfica (está nominado a un Grammy Latino en la categoría Mejor álbum de música alternativa) y suene en teatros de Argentina con localidades agotadas. "Son muchas cosas, ¿no? -reflexiona en voz alta-.En la gira se están agotando las entradas y los discos se venden bien. Es muy fuerte".
-¿Cómo filtrás, a nivel emocional, este efecto dominó?
-Estoy contentísimo de que el esfuerzo del día a día tenga este recibimiento de la gente. El disco vino con ese mundo enorme y con muchas noticias; entre ellas, la de los Grammy… Pero son cosas que a uno lo exceden, que tienen que ver con la música. Tampoco me pongo a pensar demasiado porque no sé cómo lo hice; no hay fórmulas, sólo trabajo. Incluso está el temor de que sea una moda de este año y listo.
-¿Se te cruza esa idea?
-Sí pero mientras tanto sigo trabajando. Es difícil porque es algo que provoca la gente y sobre eso no se tiene control. Sólo tengo control sobre mi obra y, en definitiva, es lo más importante. Siempre voy a intentar que mis trabajos estén bien cuidados. Lo que venga después…
-La nominación al Grammy es significativa. Me animaría a decir, que representa el triunfo de la música independiente.
-Estar nominado ya es un premio; o mejor dicho: es una ventana que se abre; significa que no todo está tan mal en el ámbito de la música comercial; que también observan y están pendientes de aquellos que está haciendo ruido. Me parece que hay un desgaste y que eso deriva en la búsqueda de gente nueva.
Y sabido es cuando la industria está famélica de producciones frescas, implementa 'sutiles' estrategias. "Me pasaron cosas tan raras como que un programa de cazatalentos de Estados Unidos le escribiera a mi manager, invitándome a 'participar' del staff. Eso te demuestra que nunca se sabe hasta dónde puede llegar el negocio de la música. Por eso no es joda luchar por la independencia; el ambiente es muy macabro. Claro que en medio hay quien hace las cosas bien; o, al menos, lo intenta. En mi caso, me siento orgulloso del camino que elegí porque estoy alejado de todo eso".
-Más que nunca, hay que reafirmar la independencia...
-Mi escudo, mi protección, es la gente. Me refiero a la gente que quiere mi música, que la banca y la promueve; como cuando empecé, que todo ocurrió gracias al 'de boca en boca'. La gente me defiende, eso impide que tenga miedo. Y en el staff cada vez somos más: 14 personas; antes, sólo éramos mi manager, mi banda y yo.
Hace un año y más, Aristimuño unió su fuerza independiente a la productora 300. La alianza modificó la estructura de producción que caracterizó a sus cuatro álbumes anteriores pero mantiene la mística del trabajo colectivo. "Ahora gano más plata, sí, pero la invierto en generar cada vez más trabajo; con la recaudación de los shows y la venta de los discos hice un fondo en común, un chanchito (risas). Como tengo la parte económica resuelta, en esta gira quise darme algunos gustos: en el motorhome viajamos nosotros y los equipos audiovisuales que requieren la puesta del show. Es como un gran circo (risas)".
-¿Cómo están sonando las canciones en ese circo?
-Suenan bárbaro. A mi formación habitual, Los Azules Turquesas, le sumé un percusionista, 2 violines y aparatos análogos en donde tiramos secuencias y efectos sonoros ambientales. Eso me permite jugar con una paleta que va desde lo clásico, al rock y de ahí, a lo electrónico. Con el cuarteto de cuerdas tengo mayor caudal. También hice muchísimo hincapié en la parte visual: el show que cuenta con imágenes especialmente tomadas para el concepto acuático del disco (representado por el pintor Gabriel Sainz, en el arte de tapa).
“Mundo anfibio” fue grabado en el Estudio Santito, en Buenos Aires, entre el 6 y el 11 de junio de 2011. Desde abril de 2012 está en todas las disquerías del país. Sus once canciones están compuestas, arregladas y producidas por Lisandro Aristimuño. Es el quinto disco de una obra cancionística que incluye “Las crónicas del viento” (2010), “39°” (2007), “Ese asunto suena raro” (2005) y “Azules turquesas” (2004) y, como su antecesor, fue editado por Viento Azul, su propio sello discográfico.
Tres son los invitados que sumaron experiencia y talento: Ricardo Mollo (“Un dólar, un reloj y una frase sin sentido”; “Traje de Dios”), Boom Boom Kid (“How long”) e Hilda Lizarazu (“Por donde vayan tus pies”). Con ellos había tenido felices zapadas en “Ese asunto suena raro”, el programa de radio que conducía junto al Chino Santa Cruz por FM La Tribu; la relación con ella, en cambio, tiene una referencia más inmediata: el rionegrino participó en el disco “Futuro perfecto”, como productor y coautor del tema “Las puertas del Olimpo”.
Las líricas como reflejo del espanto, las contradicciones, un sistema-aplanadora, la manipulación de los medios y el ciclo de la vida: todos estas esferas semánticas, flotan, se sumergen, navegan en este nuevo 'Aristi-mundo' que surca las aguas del rock pero que, sin embargo, por momentos descansa en orillas del folclore o la herencia de la música indie -dos pulsos vitales en su particular estilo-. Como en “Las crónicas…”, las virtudes el kaoss pad y la edición de voces irreconocibles, prestadas (“Pozo”) componen la atmósfera de cada canción. “Muchos creen que el disco es negativo y me preguntan por qué veo el mundo de esa manera. Sin embargo es todo lo contrario, 'Mundo anfibio' propone 'mutar para ser mejor'; encontrarle la vuelta a la cosas”.
La afirmación cuelga en al aire algunos versos de “Elefantes”, el primer track del disco (“Nunca te traiciones, sigue tu camino/ Mírate al espejo donde nadie mira/ Date media vuelta antes del fracaso/ Aprieta los dientes, cambia tu destino hoy”) y apura una novedad. “El video de este tema ya está listo. Lo grabé el 10 de septiembre y sale ahora, a fin de mes. Estoy muy contento porque la tiene a Mercedes Morán como protagonista, en un rol de mala, y yo, pese a la vergüenza que me da, me hice un poquito el actor. Justo ahora estoy colgando
-Pensar que tus primeros clips los filmó Alejandro Fadel y para ambos, 2012 es un tiempo de cosecha (tras recorrer festivales internacionales el filme del mendocino, “Los salvajes”, llegó al Cine Universidad hace una semana).
-Me da mucha alegría, a Ale lo quiero mucho. La vida nos juntó y conectamos en las ideas.
¿Sabés que, por poquito, el director de este clip no fue él? Lo llamé para preguntarle si quería y podía filmarlo pero justo estaba a full con la promoción de su película. Conociendo lo 'obse' que soy para trabajar prefirió decirme que no (risas).
-Además de la gira, los trabajos extras y la familia, ¿estás en algún proyecto?
-Estoy pensando en sacar una caja el año que viene con todo mi material y algunas rarezas; todas esas cosas que quedan fuera de los discos. A un precio razonable, claro. Ahora, además, estoy invirtiendo de nuevo en el sello (Viento Azul discos) y tratando de sacar a otros artistas. El sello había caído un poco porque las ventas fueron desastrosas; a raíz de eso estoy lleno de “hijos” que no sé dónde meterlos. Pero pienso seguir sembrando.