Deseos, ilusiones y también algunos temores. Todo eso pasa por la cabeza de un Lionel Messi que sabe que se juega una de las paradas más importantes de su carrera como futbolista en estos días en Brasil. Antes de viajar hacia Belo Horizonte, donde el plantel argentino cuenta las horas para el debut del domingo frente a Bosnia, Leo concedió una entrevista donde contó algunas de las sensaciones que lo invaden en estos momentos de tanta intensidad y advirtió que está dispuesto a todo: “Uno cuando entra a la cancha se transforma. A mí me gusta ganar y si me tengo que pelear o discutir para lograrlo, lo voy a hacer. No me parezco en nada a la persona que soy en mi casa".
“Hay muchas ganas. Creo también que aprendí lo que hice mal en los mundiales anteriores para no repetir los errores. No tengo dudas de que hay mucha ilusión, el grupo está sólido”, explicó en el reportaje con Víctor Hugo Morales para la señal DeporTV.
También expresó un deseo muy concreto sobre uno de sus compañeros en el Barcelona. “Ojalá que pueda jugar con Neymar la final, pero -aclaró- si no es contra él, que sea cualquier equipo”. Y mostró su esperanza en poder alzar la Copa: “Por cómo se vienen dando las cosas lo podemos conseguir”.
En cuanto a las experiencias anteriores, Messi habló de una espina clavada por la eliminación en el Mundial 2006, cuando las cámaras de televisión lo tomaron con actitud aparentemente distraída en el banco de suplentes durante el partido en que Argentina quedó eliminada ante Alemania. “Fue hermoso por ser la primera experiencia, pero después de ser eliminados fueron muy injustos conmigo.
Decían que no me había dolido la derrota y eso no fue así”, afirmó. De la frustración en Sudáfrica 2010, se refirió a su relación con Maradona: “Nos llevábamos muy bien, porque él tiene una forma especial de comunicar las cosas. Era uno más. A veces es más fácil limpiar a un DT que a los jugadores, que fuimos los verdaderos responsables de lo que pasó”.
