El auto en el que viajan Liniers (ustedes saben, Ricardo Siri) y Alberto Montt va tan rápido que hasta a la señal del teléfono le cuesta alcanzarlos. Están llegando a Rosario, porque les toca presentar ahí su nueva aventura surrealista: la de hacer stand up y dibujar al mismo tiempo.
Se trata del mismo espectáculo que traerán a Mendoza el sábado que viene y que dieron por llamar, no sin sarcasmo de por medio, "Los ilustres Liniers & Montt, stand up ilustrado". Esta vez, el argentino y el chileno (que en "Dosis diarias" nos inyecta su mirada cáustica e inteligente sobre el mundo) charlan entre sí, interactúan con el público y, mientras, cada uno trasvasa al papel lo que el otro cuenta en sus monólogos. Y claro, un lienzo gigante proyecta lo que va saliendo minuto a minuto, para que el público sepa por qué este show es la "evolución del stand up", que es como alguno de ellos lo definió.
"Cada vez que nos vemos nos divertimos un montón, porque manejamos los mismos códigos, ¡y ahora encontramos una excusa perfecta para hacer eso y que también nos paguen!", declara entre risas Liniers, el creador de Macanudo, pero se pone de vuelta serio: "Es como cobrar para salir de viaje con un amigo, te lo recomiendo". Montt, que está sentado al lado, agrega: "En el caso de nosotros, los dibujantes, que es un trabajo más bien solitario, subirse al escenario es como una celda que se abre y de la que salimos desesperados".
¿Pero quién abrió esa celda? Si hubiera que trazar una pequeña historia de estos dos "desesperados" sobre las tablas, ya sabemos que tendría que empezar por Kevin Johansen: a él le deben algunas desinhibiciones y sus primeros intentos de estandapear frente a un auditorio.
-Bueno, se separaron de Kevin…
-L: ¡Nooo! ¡Somos una pareja abierta! Muy modernos. Podemos estar con otros dibujantes y él también con otros músicos…
-M: La primera vez que me subí realmente a un escenario para entretener fue con él, y después me invitó en la gira que hizo con Ricardo por Chile. ¿Sabes? Una vez que pruebas el escenario es imposible volver atrás. De hecho, este juego que ahora nosotros estamos inventando es solo una excusa para seguir succionando esa sangre ya probada…
Y este juego empezó así: cierta vez, hace un par de años ya, sus fans mexicanos pudieron comprobar la química hilarante de sus conversaciones, mientras hablaban de sus libros. "Fue una presentación medio psicodélica, pero la gente se divirtió", comenta Liniers medio resignado, pero el punto es que sus editores de ese país lo supieron: más que cómica, esta dupla era cósmica, y tenían que armar algo juntos urgente. El tiempo pasó, los preparativos también, hasta que llegó el día en el que tuvieron que estrenar…
-Y había que inventar algo…
-L: ¡Y no sabíamos qué hacer! Así que, en un gesto heroico más de la carrera de Montt y mía, nos subimos al escenario para ver qué pasaba, ¡y parece que la gente se divirtió! (exclama con sorpresa). Lo bueno de empezar en México fue que si fracasábamos no volvíamos más y listo (risas).
-Ahora bien, ¿qué le aportan ustedes al género?
-L: Una completa obligación a la improvisación. Pasa que, por más que el stand up sea muy improvisado, hay mucho de guión, pero el solo hecho de que alguien esté dibujando mientras vos estás hablando ya lleva todo lo planeado para otro lado.
-De niño introvertido a estandapero. ¿Te lo imaginabas?
-L: No, ni yo me lo creo, ¡¿qué hago parado en un escenario?! Mis amigos de la infancia y mi familia lo ven como si hubiese sido una especie de metamorfosis… Es que alguien que se dedica a dibujar generalmente lo hace porque no es una actividad muy social, como jugar al fútbol o la mancha.
En mi caso, desde niño me gustaba mucho el stand up, incluso mis viejos me regalaban videos para que aprendiese a hablar inglés (risas). Pero bueno, viste que el Dr. Alderete está con los Cadillacs y que Gustavo Sala también hace shows… parece que ya se empezó a perderle el miedo a los dibujantes.
-¿Pasan los temas de sus historietas al escenario?
-L: No, en el escenario el código es mucho más políticamente incorrecto, con más humor negro, más oscuro si se quiere. No es "Macanudo, el musical" (risas). Por eso siempre caigo aterrorizado de que algún padre desprevenido traiga niños a la función, queriendo ver cosas felices, y de repente salimos con cosas bastante oscuras. Es un espacio para portarnos mal, para portarme bien ya tengo Macanudo…
-Y tenés como compañero a alguien que sabe mucho de "portarse mal".
-L: Sí, el segundo idioma de Alberto es el humor negro.
-M: En realidad nos potenciamos. En el escenario, al tener mucho menos tiempo a la hora de reaccionar, nos revelamos tal cual como somos. Creo que Ricardo una vez me dijo que uno no se conoce a sí mismo hasta que está en el escenario. Es que es un espacio totalmente nuevo, sin las restricciones de la vida real…
Para Montt, que todos reconocemos al instante por su corrosivo humor negro (especialmente en contra del catolicismo), la pregunta era inevitable:
-¿Tenés algún límite en el humor?
-M: En mi caso, no me burlaría de alguien que del otro lado no puede defenderse. Sin embargo, el límite se lo pone cada uno. Yo estoy a favor de pelear ideas, y creo que el humor, la sátira, tiene esa función de choque que permite replantearnos las cosas
-Liniers, ¿qué es lo que más te gusta de Montt y lo que menos te gusta de él?
-L: (Piensa) Lo que más me gusta es el ingenio que tiene, esa manera de agarrar la cultura pop y llevarla a su planeta extraño y bizarro. Y lo que menos me gusta es la cantidad de chistes que hace que me hubiese gustado pensar yo y no se me ocurrieron. ¡Sufro un montón cuando lo veo, porque es mucho mejor que yo!
-Imagino que él también te va a tirar flores…
-L: ¡Nooo! Él solo habla de mis cosas malas (risas).
-¿Qué es lo que más te gusta y lo que menos te gusta de Liniers?
-M: Lo que más me gusta de él es su capacidad de asociar ideas en el escenario, y lo que menos me gusta... (piensa, quiere ser malo) es que cuando se pone nervioso se tira pedos.
Un paseo por las nubes
Ser invitado a pasar un año, o dos, en una Universidad de la Historieta (existen, sí) es el sueño de cualquier dibujante. Pero en el caso de Liniers, los sueños no solo se cumplen, sino que se superan a sí mismos.
Recordemos uno: en el 2014, una ilustración suya fue tapa nada más ni nada menos que del The New Yorker. Sus seguidores de Estados Unidos (país en el que además ya había editado) se quedaron con ganas de liniersmanía, y es por eso que lo invitaron con una beca a una de estas universidades.
"La idea no es quedarme a vivir para siempre, pero al menos un año o dos", comenta, y agrega que todos sus trabajos en Argentina van a seguir marchando como siempre: Macanudo (que publica desde hace años en diario La Nación), La Editorial Común, ferias del libro, etcétera…
-Nos dejás tranquilo, pensábamos que ya te perdíamos.
-¡Nooo! Vamos un ratito nomás, a festejar Halloween, el Día de Acción de Gracias, y después volvemos...
Ficha
Los ilustres Liniers & Montt- Stand Up Ilustrado
Fecha y hora: Sábado 18 de junio, a las 21.30
Lugar: Cine Teatro Plaza (Colón 27, Godoy Cruz)
Entradas: $200, $250, $300 y $350, en Chamu Rockería (Galería Independencia), Tarjeta Nevada (Sucursal Nevada) y boletería del teatro.