Cuando Los Andes recibía las respuestas de esta entrevista, el país se conmocionaba por el femicidio de Camilia Tarocco en Moreno (Buenos Aires). Lucía Vassallo, directora del documental "Línea 137", fue clara al calificar al machismo como otra pandemia más que azota al mundo: en Argentina, solo en lo que va de la cuarentena obligatoria, ya hay más de 20 casos.
Con guion de la escritora, periodista y militante Marta Dillon, "Línea 137" aborda el trabajo silencioso de las psicólogas y trabajadoras sociales que trabajan conteniendo a las víctimas de violencias familiar desde la línea 137. La idea ya había comenzado a madurar en Dillon hace años, y en 2016 le ofreció a Vassallo un guion ya listo: lo había escrito basándose en las investigaciones que venía haciendo desde su rol como editora del suplemento "Las 12" de Página/12.
Pero además, "me pareció muy interesante porque el punto de vista para hablar sobre la violencia de género estaba puesto en las personas que le ponen el cuerpo diariamente a estas situaciones tan graves que vivimos como sociedad", asegura Vassallo sobre su segundo documental (el primero fue "La cárcel del fin del mundo").
Entre finales de 2018 y finales de 2019, el equipo siguió atentamente, con el afán antropológico que distingue cualquier documental, a las personas que están detrás de esa línea y que vivencian en carne propia los efectos de la violencia machista.
Ahora, en el marco de las medidas que tomó el Incaa (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) para estrenar cine nacional en tiempos de cuarentena, "Línea 137" podrá verse hoy y el sábado próximo a las 20 en Cine.Ar TV. De forma online, arribará a Cine.ar Play mañana, y estará disponible hasta el 24 de abril. Desde el jueves 30 de abril quedará en la plataforma en alquiler, pagando el precio simbólico de una entrada de Espacios Incaa ($30).
-¿Qué preguntas te hiciste como directora al iniciar este proyecto y cómo las respondiste?
-Fueron muchas. La verdad es que me las fui haciendo mientras fui filmando el documental, porque fue muy diferente todo lo teórico que yo sabía sobre la Línea 137 con lo que me fui encontrando en el trabajo de campo que hacen las operadoras.
La línea funciona como línea de teléfono en todo el país, pero en determinadas ciudades como Capital Federal, Resistencia (Chaco) y tres ciudades de Misiones tiene unos equipos móviles que asisten en persona a las víctimas cuando no se las puede terminar de ayudar telefónicamente. Hacíamos guardias con ellas en las comisarías y cuando se tenían que trasladar, nosotras con un equipo de filmación nos trasladábamos con ellas: íbamos a juzgados, casas, comisarías, hospitales, a la calle, o donde sea que estuviera la víctima. Y en cada caso me hice preguntas diferentes y me las respondí de diferentes maneras.
-¿Un caso que recuerdes especialmente?
-El caso del arrepentimiento, en Resistencia. Cuando estaba la mujer haciendo la declaración ante un policía en una comisaría, acompañada por la línea, porque había sido maltratada física y psicológicamente, en el medio de su declaración se arrepintió de la denuncia que estaba haciendo y la quiso detener (la denuncia la había hecho su hija de 15 años, que estaba presente). Todos nos quedamos mirándonos y las psicólogas quisieron hacerle entender de que era muy grave lo que le estaba pasando. No quiso y hubo que llevarla a su casa, justo cuando su marido estaba entrando. Pese al peligro, se bajó con su hija y entraron a la casa.
Le pregunte a las chicas por qué las dejaban irse en esa situación y ellas me dijeron que había que tener en cuenta su palabra y sus deseos, porque siempre habían sido violentados: había que respetarla. Ahí empecé a cuestionarme un montón de cosas que creía que entendía sobre el género y así, de a poco, fui viviendo cada caso...
-¿Cuál fue el límite de tu cámara?
-Desde el inicio, la propuesta de Marta fue que no revictimizáramos a las víctimas y obviamente que no las expusiéramos, porque podía ser muy peligroso que un agresor se enterara de que estaba denunciando y además siendo parte de una película. Además, al momento de hacer una denuncia están judicializadas y tampoco se pueden exponer de esa manera. Entonces fue esa la primera premisa: que la cámara fuera muy cuidadosa y ante todo preservarlas a ellas. Obviamente, después del consentimiento, siempre les explicaba que el punto de vista eran las operadoras y operadores de la línea y que sus voces también iban a ser modificadas, y así fue.
Por otro lado, yo como directora elegí mostrar sus cuerpos totalmente desestructurados y vistos por partes, porque me pareció una metáfora del estado en el que se encontraran ellas.
-El hecho de que sea una directora la que trate estos temas, ¿habilita otra mirada o sensibilidad?¿Existe sororidad entre la cámara y las mujeres?
-Puede ser que como mujer tuviera una sensibilidad, porque estoy trabajando con mujeres: casi el 99% de los casos fueron mujeres, la gran mayoría de las operadoras de la línea son mujeres y es verdad que entre nosotras se daba una empatía, una sororidad, un vínculo que tenemos sobre todo las mujeres que queremos cuidar a otras mujeres en estas situaciones.
El guion que había ideado Dillon hace años terminó de cobrar forma en la sala de montaje, en base a 50 casos filmados a lo largo de seis semanas (intermitentes) en el lapso de un año. En el medio, "hubo que rearmar el equipo en un par de situaciones, porque algunas personas decidieron no continuar, por el grado de angustia y peligro al que se exponían en el rodaje", comenta Vassallo.
La parte más difícil fue, sin embargo, todo lo referido al registro en instituciones. Pese a tener permisos tramitados, muchas veces solo pudieron capturar audios.
-En relación a la pandemia, poco se habla de las mujeres que quedaron "atrapadas" con sus agresores. ¿Sabés cómo vive la Línea 137 estos días?
-Esta situación obliga a que muchas mujeres tengan que estar 24 horas con sus agresores. Antes quizás convivían unas cuantas horas, porque existían los trabajos, porque se tenía la posibilidad de salir a la calle con cualquier excusa... Las cifras son alarmantes, yo estoy en contacto permanente con los operadores de la Línea 137 y me contaron que también tuvieron que dar apoyo a la Línea 144 (para mujeres que en cualquier parte del país estén en situación de violencia), que también está desbordada de llamados. No sé bien las cifras a las que se han llegado en estas semanas, pero sé que ellos están pasando situaciones de estrés enorme en esta cuarentena. De hecho, el presidente tuvo que sacar un permiso de circulación "extra" para personas mujeres que estén en peligro en sus casas y para el colectivo LGTB. Es un claro ejemplo de lo que está sucediendo. A mí me desespera bastante la situación y creo que es fundamental que se conozca a través del documental esta línea y se repliquen los equipos. He visto situaciones en las que sus maridos retienen sus documentos para que no puedan denunciar. Muchas veces no tienen ni siquiera cargas en las tarjetas de transporte público. Las líneas en estos casos de encierro y violencia no siempre alcanzan. Como sociedad tenemos que empezar a encontrar más instituciones para afrontar esta pandemia que es el machismo.
Datos de interés
Si sufrís violencia de género llamá al 144. Esta línea telefónica nacional está destinada a brindar información, orientación, asesoramiento y contención para las mujeres en situación de violencia de todo el país, los 365 días del año, las 24 horas, de manera gratuita.