La velocidad máxima a la que pueden circular los vehículos de transporte de pasajeros y de carga ya no dependerá de la voluntad del chofer. De ahora en adelante, todos las unidades nuevas destinadas a transportar pasajeros y carga en el país deberán tener un límite de velocidad desde su fabricación. Los usados también, aunque tendrán plazos para adecuarse.
La resolución del ministerio de Transporte de la Nación pretende, en primer lugar, reducir la cantidad de accidentes por exceso de velocidad. Y parte de la siguiente base: cuando se multa a un conductor por transgredir los límites, la falta ya fue cometida.
“La experiencia recogida indica que controlar las velocidades máximas no siempre permite revertir la conducta imprudente, con la agravante de que el control, incluso cuando es exitoso, se verifica mediante la transgresión ya cometida”, indica la resolución.
De este modo, establece que los vehículos cero kilómetro destinados al transporte de pasajeros interurbano, micros de larga distancia, combis habilitadas para el traslado de pasajeros y el transporte público urbano que circule por autopista deberán salir de fábrica con un límite de velocidad de 100 km/h.
¿Cómo se hace? Se contempla que “todas las unidades cero kilómetro disponen de computadora de abordo y que la limitación de la velocidad máxima de los rodados sólo requiere de una simple operación sobre el software por parte de la terminal automotriz”.
Los camiones tendrán limitada su velocidad máxima a 90 km/h (tendrán un año para adaptarse) y los colectivos que circulen dentro de los cascos urbanos podrán hacerlo hasta 60 km/h.
La norma publicada el viernes en el Boletín oficial obliga, además, a las automotrices a tomar medidas técnicas para que los choferes no puedan descalibrar los vehículos.
Se empezará por los nuevos, pero los usados también deberán adaptarse una vez que se dé a conocer el cronograma de adaptación y se pongan en vigencia créditos blandos para poder poner el sistema en las flotas.
La medida también busca ahorrar combustible y reducir el impacto ambiental, ya que bajar la velocidad permite reducir la contaminación y los gases de efecto invernadero.
