Si bien no hay en quienes denuncian un proceso de concentración de la propiedad agraria, una explicación clara sobre las características, o las causas del mismo, parecería que existiera algo así como un avance de empresas de mayor tamaño absorbiendo las más pequeñas. Sin embargo este proceso no parece que esté ocurriendo.
Es muy difícil, por ejemplo, encontrar a alguien que compró veinte propiedades de 10 has. para hacer una de 200 has. Más bien lo que se observa es el cambio de manos de propiedades de empresas, familias o personas, que salen del negocio y venden a otros que se amplían en él. Y en no pocos casos, ampliaciones importantes han ocurrido en zonas que no estaban cultivadas o cambiaron unos cultivos por otros.
En otras palabras, las propiedades grandes no parece que se hayan hecho por absorción de las chicas, ni las propiedades grandes parecen ser la causa de que hayan desaparecido cultivos de vid o de otras especies de las pequeñas propiedades. Por lo tanto hay que explorar otras causas y lamentablemente no parece haber (si las hay no se conocen públicamente) estudios que indaguen sobre estos problemas.
Sí los hay, por ejemplo, sobre una causa importante del abandono de explotaciones agrícolas como es el envejecimiento de los propietarios y las dificultades para que sus herederos puedan y quieran seguir a cargo de las mismas.
Otra situación conocida, no solo para las explotaciones agrícolas sino para las pymes en general, es el de las familias que crecen más rápido que la empresa. Este fenómeno es menos visible y produce más efectos negativos en las explotaciones agrarias. Familias en las que los hijos no quieren seguir el trabajo, que hicieron camino en otras cosas (buena parte como profesionales) y que sólo les interesa la venta de la propiedad para recibir una herencia o una subdivisión con igual finalidad.
La legislación sobre la herencia en la propiedad rural ha sido y sigue siendo la principal causa de la creación de minifundios y el minifundio, por improductivo, es la razón del deterioro de la estructura agraria de Mendoza. Pero no sólo de esta última; la creación de minifundios en los alrededores de centros urbanos ha sido y es la causa del deterioro territorial, a pesar de la existencia de leyes y organismo burocráticos de ordenamiento territorial.
Los propietarios de minifundios improductivos son los que por necesidad y conveniencia estimularon los loteos y la caótica expansión urbana aprobada y/o promovida por los municipios. Mientras el problema del minifundio no encuentre solución económica y jurídica, el proceso de deterioro agrario, urbano y ambiental seguirá su curso.
A menudo se habla de “expulsión” del productor (¿propietario?) que se va a engrosar los asentamientos urbanos o periurbanos. Sería bueno conocer cuántos ex propietarios agrícolas viven en esos asentamientos. O cuántos fueron obreros rurales o contratistas de viñas los que se vieron obligados a seguir ese camino.
Estas afirmaciones, para una mejor fundamentación empírica, necesitan estudios técnicamente bien hechos. Es notable que habiendo tantos profesionales en ciencias sociales en dependencias del Estado, en centros de investigación, en las universidades, no haya abundancias de trabajos que respalden las habituales afirmaciones de gente del sector rural yendo a las villas miserias (ahora eufemísticamente denominados “asentamientos”). Hay abundantes ejemplos de asentamientos urbanos que ocuparon (usurparon) propiedades productivas y propiedades públicas, que se ubican al borde de cauces de agua y que van degradando las propiedades productivas aledañas por robos, vandalismo, inseguridad, por lo que éstas van siendo abandonadas.
Estos problemas no se van a resolver con demagogia y discursos sensibleros. Hay que estudiar en serio y actuar en consecuencia con ideas claras sobre lo que se quiere hacer.
