Racing Club le ganó anoche a Estudiantes de La Plata por 2-1 con autoridad y jugará una imperdible llave a partido y revancha con su clásico rival, Independiente, para definir la última plaza argentina en la Copa Libertadores 2016.
El mediocampista neuquino Marcos Acuña, con un derechazo de media distancia al ángulo superior izquierdo, y el defensor cordobés Luciano Lollo, de cabeza, anotaron los goles del local en el Cilindro de Avellaneda, a los 21 minutos del primer tiempo y 16 del segundo, respectivamente.
El ingresado Diego Mendoza descontó para la visita a los 36. En el primer clásico, que jugará de visitante en el estadio Libertadores de América, Racing no contará con su emblema y capitán, Diego Milito, que fue expulsado por primera vez con la camiseta ‘académica’, justo la noche del festejo de su partido número 200 en el club.
Fue un 2 a 1 sufrido de manera impensada, porque el local fue muy superior durante gran parte del juego. Marcos Acuña abrió el mismo con un golazo, mientras que tuvo para ampliar el propio Milito, aunque definió desviado. Por su parte, poco y nada del visitante, que apeló más al juego brusco al verse superado en lo futbolístico.
Sin ir más lejos, Acuña lo volvió loco a Leonardo Jara, al punto que el defensor fue expulsado en el complemento por una fuerte entrada al volante, dejando con diez al pincha.
Y como si eso fuera poco, al instante de la roja al jugador de Estudiantes llegó el segundo tanto de Racing (15 minutos). Centro al área desde la izquierda y frentazo de Luciano Lollo para el 2 a 0 que parecía dejar definida la historia en el Cilindro.
Sin embargo, una roja a Milito a los 22' por un planchazo a Juan Sánchez Miño (decisión exagerada de Néstor Pitana) cambió todo el trámite del partido, más aún cuando Diego Mendoza achicó diferencias a diez del final.
A partir de ahí, la tranquilidad de Racing desapareció y el club de Avellaneda se metió atrás, no pudo cerrarlo y tuvo que aguantar la victoria ante un Estudiantes que fue sin claridad, pero que le bastó para asustar con un centro que cruzó el área y en el que de casualidad no apareció nadie para empatar. Así, con sufrimiento y con el sabor agridulce por ganar el juego y perder a Milito, la Academia se clasificó.
