El Partido Socialista (PS) recuerda con cierto sabor amargo tiempos no tan lejanos, donde desde Santa Fe, fundamentalmente, y con algunas auspiciosas ramificaciones por el país, asomaba como una fuerza de centro-izquierda con cierto poder electoral: de hecho, en 2011, una coalición electoral encabezada por el socialista Hermes Binner (entonces gobernador santafesino) como candidato a Presidente, acompañado por la cordobesa y por entonces aliada a Luis Juez, Norma Morandini, consiguió el 17% de los votos a nivel nacional.
Por esos años, además, el socialismo acumulaba una decena de diputados nacionales, que funcionaban en tándem con diputados independientes del llamado "espacio progresista"; también tenía un par de senadores nacionales y una fluida relación con un sector de la CTA.
Las elecciones legislativas del año pasado revelaron la crisis que se estaba acumulando: el Frente Progresista salió tercero en Santa Fe, detrás de Cambiemos y el peronismo. El socialismo perdió buena parte de los radicales que acompañaban la alianza santafesina desde 2003, vio cómo su histórica aliada, Margarita Stolbizer, se asociaba con Sergio Massa en Buenos Aires (en un pésimo negocio electoral), y quedó reducida su presencia en el Congreso a una sola banca, representada por el aguerrido diputado nacional Luis Contigiani.
Contra el derrotismo
El gobernador santafesino Miguel Lifschitz y el PS se propusieron intentar romper la dinámica derrotista. Días atrás, Lifschitz mantuvo reuniones por separado con Stolbizer y con el más rebelde de los radicales orgánicos, Ricardo Alfonsín.
“El progresismo tiene más potencial que los votos que consiguió el año pasado”, confió un colaborador de Lifschitz. “Conversando con Margarita Stolbizer, sobre política, ética y futuro. Argentina necesita enriquecer y ampliar el debate y la agenda pública y Marga es una referencia necesaria para eso”, dijo Lifschitz en un tuit.
En Santa Fe, el GEN sigue adhiriendo al Frente Progresista, pero lo cierto es que Stolbizer, la única figura de peso de ese partido, aún no rompió su alianza bonaerense con Massa, pese a la mala performance electoral del 2017 (terceros, lejos, en Buenos Aires). Si Massa continúa acercándose al PJ anti-K que lo viene seduciendo para que encabece la renovación partidaria del peronismo, Stolbizer ya avisó que tomará otro camino. Donde podría reencontrarse con sus viejos socios del PS.
Lifschitz también se tomó un café con Alfonsín, uno de los pocos radicales con nombre importante que se animó a apoyar la alianza progresista en Santa Fe contra el oficialismo de la UCR que apostó a Cambiemos. Alfonsín, sin su banca de diputado nacional, apostará a aglutinar radicales disconformes con las políticas del gobierno de Macri.
Según trascendió, el socialismo sostendrá pronto reuniones con referentes de Libres del Sur, del radicalismo y de los movimientos sociales.
Si en Santa Fe el PS corre el riesgo de perder el gobierno provincial en 2019, el panorama en otras provincias tampoco es alentador. En la ciudad de Buenos Aires, el referente socialista Roy Cortina deberá barajar y dar de nuevo.
Su aliado Martín Lousteau quiere disputarle el gobierno a Horacio Rodríguez Larreta, pero desde una interna de Cambiemos, lo que deja afuera al PS. En Córdoba, otrora plaza interesante, tiene al juecismo en crisis y completamente asimilado a Cambiemos. "En Mendoza tenemos muy buen diálogo con el gobernador Cornejo, de mucha colaboración, pero es solo una relación institucional", admiten. No hay mucho más.