Lidia y Eugenia Vautier, íconos de las relaciones institucionales de Mendoza

Eugenia posee la herencia de gestión con el sello materno de Lidia; ambas mendocinas llevan las relaciones institucionales en la sangre.

Lidia y Eugenia Vautier, íconos de las relaciones institucionales de Mendoza

Por Florencia Da Souza

Referente de las Relaciones Institucionales de la provincia, María Lidia Vautier, deja luego de más de cuatro décadas su función en la Bolsa de Comercio de Mendoza. Eugenia de la Reta Vautier es su sucesora. Una profesión que les apasiona y una relación más allá de la de madre–hija.

Mientras que en las generaciones actuales de profesionales, los cambios de trabajo, los permanentes intercambios de funciones dentro de las empresas y las ansias de nuevas experiencias son una constante, todavía están aquellos que cuentan con un único puesto durante toda su vida laboral; un puesto que acompañó no sólo su crecimiento profesional, sino también personal; un puesto al que le dedicaron todo, tal vez, mucho más tiempo incluso que al de sus propios hogares.

Este es el caso de María Lidia Vautier, quien recientemente y con más de 40 años de trayectoria, se jubiló de su función como responsable de Relaciones Institucionales de la Bolsa de Comercio de Mendoza. Y aunque, luego de tantas décadas al frente de este cargo, sabe que es una etapa concluida, no duda en afirmar que "le ha puesto la vida a su trabajo". Sin embargo, su alejamiento de la entidad no es definitivo; su hija Eugenia de la Reta (34) –quien ha seguido sus pasos profesionales- es quien ha recibido su legado y continúa en el puesto que inició su madre. Actualmente, es la secretaria de Presidencia y Directorio y la responsable de Relaciones Institucionales.

MADRE

Fiel a su estilo y con la capacidad para organizar cualquier reunión o acontecimiento, la entrevista pareciera ser un evento planificado por ella: dispone el punto de reunión, el horario, ordena café y sin preámbulos, comienza a contar sus inicios en la actividad laboral. Resta nada más, sentarse a escucharla y observar el afecto que expresa en cada historia que cuenta.

"En 1971, con 18 años, entré a trabajar en Casa de Gobierno. Quien logra que a mí me gusten las Relaciones Públicas y los temas de Protocolo es Kelita Coromina Segura; en ese entonces, ella trabajaba en Ceremonial de gobernación. Ella fue mi maestra en la materia", recuerda. Así, comenzó a trabajar en la organización de las Vendimias y eventos similares. En 1976 y por intermedio de William Vilches, María Lidia ingresa a la Bolsa de Comercio de Mendoza. Recién, a principios de los ochenta, arranca en el puesto de Relaciones Públicas.

"No existía el cargo y yo tuve la iniciativa; sobre todo, para organizar algunos eventos como muestras de arte, seminarios sobre Comercio Exterior, jornadas para empresarios, reuniones de presidentes de Bolsas y Mercados del país. Es un puesto de gran importancia que hacía falta cubrir y con una persona específica que supiera del tema", cuenta Vautier. En esto de recordar sus primeros pasos en la Bolsa, María Lidia apresura un agradecimiento especial a Vilches y también a Ernesto Pérez Cuesta, quien fuera presidente de la entidad. "A través de ellos dos, extiendo mi agradecimiento a todos los presidentes con los que trabajé. De todos, guardo excelentes recuerdos", afirma.

HIJA

Eugenia, la hija menor de María Lidia, está sentada a su lado y escucha atentamente las historias de su madre. Sabe que tiene mucho que aprender todavía, pero se siente confiada. Tiene a su gran maestra en casa y además, pudo estudiar la carrera de Ceremonial y Protocolo en la Universidad del Aconcagua, abierta desde hace muy pocos años. Una suerte que no tuvo María Lidia que sólo cosechó experiencia a través del mismo trabajo y los seminarios que se dictaban de la materia. "Leía muchísimo, hacía cursos en Buenos Aires. Me incliné por las relaciones del área empresarial y al ceremonial y protocolo. Mi libro de cabecera es el del embajador Blanco Vitalta, que es un experto en estos temas", cuenta María Lidia.

Todo ese bagaje, Eugenia lo toma para sí y para poder estar a la altura de todo lo desarrollado por su mamá. Desde muy jovencita, la ayudó en cada acontecimiento que María Lidia organizaba. Y fueron muchos. "Desde los 13 años, la ayudaba en todos los eventos: desde la oficina con las bases de datos, actualización de información, entrega de correspondencia, confirmaciones, etc", relata Eugenia.

Sabe que su mamá siempre va a ser su ayuda, que ante cualquier consulta, puede levantar el teléfono y tendrá su consejo. "Ahora, las consultas siempre se las hago en horario de trabajo; no en los tiempos de madre-hija", suelta entre risas. Recientemente, Eugenia tuvo su debut como única organizadora de la muestra de arte Civit-Thormann-Civit, en la Bolsa de Comercio y desde aquí, ya le está imprimiendo, a estas clásicas exposiciones, su sello propio. "No quiero que sean muestras acartonadas; quiero abrir el espacio a nuevos artistas y que existan variedad de obras más accesibles a todos los bolsillos. Además, de la recepción que normalmente organizamos en las aperturas, esta vez, invité a un coro para amenizar el momento. Salió espectacular", dice.

¿Si siente el peso de ser la hija de María Lidia a la hora de desarrollar su trabajo? "Sí –contesta, sin dudas- pero está bueno. Siento la responsabilidad, pero también logro que se me respete".

RECONOCIMIENTOS Y TRABAJOS

Semanas atrás, María Lidia fue reconocida por la Universidad del Aconcagua como referente de las Relaciones Institucionales y Ceremonial y Protocolo de la provincia, junto a otros colegas que "son tan o más referentes que yo en el tema", aclara. Pero, un título que ostenta ella sola es el de haber sido la primera mujer directora de Ceremonial y Protocolo del Gobierno local. Fue en 1987, durante la gestión de José Octavio Bordón, quien la convocó para ser parte de su equipo de gobierno. "No renuncié a la Bolsa, aunque me tomé licencia y volví cuando la gestión había terminado", relata.

"Siempre, me dejaron volar en lo que respecta a lo que emprendí y sugerí en el marco laboral. Por eso, soy una agradecida…. Una eterna agradecida de la vida en todo aspecto y me siento más que orgullosa que una hija mía quede en el lugar en el que yo he puesto la vida"

Fue a mediados de los ochenta, cuando también crea su propia empresa de organización de eventos y en la que su hija empieza a involucrarse. "Suspendí la actividad privada cuando estuve en la gestión pública y luego retomé hasta hoy", resume María Lidia.

La serie de actividades de Argentina en Mendoza, la inauguración del Mendoza Plaza Shopping, de los cines Village, de la bodega Ortega Fournier, del Barrio Palmares son, apenas, algunos de los grandes acontecimientos que tuvo a su cargo. La lista continúa: desde hace siete años está al frente del área de Protocolo del Desayuno de la COVIAR; en 1992 estuvo en la organización del Encuentro de presidentes del Mercosur en Las Leñas, contratada por Cancillería Argentina, bajo la presidencia de Menem y formó parte del equipo de trabajo de la presentación de “Vino, bebida nacional” en el Correo Argentino y Tecnópolis, en Buenos Aires.

"Ha habido muchas falencias en la organización de eventos y el trabajo coordinado y en equipo siempre han sido mi fuerte", afirma María Lidia, quien se autodefine como creativa, planificadora y organizada. Repetimos: 39 años en su función en la Bolsa de Comercio; 44 años completos de trabajo entre la actividad pública y privada. Con bastante resto todavía, fue voluntaria de CONIN – Cooperadora para la Nutrición Infantil- y desde hace 15 años es parte de la Comisión Directiva de AMEM -Asociación Mendocina de Esclerosis Múltiple-.

Como broche de oro a su actividad en la Bolsa de Comercio, Antonio Sarelli y José Bermúdez –dos maestros del arte local- expusieron juntos y esa fue su gran despedida. "Soy muy amiga de ellos y de otros muchos. Siempre que los convoqué, me acerqué personalmente a cada uno; iba a sus casas, tomábamos café y así fui logrando que nos acompañaran con sus muestras", comenta y aclara: "las muestras las realizamos bimestralmente y un 80 por ciento de las personas que concurren jamás habían entrado al edificio anteriormente. Logramos que empezara a conocerse una Bolsa de Comercio distinta; además, de brindarle nuestro apoyo a los artistas".

"Las consultas a mi mamá siempre se las hago en horario de trabajo; no en los tiempos de madre-hija"

Hoy, desde su casa en Chacras de Coria (lugar en el que nació y se crió) disfruta de sus 3 nietos, de sus amistades y de su espacio. Y aunque continúa con la actividad privada, descansa y confía en que su hija la sucederá a la perfección.

"Siempre, me dejaron volar en lo que respecta a lo que emprendí y sugerí en el marco laboral. Por eso, soy una agradecida…. Una eterna agradecida de la vida en todo aspecto y me siento más que orgullosa que un hija mía quede en el lugar en el que yo he puesto la vida", finaliza.

DEL ÁLBUM DE LOS RECUERDOS

En más de 40 años de trayectoria, María Lidia Vautier atesora un sinfín de anécdotas, recuerdos y encuentros con reconocidas personalidades internacionales, nacionales y provinciales. Uno podría pasar horas escuchando sus relatos sobre acontecimientos y episodios vividos en el marco de éstos. De esos momentos, todavía guarda –muy cuidadosamente- algunas fotografías que aquí comparte con Revista ClubHouse.

1985: María Lidia (de vestido negro) junto al empresario Ernesto Pérez Cuesta, también presidente de la Bolsa de Comercio de Mendoza, en la década del 90.

1993: Junto al ex gobernador José Octavio Bordón y la periodista Mercedes Fernández (recientemente fallecida).

2011: Jorge Pérez Cuesta, por entonces presidente de la Bolsa de Comercio de Mendoza, le entrega una distinción por sus 35 años de trabajo en esa entidad.

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