Vienen semanas definitorias para la organización de la oposición al futuro gobierno kirchnerista. En los primeros días de diciembre, poco antes del recambio institucional, se resolverá la pulseada por la conducción de Juntos por el Cambio en el Congreso. Por lo menos es el plazo máximo y la mayoría, tanto en el radicalismo como en el Pro, coincide.
El 6 o el 7 debería ser la definición. Para la política mendocina, una mirada especial por el protagonismo que tiene Cornejo en el plano nacional.
Justamente, es en la Cámara de Diputados donde se presenta un mano a mano interesante por el lado del radicalismo, con el aún gobernador de Mendoza como uno de los protagonistas. La puja para Cornejo no es sencilla, ya que el cordobés Mario Negri, con deseos firmes de continuar liderando la importante bancada, estaría reuniendo una cómoda mayoría de adhesiones de los integrantes del bloque. ¿Es un reconocimiento a la trayectoria y a una postura siempre más moderada del cordobés con respecto a las decisiones de Macri y su entorno? Probablemente. Aunque los hechos seguramente le irán marcando al nuevo espacio opositor los pasos a seguir según cómo se instrumenten las políticas del nuevo gobierno.
Entre los allegados a Cornejo nadie da por caída la batalla por la conducción del bloque.
Todo lo contrario. Apuestan en parte a la decisión que tomen algunos legisladores que aún no han definido su preferencia, pero no dejan de observar, por otro lado, el comportamiento del macrismo, que tiene algunas desinteligencias internas que son una especie de continuidad de enojos y pases de factura acumulados a lo largo de los años en los que les tocó ser oficialismo.
En ese contexto no se observa por ahora nigún escenario de ruptura en la coalición que en breve pasará a ser la primera oposición al kirchnerismo. Del lado de Cornejo, independientemente de la disputa por el bloque y otras diferencias, también se hace una fuerte apuesta a mantener unido el espacio como garantía de contrapeso institucional.
Se habló en la semana de un posible acercamiento que permitiese que Cornejo conduzca la bancada radical y Negri continúe al mando del interbloque, pero esa variante no resultó hasta ahora como vía de negociación.
El resultado de las elecciones del 27 de octubre mucho contribuyó para que se hicieran distintas lecturas con respecto al repunte en las urnas. Están los macristas de gran cercanía al todavía Presidente que entienden que la figura referencial sigue siendo éste, y también los que, como Cornejo, manifiestan que el 40 por ciento obtenido es compartido por el esfuerzo de campaña que hizo el radicalismo en las provincias donde sigue siendo más fuerte electoralmente.
Argumentos válidos por ambos lados, aunque habría que determinar qué dirigente, tanto en el Pro como en los demás partidos de la coalición, tiene capacidad para juntar miles de personas en espacios públicos como lo hizo Macri en su mano a mano con la gente durante un mes después de las PASO.
Uno de los referentes del macrismo que apuntaló la idea de Cornejo fue el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, de paso por Mendoza. Dijo el funcionario coincidir con el radical en que los votos de las presidenciales no son de Macri sino de Juntos por el Cambio.
Vale destacar que Frigerio, un economista transformado en inteligente negociador con las provincias durante toda la gestión de Macri, de algún modo integra esa suerte de corriente interna del Pro que es autocrítica con aspectos de los cuatro años de gestión, más allá de su pertenencia inamovible al gobierno en todo su trayecto.
Frigerio es, además, junto a muchos funcionarios y allegados al macrismo, uno de los que más respetan a Cornejo como dirigente y referente. Por eso también en las recientes apreciaciones sobre el mendocino dijo que las declaraciones que hace no tienen que "caer mal". Y su mayor respaldo surge cuando señala que "Cornejo ha tenido una actitud valiente planteando cuestiones que para muchos eran evidentes pero que no las ponían sobre la mesa".
Obviamente, Frigerio se refirió a la actitud que adoptó la UCR desde que el mendocino se hizo cargo de la presidencia del Comité Nacional partidario. Fue con el arranque de 2018, después de haber sido electo como un dirigente de consenso en remplazo de José Corral.
Existía ya en ese momento una buena relación con el presidente Macri, que desde mucho antes venía observando a Cornejo como un buen administrador y gestor.
Probablemente no haya tenido previsto Macri contemplar en carne propia lo que significa consensuar con una personalidad política tan directa, como bien señaló Frigerio, que tuvo como funcionario nacional un trato más directo y prolongado con el gobernador mendocino.
No hay que olvidar que Corneljo fue muy crítico, junto a Carrió en ese momento, con el plan tarifario de servicios públicos que tanto impactó por la quita de subsidios. Y definió este año, en abril, un plan de urgencia para contener la escalada de precios e intentar reactivar el consumo. Su aporte y el de sus colaboradores mucho sirvió en esa oportunidad al gobierno central. Por eso nadie se puede sorprender en estos tiempos en el macrismo con las exigencias de una mayor participación respecto de los temas estratégicos del país que Cornejo reclamó desde que asumió en la UCR. Siempre pidió más participación en la toma de decisiones. Y ahora, en el rol opositor, también pretenderá que los lineamientos para acordar o no con el gobierno de Alberto Fernández surjan de una decisión conjunta de la mesa que se constituyó en la semana durante la reunión que Macri encabezó en Olivos.
Y con respecto a los liderazgos dentro del espacio que conforman los tres partidos y Pichetto, la posibilidad de una conducción compartida sin la presencia de Macri es algo que se tuvo previsto hasta pocos días antes de las elecciones de octubre sin que ello significase negar la importancia del Presidente, al que Cornejo buscó apuntalar públicamente en el último tramo de la campaña nacional, especialmente después del rotundo aval a su gestión en las elecciones locales de fines de setiembre.
Dejar pasar la oportunidad de conducir el bloque en Diputados no afectará políticamente al mendocino, según aseguran quienes lo frecuentan. La retención de la presidencia del partido radical, algo que no lo seduce del todo, le servirá para mantener protagonismo y ser voz cantante en esa mesa de estrategias que se puso en marcha con Macri a la cabeza, aunque nadie duda de que aun sin la conducción partidaria Cornejo está en condiciones de participar y ser escuchado.
Más que firmas de adhesiones (el método para resolver la interna en el bloque), el reclamo es de discusión de formas. ¿Cómo se colocará el radicalismo de ahora en más en la coalición opositora? ¿Sujetos a Macri o como participantes activos?
El concepto de un liderazgo compartido (horizontal, según la definición de Cornejo) parece ser el que más va encarnando en Juntos por el Cambio, con el objetivo de transformar la cerrada mesa chica de los cuatro años de gobierno de Macri en una amplia mesa que sirva de plataforma para un relanzamiento del espacio. ¿Hablar de candidaturas? Demasiado pronto cuando aún no se termina de asimilar una derrota y ni siquiera se asume el nuevo rol en el que colocó a la coalición el voto de la gente.