En una jornada histórica para la izquierda de la región, el ex presidente de Brasil, Lula da Silva, recuperó su libertad.
Tras 19 meses en prisión como parte de una condena de 8 años y 10 meses por corrupción, el ex mandatario, de 74 años, quedó libre después de que el juez federal Danilo Pereira Junior así lo dictaminara.
La decisión se produjo un día después de la sentencia del Tribunal Supremo (STF), que determinó que las penas de prisión empezarán a cumplirse sólo cuando el acusado agote todos los recursos disponibles. Citando la decisión del máximo tribunal judicial, el magistrado de ejecución de penas determinó en un fallo de menos de dos páginas que ya "no existen fundamentos para la ejecución de la sentencia".
Lula fue recibido por una multitud de seguidores, que lo esperó gritando "¡Lula libre! ¡Lula libre!" y ante la que brindó un discurso en el que acusó a la Justicia, a la Policía y al Estado brasileño, de intentar "criminalizar" a la izquierda por los 580 días que permaneció encarcelado en Curitiba.
"Necesitaba resistir para luchar contra el lado podrido del Estado, de la Policía Federal, del Ministerio Público, de la Justicia. Trabajaron para criminalizar a la izquierda, a Lula y al Partido de los Trabajadores", dijo emocionado.
Entre otras cosas, el antiguo jefe de Estado (2003-2010) acusó al actual mandatario, Jair Bolsonaro, de mentir. "Salgo de aquí con un gran sentimiento de agradecimiento. Quiero probar que este país puede ser mucho mejor cuando tenga un Gobierno que no mienta en Twitter como hace Bolsonaro", manifestó.
Lula estuvo preso por una condena promulgada por Sérgio Moro, hoy ministro de Justicia, que le consideró culpable por corrupción pasiva y lavado de dinero por beneficios recibidos de una constructora. "Hay un grupo de mafiosos en este país. Ese golpe que hicieron para intentar, liderados por la red Globo (TV), ponerme como un ladrón", acusó el antiguo líder sindical.
También atacó a Moro, quien fue nombrado por Bolsonaro: “Si tomamos a Dallagnol (otros de los jueces que lo procesó), Moro y otros inspectores y los metés dentro de un exprimidor, lo que sobra de ellos no es ni 10% de la honestidad que yo represento en este país”.
Los analistas políticos creen que Lula podría encabezar a la oposición, que ha sido desmoralizada por los escándalos de corrupción, el proceso de destitución de Dilma Rousseff -sucesora de Lula-, el encarcelamiento del propio Lula y más recientemente por una derrota aplastante en las elecciones presidenciales de 2018.
Aparte de su promesa de erradicar la corrupción y frenar la violencia, Bolsonaro realizó una fuerte campaña contra el PT y ganó las elecciones del año pasado con el 55% de los votos.
Lula, que fue presidente de Brasil de 2003 a 2010, era favorito en las encuestas para triunfar en los comicios de 2018, pero no pudo contender debido a su condena.
El ex mandatario dijo que, cuando estuviera libre, recorrería el país para animar a la oposición. Los analistas políticos dicen que podría no enfrascarse de inmediato en una confrontación directa con Bolsonaro y que, en lugar de ello, intentaría influir en las elecciones presidenciales de 2022.
"Lo que hace que Lula sea muy peligroso para Bolsonaro es que comprende el juego a largo plazo", dijo el analista y fundador de la firma Hxagon, James Bosworth.