Facebook sorprendió esta semana con el lanzamiento de su moneda digital bautizada simplemente como "Libra". La intención de la empresa es acercar las transacciones y los pagos online a quienes no cuentan con tarjetas de crédito o cuentas bancarias. Para blindarse de las críticas por su inevitable asociación al bitcoin, Facebook aseguró el respaldo de entidades bancarias, aunque el mercado tiene más dudas que certezas.
¿Qué es exactamente una criptomoneda? Se trata de una forma de dinero que utiliza tecnología de encriptación para que sea segura. Obviamente, las criptomonedas no existen como billetes o monedas físicas, sino como líneas de códigos informáticos con firma digital. Los registros de transacciones suelen ser llevados en bitácoras conocidas como cadenas de bloques.
En este caso, Libra fue concebida para ahorrar, enviar o gastar dinero con la misma simplicidad de enviar un mensaje de texto. A diferencia del bitcoin, apunta a evitar las abruptas variaciones de valor que azotan a las monedas virtuales y que están en constante especulación. Según sus hacedores, el dinero real utilizado para comprar Libra será la reserva y garantía del virtual, cuyo valor reflejará el de monedas estables como el dólar y el euro.
Hasta el momento son 28 las organizaciones que conforman el consorcio que gestionará Libra: PayPal, Mastercard, Visa, Spotify, eBay, Booking, Mercado Pago y Uber, entre otras. "Algunas de las empresas presentes son competidores directos entre ellos y todos estamos en sectores muy diversos, pero compartimos una visión común de hacer para las transmisiones de valor lo mismo que internet ha hecho para las comunicaciones y la información", remarcaron desde la compañía.
De convertir los anuncios en hechos, en el primer trimestre de 2020 Libra ya podría usarse para el intercambio de dinero. ¿Vas a ir al supermercado chino y pagar con el celular? No, ni cerca. Como cualquier moneda, Libra servirá para acceder a selectos servicios y concretar la compra de productos en cualquier parte del globo sin preocuparse por la moneda nacional correspondiente.
"Vemos esto como parte del cumplimiento de la misión de Facebook de conectar a la gente en cualquier lugar y eso incluye permitirle intercambiar valores. Muchos de los usuarios de Facebook están en países en donde hay barreras para acceder a los bancos o al crédito", justificó el vicepresidente de la billetera digital Calibra, Tomer Barel.
La moneda de Facebook cuenta con la codiciada ventaja del apoyo de grandes empresas, lo que le asegura una expansión en el corto plazo. Incluso, no se descarta que revitalice el bitcoin, sumido hoy en un valor que fluctúa demasiado. Lo que 100 dólares significan en bitcoin ahora, dentro de un mes tal vez sean 300 dólares. O todo lo contrario: 2,50 dólares.
Pese a los rimbombantes anuncios, hay cierto desconcierto en torno a la seguridad del proyecto de mercado electrónico. Sin ir demasiado lejos, Mark Zuckerberg todavía no se recupera de los embates por Cambridge Analytica, una firma británica contratada por la campaña de Donald Trump en 2016 y que usó datos de millones de usuarios. Tampoco resulta sencillo hacer borrón y cuenta nueva con el último fallo de seguridad que afectó a 50 millones de cuentas.
Ante la incertidumbre, Facebook reiteró que será un miembro más del consorcio Libra y descartó que la criptomoneda esté ligada al ecosistema de la red social. Ahora: ¿quién (o qué) y cómo se supervisarán las regulaciones de las monedas virtuales?
Legisladores estadounidenses ya pusieron el grito en el cielo y solicitaron que Facebook acepte una moratoria sobre cualquier movimiento en el futuro para avanzar con la criptomoneda. "No podemos permitir que Facebook ejecute una nueva y peligrosa moneda criptográfica de una cuenta bancaria suiza sin supervisión", chicaneó el senador demócrata Sherrod Brown.
Del otro lado del charco tampoco están conformes. El ministro de Finanzas de Francia, Bruno Le Maire, tuvo una reacción similar al pedir una mayor regulación de las empresas de tecnología. "Este instrumento de transacciones permitirá a Facebook recopilar millones y millones de datos, lo que refuerza mi convicción de que es necesario regular a los gigantes digitales", aseveró.