Al menos por un tiempo recuperaron la libertad los acusados de matar a Emilio Esteban Ghione (65), el hombre que hace 11 años desapareció y cuyo cuerpo fue encontrado enterrado en agosto pasado en el patio de su casa, en El Carrizal de Abajo. Los sospechosos son la esposa y uno de los hijos de la víctima.
El resonante caso se destapó luego de que otra de las hijas de este hombre denunciara a su madre y a sus hermanos, y hasta señalara el lugar donde el cadáver estuvo oculto todo este tiempo.
Tras la detención e imputación de Ema Queirolo (50) y Sebastián Ghione (29), la semana pasada se desarrolló la audiencia de prisión preventiva. El fiscal Carlos Torres y el abogado defensor alegaron ante la jueza María Cristina Pietrasanta, quien ordenó un cuarto intermedio.
Este martes se retomó el encuentro y la magistrada decidió liberar a la mujer y a su hijo, con una fianza de $50.000 a cada uno y bajo determinadas condiciones. Esto mientras se espera el resultado de un cotejo de ADN entre los restos hallados y la denunciante, para confirmar la identidad del fallecido.
Es que luego de la declaración, la Policía realizó excavaciones en la finca en donde viven los acusados y así dieron con partes del cadáver. Como los huesos hallados han permanecido enterrados 11 años, su estado no es el óptimo para extraer material genético y esto demorará el proceso unos 50 días. "Más allá de que casi no hay dudas de que esos restos son de Ghione, la decisión de la jueza es lógica porque tenemos que confirmarlo con certezas científicas", confió una de fuente vinculada a la causa.
Además de la denuncia y otros testimonios del círculo familiar, hay un dato que también es revelador: el cuerpo aún conservaba prendas de vestir que coincidían con la última ropa con la que se lo vio vestido a Ghione.
Aunque los acusados han quedado libres transitoriamente, hay pruebas en su contra y una vez que esté el resultado positivo del ADN la fiscalía otra vez ordenará los arrestos. Ambos están imputados por homicidio agravado por el vínculo y por la premeditación de dos o más personas, con pena única de prisión perpetua.
La disputa familiar que rompió un secreto
Una joven que hoy tiene 20 años se presentó hace un mes en la Justicia para pedir que se investigara el asesinato de su padre. Sostuvo que en agosto del 2008 su madre y dos hermanos habían planeado y concretado el homicidio.
En su relato agregó que una tarde Queirolo se la llevó a ella y otro hermano a Palmira, para que no sospecharan lo que pasaría. En la finca se habrían quedado Sebastián y una hermana más, que con un golpe en la cabeza habrían ultimado al progenitor. Tras esto lo tiraron en un pozo y prendieron fuego.
La chica contó que al llegar de Palmira vio movimientos extraños y que su padre nunca más fue visto.
Siempre tuvo presentes las sospechas, hasta que recientemente la esposa de Sebastián le confirmó el plan macabro.
La otra hermana que habría participado del hecho quedó desvinculada ya que se comprobó que era inimputable en ese momento por su edad.