En 2007, la Argentina contó por primera vez con una herramienta de alcance federal que abordara la problemática de la pérdida de bosques, con instrumentos de la política ambiental. La Ley 26.331 ponía en vigencia por primera vez instrumentos tales como el Ordenamiento Territorial de los Bosques Nativos, la Evaluación de Impacto Ambiental para planes que puedan afectarlos, la participación ciudadana en ambos procesos. También la información pública ambiental a través del sistema de estadísticas forestales, y un mecanismo de financiamiento a través del Fondo Nacional para el Enriquecimiento y la Conservación de los Bosques Nativos.
Los primeros 12 años de implementación de la norma, arrojan algunos resultados positivos: hoy todos los bosques de Argentina cuentan con una herramienta fundamental que define cuáles son las áreas de mayor valor que deben ser preservadas (zonas rojas que representan 20% de los bosques del país), las que tienen un potencial de aprovechamiento pero que deben mantenerse como bosques nativos con un manejo forestal sustentable.
También se logró reducir a menos de 50% la tasa histórica de deforestación que había tenido la Argentina desde fines de los 90, hasta la sanción de la ley. Desde 2015, esa tasa se encuentra por debajo del 0,4% a nivel nacional, y en 2018, la tasa de pérdida de bosques de la región Chaqueña (la más afectada por desmontes) fue la más baja de la historia.
Desde 2009, se destinaron más de $ 3.500 millones en transferencias a las provincias para fortalecer el control, y financiar planes de manejo y conservación.
Quedan desafíos importantes que requieren continuidad:
1 - Control de la ilegalidad. Tanto en los desmontes como en el comercio de productos forestales. Para ello la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable puso en marcha el primer Sistema de Alerta Temprana de Deforestación para la región Chaqueña, y el Sistema de Administración, Control y Verificación.
2 - Uso sustentable. Para promover el desarrollo de regiones boscosas es necesario profundizar en la investigación y desarrollo de técnicas de uso del bosque, que incluyan a las comunidades que habitan en ellos. El uso de productos forestales no madereros, el aprovechamiento sustentable de especies de valor como el palo santo o el algarrobo, la planificación del manejo forestal a nivel de cuencas forestales, y el manejo de bosques con ganadería integrada, son líneas en las que se ha avanzado.
3 - Mejora administrativa. Los primeros años de implementación del Fondo, mostraron una eficiencia baja, con más de $ 1.000 millones girados a las provincias que fueron rendidos, fruto de procesos administrativos que demoraban hasta tres años hasta que los recursos llegaban al territorio. En 2018 pusimos en marcha en acuerdo con las provincias, el Fideicomiso Nacional que administra esos fondos con mayor eficiencia.
4 - Reforestación. Fruto del largo proceso de pérdida de bosques que ha sufrido nuestro país, es fundamental avanzar en la restauración de áreas críticas. Para ello la SGAyDS a través del programa ForestAr 2030, lanzó el Plan Nacional de Restauración, que ya lleva más de 4 millones de árboles plantados y más de 35.000 hectáreas (1,5 veces el tamaño de la Ciudad de Buenos Aires) en proceso de recuperación.