Jorge Sosa - Especial para Los Andes
Según las sagradas escrituras, más precisamente el Evangelio de Juan, Cristo llegó hasta donde yacía Lázaro de Betania, muerto de una manera total y le dijo: “Lázaro: levántate y anda”, según las profanas escrituras Néstor le dijo a Lázaro de Santa Cruz “ Lázaro: levántate y construye”. Y agregó: “Dejá el banco que yo te banco”.
Y así ocurrió la cocción a fuego intenso del estofado que ahora se está descubriendo. De comprobarse, sería un desfalco único en la historia de nuestro país y miren que nuestro país ha sido varias veces “desfalcado”. Una enorme burla con la lengua afuera y la billetera abultada, a absolutamente todos los argentinos, porque el robo al Estado, no es el robo a algunos habitantes, es el robo a todos, incluso a aquellos que no tienen nada para ser robados, ni siquiera una hilacha de caldo para mojar un pan duro por las noches.
En estos momentos Báez está en el centro de las acusaciones y en el centro del centro de la indignación nacional. Pero, de ser cierto todo lo que dicen de él y se comprueba su connivencia con el gobierno anterior, cabe preguntar: ¿Fue el único empresario que actuó de esa manera? ¿Fue la oveja negra de una manada de corderitos que jamás cometieron un ilícito? El refrán dice para muestra basta un botón, pero para prenderse un sobretodo hacen falta varios botones.
Parece una Ley de Murphy, “Cuando nadie se salva siempre hay algún empresario que se salva”. Porque aún en épocas de crisis muchos empresarios hacen pingües negocios. Cuando todos lloran lo más conveniente es instalar una fábrica de pañuelos. Mientras algunos empresarios menores terminan en el piso por la situación económica hay otros, mayores, que se yerguen incólumes sobre pedestales de dinero.
Recuerdo a la querida, muy querida, María Elena Walsh cuando decía en su canción “Los ejecutivos”: “El mundo siempre fue de algunos elegidos / hoy es para el que elige lo mejor, / dinámico y rodeado de azafatas / sacrificándose por un millón o dos. / Como él tiene de todo menos tiempo / nos aconseja por televisión / ahorrar, para tener estatus en la muerte, / la eternidad en un reloj”.
La justicia durmió el sueño de los injustos durante mucho tiempo. De pronto se despertó, ahora está bostezando, y es posible que empiece a actuar como justicia que es. No es seguro, pero puede darse. Sin embargo no se puede quedar en la periferia del desfalco, tiene que entrar y pintarle los dedos a todos los “defalqueños”. Encontrar un gusano dentro de una manzana no significa que no haya más gusanos en toda la plantación.
Uno, este uno que sos, que soy, hermano, este uno que sigue laburando y aún tiene esperanza de que la tortilla sé de vuelta, siente la tangible sensación de que hay otras empresas, aún no nombradas, empresas que se autoproclaman prestigiosas, jerarquizadas, pulcras, que han cometido iguales ilícitos: quiero decir, obras no terminadas o mal terminadas, sobreprecios, y devoluciones de favores.
Queremos saber todo, señores jueces, absolutamente todo, aunque sean mil pesos los que se manejaron mal queremos saber los nombres de ambas partes en contubernio. No nos vamos a quedar con Báez solamente. ¿Saben qué? No nos conformamos solamente con Báez. Que no quede ni un billete con la cara de Mitre sin descubrir y rescatar. Si vamos a intentar otra vez hacer un país, empecemos por limpiar la casa, pero limpiarla a fondo. Que no quede ni una sola cucaracha.