La fisonomía urbana empieza a parecerse a la de antes. Con la reapertura "presencial" de los bares, cafés y restaurantes, tras el cierre al público por dos meses, el centro se pobló de mendocinos que se tomaron unos minutos, más de una hora también, para poder disfrutar de un día soleado al aire libre. De todas formas, desayuno y media tarde tuvieron más público que el almuerzo.
Con un café en mano, unas buenas medialunas y un jugo de naranja, fueron varios los que se animaron a recordar la vieja rutina. Los comerciantes, por su parte, reconocieron que el primer día fue mejor de lo esperado y que las ganancias se multiplicaron con respecto al "pase y lleve".
Por ejemplo, desde el café Moon de la Peatonal Sarmiento, señalaron que la ganancia pasó de $600 pesos, a los $5.000. "La gente está volviendo de a poco. Estamos tranquilos pero se nota la diferencia con respecto al 'pase y lleve'. También regresaron los clientes que venían antes", señaló uno de los mozos de este local.
Por la mañana en el café y restaurante La Barca (sobre calle Montevideo) indicaron que aún las personas "tienen miedo" y que además hay poca plata en la calle. "El café funcionó al 20%", dijeron los mozos, apostados en la puerta ante un local todavía vacío.
Recordemos que los locales que abren deben seguir un estricto protocolo. Entre otras restricciones, eben funcionar a 50% de su capacidad, hay que hacer reservas previas en la mayoría de ellos y las mesas no pueden tener más de seis comensales.
Un reencuentro
Los restaurantes del centro no estuvieron tan concurridos como los cafés. Sin embargo algunas mesas tuvieron comensales que abandonaron por un rato los barbijos para degustar un buen plato.
Dos amigos, sentados en Pizzería Pizzaiolo (calle Sarmiento) volvieron a comer juntos tras varios meses. "Tuve que hacer unos trámites y aprovechamos para comer. Tengo el DNI y firmé la declaración jurada", contó Ana María. Y Luis comentó: "Está muy bien que abran. Creo que se respeta la distancia y eso te da cierta confianza".
Vale decir que el incumplimiento de cualquiera de las disposiciones del protocolo implica multas, tanto para los clientes que incumplieron ($5.000), como para los responsables del local ($50.000).
En Gaman, un restaurante de sushi de calle Sarmiento, cerca de las 14 no había ningún comensal aún. Esteban, su dueño, contó: "Hoy abrí a prueba. Hice una encuesta por Instagram y el 75%, unas 200 personas, me dicen que no vendrían por ahora".
Unos metros más lejos de este local se encuentra La Lucía, Grilly Bar, sobre esa misma avenida. "Tenemos una reserva para hoy y otra para mañana. Tenemos carta digital. Esta mañana abrimos para prepararnos. Hay que esperar", contó el encargado.
En una pizzería de Peatonal, dos mujeres pudieron reencontrarse. "Hace tres meses que no almorzábamos juntas. Nos costó encontrar un lugar que estuviera abierto y tuviera mesas afuera", dijeron Monserrat y Juliana.
Nacho, quien trabaja en la cocina de un restaurante de Luján, comentó que recién volverán a trabajar el fin de semana, ya que el "fuerte" del lugar son los turistas. "Yo voy a ir en mi moto al trabajo, y el dueño del local vive ahí. Vamos a ocuparnos de las mesas para que las personas estén a un metro de distancia", detalló.
Para terminar, dos mozos de Havanna, sobre Peatonal, comentaron que si bien durante la siesta decayó la cantidad de asistentes al café durante la mañana el trabajo fue intenso. "Con el 'pase y lleve' la ganancia era de $650 nada más. Ahora andamos mucho mejor", comentaron.