Leonardo Sbaraglia: “No todas las películas se promocionan igual”

En "No te olvides de mí", la película estrenada aquí el jueves, protagoniza a un anarquista que, en los años 30, emprende un viaje con dos chicos huérfanos en busca de su padre. Y cuenta cómo ve al cine argentino hoy.

Leonardo Sbaraglia: “No todas las películas se promocionan igual”

Es el protagonista de “No te olvides de mí”, la ópera prima como directora de la guionista Fernanda Ramondo que se estrenó el jueves en Village Cines, y donde encarna a un inmigrante de origen italiano que acaba de salir de la cárcel luego de tres años tras las rejas, acusado de participar de confusos hechos violentos de marcada índole anarquista. El año es 1934 y la Argentina de entonces era un hervidero de infamias políticas y consecuentes levantamientos obreros.

Pero la película que protagoniza Sbaraglia no va tanto por ahí y el tema del anarquismo y la inmigración sólo se sostienen como telón de fondo para contar una historia que hace más foco en los sentimientos y las relaciones entre los protagonistas.

Es que apenas sale de la cárcel, el personaje de Sbaraglia, de nombre Mateo, sólo quiere reencontrarse con sus compañeros de andanzas y con Rey, su gallo de riña.

En su peregrinar por los caminos del sur de la provincia de Buenos Aires, Mateo se encuentra con Aurelia y Carmelo, dos hermanitos huérfanos de madre que van en busca de su padre, un inmigrante español perdido entre trabajos rurales.

La relación entre estos tres personajes unidos por la vida será el centro de una película que transita el género de la road movie con una solvencia y una dignidad poco habituales en nuestro cine.

-¿Cómo ves este momento del cine argentino?

-En cuanto a calidad, en general es muy bueno. Pero en el tema de promoción y exhibición creo que hay algunas películas que no la tienen nada fácil. Hay estrenos nacionales que tienen toda la artillería publicitaria para bombardearte desde todos los flancos y otros muchos, como en este caso “No te olvides de mí” que, si bien son muy buenas, no tienen la promoción necesaria para llegar a la gente y terminan estrenándose tarde y mal. Por eso está bueno que existan los Espacios Incaa, en todo el país, donde las películas argentinas aguantan.

-Pero el sistema de exhibición está cambiando. Es una realidad que la gente mira cada vez más cine en sus casas.

-Sí, también es cierto. Pero el que hace una película todavía hoy quiere estrenarla en los cines, porque es una forma de prestigiarla, de que llegue a cierto público.

-"No te olvides de mí" es una película chiquita pero muy conmovedora y muy sólida. ¿A qué público te parece que apunta?

-Mirá, me parece que la historia puede llegar a muchos por el lado de sus abuelos inmigrantes y el tema de la solidaridad. El marco es el de un mundo arrasado por la guerra y la pobreza, que expulsó a la gente de sus países, algo no muy distinto a lo que ocurre hoy. Además, está la curiosidad de ver cómo era el país hace 100 años, una posibilidad de viajar en el tiempo y atravesar identidades.

-La película tiene el clásico recurso de la pareja despareja. ¿Dónde radica la originalidad en este caso?

-El vínculo se produce primero entre el hombre y el nene y la relación con la hermana no queda muy clara, eso está bueno. Los chicos tienen un grado de desprotección muy grande y este personaje los trata de ayudar. Con el chico crea una relación muy linda y con la chica no se sabe bien si puede ser su hija o, quizá, hasta su pareja. La película juega con esos roles poco claros y creo que eso es lo original. Los roles se van definiendo a lo largo de la historia. Como parte de la construcción de un nuevo mundo.

-¿Investigaste acerca del anarquismo en la Argentina?

-En algún momento investigué mucho porque estuve a punto de hacer una película ambientada en el mismo contexto, antes de “No te olvides de mí”. Si bien aquí el tema del anarquismo es un marco para el personaje, me parece que es algo fascinante y muy poco tratado en el cine en general. Uno ve muy poca cosa en relación a ello. Ésta es una linda película, con un guión fantástico y de realización sencilla. Lamentablemente, no tuvo un gran lanzamiento porque no tiene una gran envergadura económica detrás.

-¿Cómo es eso?

-Tiene que ver con el armado de la publicidad, las distribuidoras, la exhibición, las publicidades en la televisión. Si te bombardean dos años con una película, entra en tu vida y terminás yendo a verla. El interés no es algo que salga de un repollo. El interés, los gustos y la cultura es algo que se construye, y para eso necesitás plata.

-¿Quiere decir que no tiene tanto que ver con la calidad de la película?

-En muchos casos no. Se estrenan películas horribles que ni siquiera gustan al público que va a verlas. Eso tiene que ver con fenómenos de otro orden, del mundo publicitario. Si hay mucho dinero para publicidad, lo más probable es que vaya mucha gente a verlas, aunque después salgan diciendo que no les gustó. Pero la cosa es más compleja aún. La forma en la que se publicita una película puede hacer que hasta te termine gustando algo que no pudiste elegir. Muchas veces la publicidad determina a qué tipo de cultura uno puede acceder.

-Pero en tu caso, vos sos un actor muy convocante y de gran cartel. ¿Eso no influye?

-Sí, puede influir pero no en todos los casos. Una película como “El otro hermano” (Adrián Caetano) que protagonicé junto a Daniel Hendler, tuvo grandes críticas y recibió premios en todo el mundo, pero no tuvo un circuito ideal de exhibición y ni siquiera se estrenó en los cines. Ahora la van a subir a Netflix y así se podrá ver. Los mismo pasó con “Nieve negra”, que hice junto a Ricardo Darín. La crítica elogió pero el público le dio la espalda.

-Bueno, pero hay películas que el público termina redescubriendo cuando las ve en su casa...

-Sí, es una realidad. Pero el cine tiene un plus que es la magia de ver una película en grupo, además de la imagen y el sonido que son inigualables. Yo creo que hay que cultivar eso. Ir al cine es una experiencia social. Es compartir emociones con gente que uno no conoce. Eso enriquece el espíritu de otra manera.

-En la industria hay mucha zozobra con respecto al fomento al cine nacional, pero los números del Incaa arrojan que se produce una cantidad de películas similar a la de años anteriores.

-Quizá es una sensación global, en muchos aspectos. Hay como una sensación de vulnerabilidad en la cultura. No sé bien hasta qué punto eso obedece a cosas ligadas a la cultura misma o a algo más general como proyecto de país.

Un actor prolífico y carismático

A los 47 años, Leonardo Sbaraglia puede darse el lujo de reconocer que es un actor tan requerido en su país como en España y en otros países de habla hispana.

Desde su debut a los 16 años en “La noche de los lápices” (1986, Héctor Olivera) su carrera no hizo más que ir en ascenso.

Si bien la película “No te olvides de mí” la rodó en 2016, este 2017 filmó dos películas (“El otro hermano” y “Nieve negra”) y actualmente está en pleno rodaje de “Dolores”, un thriller de suspenso dirigido por Gonzalo Tobal en el que una joven es la principal sospechosa del asesinato de su mejor amiga. Lo acompañan en el reparto Malena Villa, Valeria Bertuccelli, Carlos Belloso y Julieta Zylberberg, entre otras figuras.

También acaba de filmar una miniserie de tevé en España (“Félix”, una historia en ocho episodios en la que interpreta a un escritor argentino afincado en Andorra, que sigue la pista a una atractiva mujer que desaparece misteriosamente) y está por estrenarse en HBO la segunda temporada de “El hipnotizador”, en la que encarna a un enigmático personaje especialista en adormecer personas para desenterrar de ellos recuerdos profundamente escondidos en el inconsciente.

-Con todo el trabajo que has tenido este año, ¿vos también percibís inestabilidad en lo laboral?

-Desde hace muchísimos años que yo no paro de trabajar, pero eso también tiene que ver con que tengo la posibilidad de hacerlo en otros países. Sin embargo, hay actores con más años que yo que no trabajan tanto, e incluso algunos que directamente no están trabajando. Esta profesión siempre ha tenido inestabilidad, tiene que ver con rachas. En mi caso, después de hacer “Relatos salvajes” empecé a tener mucho más trabajo, y eso es porque la película fue un éxito.

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