Nació en Rivadavia. Desde chico estuvo vinculado a la medicina por el trabajo de su madre. Así es que, cuando creció, se fue a Córdoba para cursar la carrera. La terminó y llegó incluso a hacer el internado en gineco-obstetricia. Pero fue en ese momento cuando sintió el llamado de Dios y su vida tomó otro rumbo. Hoy Leonardo Di Carlo es párroco en San Pedro y San Pablo, en el departamento San Martín.
"Desde muy chico por la influencia de mi mamá, que fue administrativa 30 años del hospital Saporiti, estuve en contacto con médicos. Carlos Bertona y Elias Bitar fueron mis referentes para empezar la carrera de medicina. Cuando terminé mi formación, que elegí porque quería asistir a la mujer embarazada, empecé a sentir el llamado vocacional y ahí comenzó mi discernimiento", recuerda el cura.
- ¿Qué lo movilizó a ser sacerdote?
- Me daba cuenta de que, a pesar de que me podía ir bien como médico, notaba en la mirada de las personas una tristeza profunda. Eso me hizo pensar que había algo en el ser humano que no se podía curar sólo con la medicina. Fue un gran interrogante. Eso me motivó a ir en las noches a los hospitales a charlar con los pacientes y ahí me di cuenta de que esa tristeza eran heridas del alma que se reflejaban en el cuerpo. Después de un tiempo de discernimiento, decidí ingresar al seminario.
- ¿Siguió en contacto con la medicina?
-Sí, durante el seminario nunca dejé de tener contacto con la medicina porque el hecho de tener matrícula me permitió atender a curas y seminaristas que no tenían obra social. Incluso habilité una enfermería dentro del seminario. Ya no me dedicaba a los partos pero siempre el tema de la vida fue una inquietud en mí.
Di Carlo recuerda que en 2012 fue ordenado por el entonces obispo José María Arancibia y que él le pidió, aprovechando que era médico, que se especializara en Bioética. Así es como pasó dos años viajando a Buenos Aires para capacitarse en la Universidad Católica Argentina (UCA).
"Desde mi regreso, en 2014, he pasado por tres parroquias aquí en Mendoza. La primera en la que estuve, como vicario parroquial, fue Nuestra Señora de Luján de Cuyo; la segunda, en Tupungato, y actualmente en San Pedro y San Pablo", enumera el padre Di Carlo.
También cuenta que esa especialización le permite ahora desempeñarse como profesor en la UCA y acompañar como asesor algunos comités de bioética en hospitales de la provincia. "Voy complementando mi tarea de cura con la parte docente y la vinculada a la salud. He podido unir mis dos vocaciones: ser médico y sacerdote diocesano", afirma con alegría.
Misas virtuales
Si bien sigue vinculado a la medicina, su tarea principal es desempeñarse como cura párroco. Por eso, cuando comenzó la cuarentena, tuvo el desafío de adaptar sus misas a formato digital para que todos los integrantes de su comunidad religiosa (y quienes lo deseen también) sigan teniendo la posibilidad de escuchar la palabra del Señor.
"Desde que se decretó el aislamiento, nuestro obispo Marcelo Colombo nos animó a ser creativos para poder seguir acompañando a la gente, acercarle la palabra de Dios y la celebración de la eucaristía. Por eso, yo comencé a trasmitir por algunas plataformas la misa todos los días", comenta.
Así, Facebook, Instagram y YouTube son las redes que utiliza el sacerdote no sólo para transmitir sus misas, sino también adoraciones eucarísticas y charlas formativas para niños, jóvenes y matrimonios sobre temáticas de actualidad.
Feligreses digitales
Tal vez por la posibilidad de hacerlo desde la casa, quizá por la necesidad de aferrarse a la fe en un momento de incertidumbre, lo cierto es que las misas virtuales de Di Carlo tienen muchísimos seguidores. "Lo notable es que, si bien sabemos que esta modalidad es transitoria, la convocatoria es muy grande. Más incluso que en lo presencial", asegura el cura.
Para poner un ejemplo concreto, detalla que en las misas de lunes a viernes suelen tener 250 dispositivos conectados. "Lo digo así porque generalmente detrás de cada dispositivo hay una familia entera viendo la misa. Los fines de semana, sumando las cuatro misas que celebramos, tenemos alrededor de 1.200 dispositivos", puntualiza.
Di Carlo agrega que muchos sacerdotes mendocinos están trabajando de esta manera y que los resultados son positivos. "La Iglesia en todo momento ha querido ser respetuosa con las disposiciones de la autoridad civil. Así que, hasta que no nos autoricen a reunirnos nuevamente en el templo, seguiremos con este contacto virtual", reflexiona e invita.
Para el sacerdote, lo triste es que desde que empezó la cuarentena aumentaron significativamente las necesidades materiales de las personas. "Desde Cáritas se está haciendo un gran operativo para ayudar a los más pobres. Yo además en mi parroquia tengo un centro de atención a la vida materna. Brindamos contención y ayuda material a 35 embarazadas en situación de vulnerabilidad", cierra Di Carlo.
Web de la parroquia: www.sanpedroysanpablo.com.ar/noticias/parroquia-san-pedro-y-san-pablo
YouTube: www.youtube.com/channel/UCuwh86nMWb1w8p3Fid8-LUw
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