Spinetta Jade presenta, en un Teatro Coliseo caluroso, el disco “Bajo Belgrano”. Es una noche porteña casi de verano, un 3 de diciembre de 1983. El Flaco, que también presenta un disco solista (“Mondo di cromo”), tiene a su lado a un tecladista de apenas 23 años, Leo Sujatovich, cuyos sintetizadores Prophet-5 acaban de desembarcar en el país. Todo suena a nuevo en el aire: revolución en la música.
Y se presiente también revolución en las calles, porque faltan solo siete días para que se escriba en los libros de historia el punto final del horror (10 de diciembre de 1983). Adentro del teatro suenan las aguas de Spinetta y afuera el grito sagrado: “Libertad, libertad, libertad”.
Como esta noche, cuando un nuevo 25 de mayo nos convoque a repetir tres veces esa palabra y a jurar con gloria morir.
Así se realizará la ya clásica Gala Patriótica en el Teatro Independencia, con nuestra Orquesta Filarmónica (dirigida por Gustavo Fontana) y con la presencia del propio Sujatovich (57), tecladista y compositor, padre de la canción "Ping pong" y padre-a-medias junto a Spinetta de "Vida siempre", "Mapa de amor", "Era de uranio" y "Viaje y epílogo"...
Ahora tensa una cuerda hacia ese día: “Escuché en una grabación que hacía un solo con el sintetizador como si fuera un bandoneón -se entusiasma-. Con el tiempo vas atando cabos y vas encontrando que hay un género que parecía como impropio pero resulta que no”, dice cuando se le pregunta qué fue primero en su vida, si el tango o el folclore.
Agrega: “Estoy muy muy gratamente sorprendido, no solo por la gran calidad de la orquesta, sino también por la calidad de la gente y la buena onda. El cariño, la buena disposición para con una música nueva”. Es, además, la primera vez que toca con esta orquesta.
¿Y qué fue primero, entonces? El folclore, dice, "definitivamente". Sin embargo, el tango siempre estuvo presente también, como pudo notarlo volviendo a escuchar la grabación de esa noche.
Y más allá de la huella biográfica, hoy viene a presentar una obra que une ambos géneros y que es, además, de su inspiración más reciente. "Las ilusiones argentinas", que estrenó el año pasado y ya grabó y editará en breve el sello de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, es una suite con seis postales: una milonga, un chamamé, un tango, una baguala, un carnavalito y una chacarera.
Será, sí, un repertorio netamente argentino: por una parte Astor Piazzolla, cuyos Tres Movimientos Tanguísticos Porteños la orquesta ya había anticipado en la gala de cierre de Música Clásica por los Caminos del Vino y llevó a su debut en el CCK de Buenos Aires, el pasado 20 de abril; por el otro, además de la ya mencionada obra (suite para piano y orquesta de cuerdas), se escuchará del ex-Spinetta Jade "Sueños y deseos", para orquesta, piano y bandoneón (aquí el invitado es Fabricio Colombo).
Piazzolla, como sabemos, fue el renovador del tango: supo unir el barro rioplatense con aquel proveniente de la música académica (así lo internacionalizó y popularizó aún más). Sujatovich, por otro lado, no se opacaría ni en intención ni en experiencia: como vimos, vivió desde adentro (y ya desde sus precoces 15 años) la era dorada del rock nacional, como tecladista de PorSuiGieco, Nito Mestre y de Spinetta.
Pero además, tiene el mérito de los precursores (con el Prophet-5) y de los multifacéticos, porque fue tanto compositor residente de la Stavanger Symphony Orchestra de Noruega como amigo de la industria audiovisual (le puso música a una película fundacional como "Pizza, birra, faso" y a una serie infantil como "El asombroso mundo de Zamba").
“Las ilusiones argentinas’ es una historia que se me ocurrió escribir muy despacio, muy lentamente, sin que nadie me lo hubiera pedido, y tengo la sensación de que es una descripción casi como cinematográfica de lo que yo siento que es el lugar en donde yo vivo, aún tal vez sin haber conocido lo que es todo este país tan enorme y maravilloso, pero creo que es una obra bastante descriptiva de lo que yo siento que es la Argentina para mí”, dice horas antes del 207° aniversario del 25 de Mayo.
-¿Pero por qué "ilusiones"?
-Un día mientras estaba componiendo pensaba cómo se iba a llamar, cosas que uno empieza a pensar mientras compone, escribe, pinta... y se me ocurrió que, en lugar de que sea una “pieza”, sea una “ilusión”: “Me gustaría que me pase tal cosa”, “me gustaría vivir tal experiencia”, “me gustaría recordar algo”,“se me hace ilusión...”.
Van a ser ilusiones argentinas, me dije, y ahí enganché con esta idea que tenía de que cada movimiento sea como un ritmo argentino distinto.
-En "ilusión" también merodea el sentido de lo "inalcanzable".
-De lo “deseable”, te diría. Algo que uno desea mucho.
-¿Fue tu primera incursión en el folclore?
-No, no. No es que haya compuesto mucho de folclore, pero sonaba en casa de mis viejos, toqué también con Saluzzi...
-Destaco la diversidad de estilos que has explorado, ¿pero has tenido algún tipo de dificultad a la hora de acercarte a algún lenguaje musical específico?
-Bueno, la música es difícil de por sí. Siempre va a haber músicas que resultan más familiares que otras. Me le animé al flamenco también, por ejemplo. Tuve la suerte de tocar muchísimo con Estrella Morente, cantaora flamenca de altísimo vuelo, pero bueno, pidiéndole un poco prestado el flamenco también.
A ella le gusta muchísimo el tango, e hicimos un acercamiento del género también desde sus influencias: ella lo abordaba por ejemplo desde la bulería. Y yo, por otra parte, encontré una manera de tocar los tangos con un perfume andaluz que a ella le gustó.
-Cambiando de tema, ¿querés aprovechar para replicar lo que dijo Alejandro Rozitchner la semana pasada sobre Spinetta?
-Emmmm... No sé si yo soy el indicado para eso. Me parece un desacierto, básicamente. Sobre todo porque... (piensa) ¿Sabés que fuimos compañeros de colegio con Alejandro?
-¿¡En serio?!
-Sí, lo conozco desde la primaria, y casualmente volvimos a ser compañeros en la secundaria. Sobre su comentario, te puedo decir que me apena mucho, porque de hecho yo fui quien los presentó.
-Qué casualidad...
-Sí, Alejandro había estado viviendo en Venezuela con el padre y después vino acá, me preguntó si yo tenía alguna posibilidad de juntarlo con Luis y justo nos estábamos yendo de viaje, así que le propuse que se suba al micro y se fuera con nosotros. Viajó con nosotros, creo que fue a Mar del Plata o a La Plata...
-O sea que conoció los entretelones de la gira...
-Sí. Una vez que yo dejé la banda supe que se había hecho amigote de Luis.
-¿A qué crees que se debieron sus palabras, entonces? (Rozitchner dijo en su comentario que Spinetta era "ignorante" y "demagogo")
-No sé, habría que preguntárselo a él. Solo leí y me dio pena, porque me pareció un desacierto, y también un poco animoso, a sabiendas del amor tan masivo que tiene la gente hacia Luis, hacia su historia, hacia su posición en la vida, hacia su posición con la comunidad.
Hay cosas también que uno puede pensar pero que puede evitar decirlas, qué se yo... Yo no digo todo lo que pienso. Puedo creer en lo que pienso, pero no voy a andar diciendo por un altoparlante un montón de cosas, que son mías nomás.
-¿El Flaco músico y el Flaco persona eran separables?
-No, siempre fueron la misma persona, es imposible separar. En general, igual, me parece que es difícil separar a la persona del artista. Él era un tipo muy especial, y como todo el mundo tenía momentos de rabietas, ¡era un tano apasionado! Y teníamos momentos mejores o momentos peores.
Yo, estando con él, lo viví y lo disfruté y también lo acompañé en esos momentos en que tenía que acompañarlo, aunque por ahí en un ensayo no hablaba una palabra porque estaba rayado por algo que le había pasado...
-¿Cuáles eran sus obsesiones musicales en el escenario?
-Mirá, más que un obsesivo, Luis era un exquisito. Ahí hay una diferencia, porque el obsesivo muchas veces es alguien que tiene un rumbo que no está muy definido, pero el exquisito es un deseante, y Luis era un deseante, un tipo que amaba la música, amaba hacer sonar las ideas, le gustaba mucho tener buenos instrumentos y los cuidaba muchísimo.
Por ejemplo, vos veías cómo cuidaba su guitarra, cómo la limpiaba antes de tocar, o cómo la dejaba en el estuche al momento de guardarla, y se manifestaba su amor.
La ficha
Velada de Gala Patriótica
Con la Orquesta Filarmónica de Mendoza, dirigida por Gustavo Fontana.
Solistas: Fabricio Colombo (bandoneón) y Leo Sujatovich (piano).
Obras: "Las ilusiones argentinas" y "Sueños y deseos" (Leo Sujatovich) y "Tres movimientos tanguísticos porteños" (Astor Piazzolla).
Día y hora: hoy, a las 21.30.
Lugar: Teatro Independencia (Chile y Espejo).
Entradas: dos, a cambio de un paquete de pañales para niños prematuros, a total beneficio de Fundacer. Disponibles desde las 19 en boletería.