Lejos del triunfo anunciado, Scioli arrancó la campaña antes de saber los resultados

El candidato del Frente para la Victoria salió a pedir el voto de radicales, socialistas y massistas. Apuntó, por primera vez, directo contra Macri. Desilusión.

Lejos del triunfo anunciado, Scioli arrancó la campaña antes de saber los resultados

No fue necesario siquiera que las autoridades electorales hicieran oficiales los primeros resultados para que Daniel Scioli saliera a confirmar un triunfo que en el fondo no fue tal y arrancara ahí mismo la campaña hacia la segunda vuelta en la que tendrá que definir contra Mauricio Macri el 22 de noviembre.

Cerca de las 22 de anoche, desde el mismo escenario del Luna Park desde el cual tres días antes había hecho el cierre de la campaña, el candidato del oficialista Frente para la Victoria (FpV) repitió casi el mismo discurso de entonces, pero ahora con el propósito de abrir enseguida la campaña hacia el mecanismo del balotaje por el cual por primera vez se decidirá al presidente, tras la fallida segunda vuelta de 2003, cuando Carlos Menem renunció a competir tras ganar por poco la primera vuelta.

Scioli y su compañero de fórmula, el kirchnerista Carlos Zannini, junto a sus esposas y el conjunto de dirigentes que subieron al escenario del Luna Park, disimularon el sentimiento de decepción que en privado les ganó, al tiempo que intentaron quitarle dramatismo a los resultados adversos para un triunfo en primera vuelta que distó de ser contundente, como habían dicho apenas terminada la votación, y terminó siendo un empate técnico.

El bonaerense no perdió el tiempo. En su mensaje convocó al voto de “los independientes y los indecisos”, como también de los que ayer lo hicieron por alguna de las otras cuatro coaliciones, en particular de los votantes peronistas de Una Nueva Alternativa (UNA) de Sergio Massa, al igual que de los radicales, a los que buscó empezar a seducir con la consigna de campaña con la que Raúl Alfonsín ganó en 1983: “Con la democracia se come, se cura y se educa”.

También  a los socialistas, a los que les recordó aquella frase de Néstor Kirchner según la cual “las convicciones no se dejan a la puerta de la casa de gobierno”. Además de agradecer a la presidenta, Cristina Fernández, por dejar “un país normal, desendeudado y con paz social”.

“Los convoco a votar a quien no haya estado cambiando de discurso en la campaña”, dijo Scioli, en un discurso que en lo conceptual fue una copia del de cierre de campaña. Y por primera vez mencionó con todas las letras a su contrincante de Cambiemos: “Si fuera por Macri, no tendríamos Asignación Universal por Hijo, ni YPF, ni Aerolíneas Argentinas, ni Anses. Habríamos salido a pagarle sin condicionamiento a los fondos buitre”.

Scioli tomó la decisión de salir a reconocer el balotaje junto a sus máximos colaboradores en el trailer estacionado en la esquina de Paseo Colón y Lavalle. Lo hizo a las 21.50, más de una hora antes de la prometida para conocerse los primeros resultados, después de que desde el comando de Cambiemos se marcara la cancha postelectoral apenas cerrados los comicios.

Dos horas antes, en una reunión en la sede del Banco Provincia de Buenos Aires, en el microcentro porteño, la mala noticia del balotaje ya se había confirmado en una reunión  que encabezó el presidente de esa entidad, Gustavo Marangoni.

La espera fue amenizada por los dirigentes en el salón VIP, una amplia carpa de 15 por 30 metros montada sobre la lateral calle Lavalle. El lugar desbordó de invitados especiales del sciolismo, sin que se viera a ningún dirigente de La Cámpora, aun cuando el ministro de Economía, Axel Kicillof, encabezó la lista de diputados porteños. Los camporistas esperaron los resultados en un cuartel paralelo.

La carpa, sin embargo, se asemejó más a una discoteca. En una de las butacas ratonas, a la altura de mesas también ratonas, jocosas, conversaban Moria Casán y Graciela Alfano, con Verónica Ojeda, la ex de Diego Maradona, mientras merodeaba por allí Nacha Guevara y la eventual ministra de Economía de Scioli, Silvina Batakis, se tomaba fotos con  las vedetes. En otra el ex técnico de la selección, Carlos Bilardo, conversaba con el ex arquero de la misma, Sergio Goycochea.

La Cámpora, en otro búnker

Como una marca de identidad K, Aníbal Fernández fue a esperar los resultados en el búnker histórico del kirchnerismo en las elecciones, el Hotel Intercontinental. A él se sumaron los máximos dirigentes de La Cámpora, como los diputados nacionales Andrés “Cuervo” Larroque y Juan Cabandié.

El jefe de Gabinete y candidato a gobernador bonaerense se instaló en uno de los salones del subsuelos del hotel del barrio de San Telmo junto a su compañero de fórmula, Martín Sabbatella, y unos cincuenta dirigentes del PJ, sindicalistas y de La Cámpora. Allí monitorearon los resultados de la provincia, sonde admiten que perdieron algunos distritos importantes pero aún esperan ganar la gobernación.

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