Los planteles completos del Club Pinamar y San Vicente, protagonistas del clásico de esa ciudad costera en la provincia de Buenos Aires, se trenzaron en una batalla campal que tuvo que ser reprimida por la Policía con balas de goma.
El partido estaba 2-2 cuando el árbitro expulsó a un jugador por bando y desató la bronca de ambos equipos, primero con el colegiado y después entre ellos hasta convertir el encuentro en un pelea salvaje de todos contra todos.
Lamentablemente, una vez más la violencia se apodera del fútbol y nos deja momentos como el que compartimos a continuación.