Ni Manchester City ni Manchester United. Tampoco Arsenal ni Chelsea. Menos todavía Tottenham o Liverpool. El nuevo y sorprendente campeón de la Premier League se llama Leicester City, una institución que arrastra una historia de vida increíble, marcada por las desgracias y poco afín a la gloria deportiva.
El club nació en 1884 bajo la denominación de Leicester Fosse y recién en 1919 adquirió su nombre actual, después de una renovación completa en la conducción por los efectos de la Primera Guerra Mundial. Disfrutó fugaces tiempos de alegría en la década del ‘20, e incluso fue subcampeón del campeonato inglés en la Temporada 1928/1929 (a un punto del Sheffield Wednesday).
The Foxes (Los Zorros, apodo tradicional) sufrieron 62 años en la Segunda División y hasta tocaron fondo con una temporada en Tercera (2008). Después participaron en 46 de la máxima categoría inglesa, siempre postergados de la mesa de los favoritos que pelearon por el título.
El club fundado por un grupo de ex alumnos de la Wyggeston School alcanzó cuatro veces la Final de la FA Cup (1949, 1961, 1963 y 1969), pero siempre perdió. La revancha fue en 1971, con el título de la Community Shield. Pero el sufrimiento futbolístico siguió siendo el común denominador para una ciudad de 300 mil habitantes. De hecho, nadie imaginaba celebrar la conquista más trascendental que las Copas de la Liga 1964, 1997 y 2000.
Tras deambular por varios lugares de su localidad de origen, Leicester inauguró su nuevo estadio, el King Power Stadium (32 mil espectadores sentados), en 2002.
Pero la nueva vida de la entidad empezó a tener sentido cuando en agosto de 2010 lo compró Vichai Raksriaksorn, representante de un consorcio tailandés llamado Asiática de Fútbol Inversiones (AFI). En febrero de 2011 fue designado Presidente, puesto que ocupa por estos días. En la campaña 12-13, Leicester se clasificó con el sexto puesto a los playoffs por el ascenso. Aunque Watford lo terminaría eliminando en semifinales.
Recién en la campaña siguiente regresó a la Premier League tras merodear una década en Segunda. Para el retorno se reforzó con los argentinos Leonardo Ulloa y Esteban Cambiasso, aunque parecía que no le bastaría para esquivar el descenso. Sin embargo protagonizó una levantada infernal: 6 victorias en 7 partidos y en la fecha 37 mantuvo su plaza: su recta final se ganó el mote de “gran escape”.
Para la 2015/2016 asumió como DT el italiano Claudio Ranieri, que le estampó un equilibrio supremo al equipo y armó una estructura para que se lucieran el tándem Jamie Vardy-Riyad Mahrez. La campaña fue extraordinaria, con apenas tres derrotas y una firmeza de principio a fin, que no tambaleó ni siquiera ante presiones externas.
Con la infaltable presencia argenta en un conjunto campeón, Leicester cristalizó en la realidad su propio cuento de hadas y dejó una enseñanza universal: es posible doblegar los pronósticos, derribar mitos y abrazar el éxito cuando los jugadores se identifican con un mensaje. Desde setiembre escribirá nuevas páginas doradas en la Liga de Campeones, sin certezas sobre los jugadores que tendrá a disposición, debido a que los clubes de billetera pesada posaron la mira en sus principales figuras y amenazan con llevarse la jerarquía que los trasladó a lo más alto.
Un empate festejado
Se le escapó al Tottenham. El equipo de Pochettino necesitaba ganar para seguir en la pelea. Se fue 2-0 arriba en el primer tiempo ante Chelsea, pero en el complemento se lo empataron 2-2. Kane (asistencia de Lamela) abrió el marcador para la visita y el coreano Min Son aumentó sobre el cierre. En el ST, los Blues descontaron a través de Cahill tras un tiro de esquina. Y a 7' del final, Hazard tiró una pared con Costa y definió de derecha, al ángulo. Golazo para el 2-2 que fue definitivo.
Al final volaron patadas y empujones. Fábregas se le fue encima a Lamela, por un pisotón. Y después una patada de Dier sobre Hazard terminó de subirle la temperatura al duelo londinense. Fue festejo local que le dio el título al Leicester de Ranieri, a quien se lo recordó con cariño tras su paso por el club de 2000 a 2004.
Ullóa aportó el corazón argentino
Nacido el 26/07/86 en General Roca, José Leonardo Ulloa jamás imaginó lo que le depararía su elección de vida. Arrancó en la CAI (CR), donde debutó en 2002 en la B Nacional, para luego pegar el salto a San Lorenzo, donde estuvo hasta 2007, formando parte del grupo campeón con Ramón Díaz (32 juegos y 3 goles).
Se fue a préstamo a Arsenal (12 juegos y 3 tantos) y la última camiseta que vistió en el país fue la de Olimpo en 2008 (14 y 3). Se fue al Castellón de la Segunda División de España, donde hizo 30 goles, que le bastaron para llegar al Almería: 48 en 102 partidos.
Finalmente llegó a Inglaterra en 2013, al Brighton & Hove Albion. Un año y medio a puro gol (26 en 58 cotejos) lo depositaron en Leicester, donde tuvo una temporada estreno con 13 tantos. Para el curso actual fue relegado al banco por Jamie Vardy, la estrella del campeón, pero ingresó en casi todos los partidos e hizo 6 goles.
Primera liga para el DT italiano
Ranieri es noticia. Sacó campeón a Leicester y a su 64 años ganó su primera liga.Tuvo idas y vueltas con muchos argentinos. Tras lograr sus primeros éxitos como DT en Cagliari, en la temporada 91-92 asumió en Napoli, la primera sin Maradona. En 1993 pasó a Fiorentina. Ascendió y ganó los únicos trofeos del equipo violeta en los últimos 40 años: Copa Italia y Supercopa local ‘96.
Allí tuvo contacto con el primer argentino que dirigió: Batistuta. Y Bati brilló. En el ‘97 se fue al Valencia de Ortega y Romario. El DT que luego los limpió a ambos, ganó la Copa del Rey con el Piojo López como figura. Ese Valencia había protagonizado un hecho histórico: en 20’ le dio vuelta un 0-3 al Barcelona de Guardiola y Rivaldo.
El tercer tanto fue obra involuntaria del Negro Cáceres. A los 69’ descontó Morigi (ex Vélez), y luego hizo un doblete el Piojo y Ortega selló el 4-3. Más tarde Ranieri pasó por el Aleti y Chelsea.
En 2012 fue al Mónaco para devolverlo a primera y fue uno de los tantos técnicos que dejó en el banco a Sergio Romero. En 2014 asumió en la selección de Grecia y fue despedido tras perder ante Islas Feroe. En julio de 2015 llegó al Leicester, donde lo salvó del descenso y en la campaña siguiente lo sacó campeón.