La Unidad 6 del Servicio Penitenciario de Mendoza –conocida con el nombre "Jóvenes Adultos"– cuenta desde hace unos días con la primera biblioteca móvil y de "Lectura fácil". Es justo este detalle, referido a una modalidad de escritura y de lectura, el que marca un hito inédito en Mendoza: se trata del primer proyecto de estas características; incluso a nivel nacional.
Pero no sólo por la biblioteca en sí, sino por la modalidad de escritura con "Lenguaje claro", que es el ingrediente principal de esta modalidad de lectura. "La lectura fácil es un método de redacción de textos y contenidos adaptados a las necesidades de personas que tienen dificultades de comprensión lectora", destacó el escritor y docente Carlos Gutiérrez, quien dicta los talleres de este tipo de lectura en la Unidad 6 desde abril.
La piedra basal de esta modalidad es el ya mencionado "Lenguaje claro", y no es más que un modo de escribir que hace que el texto sea comprensible para toda la ciudadanía sin distinción. Se usa principalmente para los textos informativos y expositivos, y en el país ya existe una Red de Lenguaje Claro, de la que participan distintos organismos del Estado. Por ejemplo, en la Corte de Justicia de Mendoza algunos fallos con sus sentencias ya han sido redactados siguiendo estos criterios.
"El lenguaje claro es el primo hermano de la lectura fácil. Es menos pautado y más fácil de adoptar por cualquier persona que desea comunicar y se compromete a hacerlo de manera accesible", sintetizó Gutiérrez.
Fundamental
En abril de este año, y mientras estaba al frente de un taller dentro del CEBJA que funciona en la unidad penitenciaria, Gutiérrez se sumergió junto a los jóvenes que allí estudiaban en el mundo de la literatura.
"La lectura fácil es un método de adaptación de todo tipo de textos. Vendría a ser como una rampa en una calle o vereda. Y consiste en adaptar la sintaxis, el léxico y hasta la diagramación de un texto. Así se fundó y empezó a desarrollar el Club de Lectura Fácil", detalló su responsable, quien indicó que la comprensión de textos es una habilidad que se aprende.
"Puede haber personas que tengan más facilidad que otras, más vocabulario o más conocimiento del mundo. Pero la evidencia indica que, con el entrenamiento suficiente y la instrucción adecuada, y si no existe una discapacidad severa que dificulte de manera importante el aprendizaje, se puede avanzar en la comprensión de los textos que se afrontan", detalló.
Según explicó Gutiérrez, no se trata simplemente de decodificar un texto, sino que la comprensión es mucho más compleja y requiere de mayor esfuerzo.
No obstante, con dominar la decodificación el lector puede "enfrentarse" a textos de baja complejidad.
"Comprender un texto significa construir activamente significado y crear una representación adecuada de su contenido. Esta representación mental se genera combinando la información del texto y el conocimiento del mundo de cada lector", detalló, y agregó que mientras más lee una persona en lectura fácil, más rápidamente se mejoran los procesos en el cerebro. Y también la comprensión y agilidad lectora.
Esta metodología está orientada, a grandes rasgos, a personas con alguna discapacidad (mental, intelectual o cognitiva), sea de desarrollo o adquirida. Y también para aquellas con discapacidad sensorial. También es de aplicación para aquellas personas en proceso de alfabetización y con competencia lingüística o lectora limitada permanente o transitoria, entre otras.
No obstante, no todas las adaptaciones sirven para cualquier persona. Hay factores –como la edad, el nivel educativo, los intereses y la experiencia lectora previa– que determinan diferentes posibilidades de acceso.
Sobre la biblioteca
"Ulises Pirola" es el nombre con que fue bautizada la inédita biblioteca móvil de Lectura Fácil. "Estuvieron en el acto la mamá, la esposa y el hijo de Ulises, que fue un bibliotecario del complejo San Felipe que era apasionado de la literatura. De hecho, cuando murió lo enterraron con libros en sus manos. Fue él quien promovió la creación de la biblioteca en ese complejo", detalló Gutiérrez. Pirola y el escritor Lucio Albirosa propusieron e impulsaron la literatura como nexo de reintegración social.
"Cuando empecé con el taller, identifiqué que toda la población de la Unidad 6 tenía dificultades de lectura. Y por eso empezamos a impulsar la creación de la biblioteca móvil", agregó Gutiérrez. Y agregó que la intención a futuro es sumar más libro, pero también implementar MP3 con audiolibros y otras herramientas.
El "carrito" que da vida a la biblioteca fue fabricado por los mismos internos que están en el taller de mantenimiento.
El aporte del Grupo de Mujeres por la Igualdad de Calpe (España) -con la mendocina Cecilia Horta coordinando desde allá- fue clave para dar vida a la biblioteca. Es que donaron fondos para adquirir al menos 20 de los libros. Como también lo fueron la Fundación Visibilia (donó diez libros), el Ministerio de Justicia de la Nación (aportó 50 ejemplares en Lenguaje Claro de la Constitución Nacional). Además, los hacedores culturales adquirieron una decena de ejemplares de la Fundación Lengua Franca.
"Todo esto dio origen a que se conociera el trabajo de la Unidad 6. Y a darnos cuenta de que se puede llevar a otras personas en situación de vulnerabilidad", sintetizó Gutiérrez.