Durante un acto que se realizó en la Casa de Gobierno, el 14 de marzo, para agasajar a los pilotos argentinos que participaron del último Dakar, Cristina Fernández de Kirchner aseguró que “la Fórmula 1 vuelve a la Argentina y se correrá en Mar del Plata”. Ese anuncio contemplaba tres grandes premios: 2013, 2014 y 2015.
Pero el viernes 14 del actual, la Federación Internacional del Automóvil dio a conocer el precalendario de carreras para el año próximo y, entre las 20 fechas de la temporada, la Argentina no figura. Con una sentencia más que preocupante de parte del jefe de la Fórmula 1 internacional: “Habrá gran premio en la Argentina cuando tratemos con gente seria”.
El automovilismo, después del fútbol, es una de las grandes pasiones populares de la Argentina. Supera con creces al boxeo (la pelea de “Maravilla” Martínez fue una excepción) y al básquetbol (a pesar de que en este deporte nuestro país logró un oro en los Juegos Olímpicos de Grecia). Se observa domingo a domingo en las distintas competencias que se organizan a lo largo y a lo ancho del país, mientras el Turismo de Carretera figura en el récord Guinness como la categoría más antigua del mundo en carreras de automovilismo. Y el rally mundial, que durante los últimos años tuvo a la Argentina como protagonista, constituyó la ratificación de lo que hemos señalado.
En lo referido exclusivamente a la Fórmula 1, fue a finales de la década de 1940 cuando la Argentina realizó las primeras incursiones, con una carrera que se desarrolló en los bosques de Palermo, cuando hábilmente y por tratarse de un día con lluvia, Oscar Alfredo Gálvez “dibujó” con un hierro caliente las gomas lisas y se impuso a los famosos europeos. El gobierno de Perón impulsó y apoyó la participación de corredores argentinos en Europa, lo que permitió que Juan Manuel Fangio obtuviera los cinco títulos mundiales y que José Froilán González alcanzara trascendencia internacional. Fue así también que, construido el autódromo de la Ciudad de Buenos Aires, nuestro país fuera el primero en América Latina en recibir a la máxima categoría.
Pasaron años para que volviera la Fórmula 1 al país. Fue en la década del ’70, como consecuencia de la gran participación de Carlos Reutemann en las carreras europeas, y la localía se mantuvo hasta 1981. Catorce años después, en 1995, la Fórmula 1 volvió a la Argentina, manteniéndose hasta 1998. En 1999 nuestro país figuraba en el calendario, pero finalmente fue excluido por problemas presupuestarios.
A partir de allí, nada más, hasta que el 14 de marzo la Presidenta de la Nación abrió nuevamente las esperanzas para los amantes del automovilismo al anunciar la inclusión de nuestro país en el calendario 2013, lo que rápidamente se diluyó. Es más, ahora también está en duda la realización del anunciado Gran Premio de la República Argentina de motos GP -la máxima del motociclismo-, que se anunció oportunamente para desarrollarse en el autódromo de Termas de Río Hondo.
Pero más allá de si la Argentina podrá organizar o no un Gran Premio de Fórmula 1 (hay fechas libres pero también están México y Rusia como postulantes prioritarios), la lección que nos debe dejar este hecho es que no conviene anunciar con certeza aquello que es una mera presunción no debidamente confirmada. Algo que suele ocurrir cada vez con mayor frecuencia en las afirmaciones presidenciales.