Hace exactamente 47 años el Fairchild Hiller 227 de la Fuerza Aérea Uruguaya se estrelló contra el Glaciar de las Lágrimas, en Malargüe. Llevaba en su interior a un grupo de rugbiers montevideanos que viajaban a Chile para medir fuerzas con sus pares trasandinos.
Entre los deportistas, sus familiares y la tripulación sumaban 45 personas. El mal tiempo los obligó a detenerse en Mendoza y pasaron la noche del 12 en el Plumerillo. Pasadas las 14 horas partieron hacia Santiago. Una hora más tarde el avión se estrelló. El piloto y varios pasajeros fallecieron por el impacto, mientras que el copiloto quedó atrapado de tal modo que rogaba ser ejecutado. Nadie atendió aquel pedido pero horas más tarde dejó de existir. Una semana más tarde los sobrevivientes eran 27.
Como un verdadero equipo se organizaron para sobrevivir. Las temperaturas llegaban a los -42 °C y carecían de todo tipo de elementos para protegerse. Consiguieron agua derritiendo nieve con chapas del avión expuestas al sol, un arduo y desesperante trabajo. No fue lo único que tomaron de la nave. Se cubrieron con el cuero de los asientos. Dormían juntos y se daban masajes mutuamente para no entregar la vida al frío.
Nadie sabía dónde estaban. Contaban con una radio a pilas gracias a la que supieron que los habían dado por muertos. Habían pasado sólo ocho días y la búsqueda se suspendió oficialmente. Imaginar su desesperación, incomoda.
El 29 de octubre un alud los sorprendió, sepultando a ocho sobrevivientes que dormían en el Fairchild Hiller 227. No pudieron rescatarlos y sus compañeros murieron asfixiados. Durante las siguientes semanas tres más morirían de gangrena. Es de amplio conocimiento que para no morir de hambre tuvieron que alimentarse de las personas fallecidas. Esto les generó mucho dolor y rechazo, acordaron no incluir a familiares ni a las mujeres del grupo.
A mediados de diciembre el deshielo les permite alejarse de la zona para buscar ayuda. No fueron todos, sólo dos de ellos: Fernando Parrado y Roberto Canessa. El 21 ambos son rescatados por un arriero chileno y dos días más tarde todos estaban a salvo.
El sábado 23 de diciembre la noticia ocupó la primera plana de Los Andes bajo el titular "Hallaron el avión que cayó hace 2 meses y rescataron a 8 de los 16 sobrevivientes". Ya se hablaba de un milagro, el mismo en el que creían los familiares, padres y madres que desesperados por encontrar a sus hijos jamás bajaron los brazos.
En un principio la cancillería uruguaya señaló que sobrevivieron alimentándose de víveres y pastos. Pero a cinco días del rescate, trece de los supervivientes protagonizaron una traumática conferencia de prensa admitiendo haber practicado antropofagia. Años más tarde la historia se llevó al cine y adquirieron fama mundial.