Este martes la noticia sobre el asesinato de nueve miembros de una familia estadounidense en México conmocionó al mundo entero. Según las fuentes oficiales, la familia de mormones de apellido LeBarón fue víctima de un grupo armado en lo que podría ser una guerra narco.
El ataque ocurrió ayer al mediodía en una ruta en el límite entre los estados de Sonora y Chichuhua, una zona cercana a la frontera con Estados Unidos. La familia LeBarón, compuesta por tres mujeres y 14 niños, se trasladaba de Galeana cuando fue emboscada.
La familia entró en la escena nacional en 2009. Ese año Erick LeBarón, de 17 años, fue secuestrado en Chihuahua. Sus captores exigieron un millón de dólares de rescate pero la familia se negó a pagar. No obstante, el joven fue liberado una semana después.
Después, su hermano Benjamín LeBarón, de 32 años, se convirtió en activista y líder comunitario en Sociedad Organizada Segura (SOS Chihuahua). A través de esa organización exigieron el fin de la violencia provocada por el combate al narcotráfico.
Dicho reclamo produjo malestar en los cárteles de narcotráfico que azotan a México desde hace años. En julio de 2009 Benjamín y su cuñado, Luis Widmar, fueron asesinados a manos de 147 sicarios.
Tras el crimen, Julián LeBarón, el hermano del fallecido Benjamín, se convirtió en uno de los protagonistas de la Caravana por la Paz con Justicia y Dignidad de marzo de 2011. Una organización que está compuesta por unas 600 personas, familiares de desaparecidos y asesinados.
La familia no solo se ha enfrentado al narcotráfico sino que además se ha visto envuelta en varios conflictos con otros agricultores de la zona principalmente por el agua.
Según informó el diario El País, los campesinos de chile, soja, manzana y alfalfa han acusado a los LeBarón de apropiarse de al menos 14 fuentes con las que riegan los nogales de las colonias mormonas en una zona donde el líquido es escaso.