Leandro Pintos: una sorpresa en plena Peatonal

Leandro Pintos, nos sorprende nuevamente con una serie de equinos, de toros (y troncotoros) y de algunos seres amados. Son esculturas en maderas  y de hierro, despojadas de finas terminaciones al tacto suave. Mucho de intuición, de experimentación donde la expresividad de esos materiales, aún conserva el olor natural, e invitan a navegar oníricamente.

Es un Pintos auténtico y que denota que no se guardó nada. Todo está allí.

La obra El recolector, es una fina síntesis de su sentir actual. Uno cae rendido, ante él e inevitablemente recorre los nudos de la materia prima, en cada surco y en las marcas de los cortes.

Hay músculos tensos, hay sentimiento. Hay movimiento del viento zonda, en su corona de laureles verdes, que se fusiona en una impactante mirada de alguien sufrido, pero que tiene un sentimiento prospectivo.

En el séptimo decidió descansar

Los malvones rojos se van cubriendo lentamente de nieve. Contempla su obra a exponer y después abraza a su señora. Son trece esculturas de mediano porte. El aroma a madera y del hierro que inundan la sala y amalgaman perfectamente con esas obras tapadas con bolsas. Son equinos  buscadores de estrellas, que juegan a ocultar a los caballos del soldador, a los del mago y a esa mujer de cabellos dóciles, que da la espalda al sol.

Todo es arte allí. En un rato, preparan la camioneta para cargarlas. Mañana inaugurará su muestra, en la Sala de Arte de la Bolsa de Comercio de Mendoza.