Desde principio de año la agenda pública de los mendocinos ha sido, y es, una vorágine constante de temas en debate con diferencias de opinión y no pocas discusiones, que sobrepasan la elocuencia. Ya sea en la Casa de las Leyes, los medios de comunicación o en la intimidad del hogar, los intercambios de ideas y las opiniones marcaron, sin lugar a dudas, el pulso de la vida pública de nuestra sociedad. Sin embargo, esta casi obsesión por estar actualizados, atentos y vigiles ante la coyuntura, hace que no reparemos ante decisiones que se adoptan y que configuran verdaderas políticas públicas, las cuales, de ser persistentes en el tiempo y en su ejecución, transformarán la vida de nuestros niños.
Este es el caso del programa “Leamos Juntos” lanzado por la DGE durante la Vendimia y que consiste, ni más ni menos, en que nuestros chicos adopten el hábito de la lectura, a la vez que los más grandes la recuperamos.
Este programa, que a primera vista parte de una idea sencilla, implica la determinación gubernamental, la decisión del Estado de lograr que nuestros chicos comiencen a leer como algo habitual, como parte de su vida diaria, como parte de la nuestra.
Pero no se queda en el mero enunciado sino que, por el contrario, redobla la apuesta y nos insta a los adultos a que los acompañemos en este recorrido con el claro objetivo de buscar los espacios de encuentro que nos faltan. El instante de reflexión conjunto. El tiempo compartido.
Puede que algunos subestimen la medida y la mezclen con reclamos históricos, falencias varias y problemas diversos, que los hay y no hay que soslayarlos. Pero que el Estado vuelva a tomar la lectura como una prioridad, que sea una política pública y que se pretenda mantener a lo largo del tiempo, hoy es revolucionario.
La coyuntura, de la que hablábamos al principio, hace que estemos en tiempos difíciles que nos obligan a cuidarnos y a cuidar a los otros, a estar en nuestros hogares no por elección, sino como una medida de protección para el conjunto de la sociedad. Es en estas urgencias donde encontramos la oportunidad inmejorable de poder aprovechar programas como este, donde se transforma en una herramienta fundamental para poder sobrellevar estos momentos difíciles, donde podemos regalarles a nuestros niños, la llave a la capacidad de imaginar, de crear, de crecer. En definitiva, la llave a su libertad.
Tenemos todos los medios para hacerlo. Cientos de miles de libros, revistas, textos. Guías especialmente diseñadas para quienes recién empiezan y para los lectores avanzados. Podemos encontrar los textos en el soporte que sea. Sólo basta con empezar. Desde los clásicos hasta los youtubers, desde una obra de teatro a los comics, desde una poesía a una receta de cocina. Lo importante es que leamos Juntos, que aprendamos de nuestros chicos, que les podamos contar lo que leíamos, que nos cuenten lo que leen. ¡Qué nos cuenten todo!
Neruda, en “Confieso que he vivido”, relataba que en medio de su saqueo, los conquistadores en América dejaban caer las verdaderas joyas de sus bolsas, el verdadero oro: las palabras y el idioma.
En medio de este terrible contexto global, rescatemos esos momentos que nos puede regalar el estar junto a nuestros niños. Esta es la oportunidad para empezar a cimentar las bases de nuestro mejor legado.
Jorge Luis Borges imaginaba al paraíso como una gran biblioteca. No sé si ese sea el paraíso. Pero sí estoy seguro que si encontramos el momento para compartir con nuestros hijos, vamos a estar cerca de encontrarlo.
