"Vamos a comprometernos a defender, cuidar y amar nuestra bandera", anticipó Trinidad Testa (9) y sus ojitos brillaron aún más sobre las mejillas llenas de pecas.
Actuó como una especie de vocera de sus compañeros de cuarto grado del colegio Nuestra Señora del Huerto, en San Carlos. A su lado, los chicos jugaban y mordían sus impecables guantes blancos, tratando de calmar la ansiedad que les producía el momento de su proclama.
Como ocurrió en todas las escuelas de la provincia, ayer unos 250 alumnos de cuarto grado de la primarias y segundo año de la secundarias de Eugenio Bustos realizaron su 'Promesa de lealtad' a la bandera argentina.
En este distrito de San Carlos, tuvieron lugar los actos centrales en conmemoración del 20 de junio en Mendoza, los cuales estuvieron bien sazonados, tanto por emociones como por reclamos.
No por casualidad, el propio Alfredo Cornejo eligió un colegio privado y de índole religiosa de San Carlos (Nuestra Señora del Huerto) para dirigir su primera toma de lealtad a los alumnos como gobernador de la provincia.
Sucede que el mandatario cursó allí su enseñanza primaria hasta cuarto grado y le debe a la institución "el haber tenido una infancia tan linda, junto a mis hermanos", como señaló en su discurso.
Sin embargo, pese a esta familiaridad y afecto manifiestos con la institución, el funcionario no pudo moverse con comodidad en este territorio tan conocido para él. Sucede que los docentes del SUTE trasladaron su reclamo contra el polémico 'ítem aula' al Valle de Uco, esperaron con pancartas a Cornejo en la entrada del salón e incluso interrumpieron con bombos y cánticos su discurso.
El acto empezó con más de una hora de retraso y, según trascendidos, esto se debió a que Cornejo no sabía cómo evadir a los manifestantes para ingresar sin sobresaltos al predio escolar. No hubo ninguna ofrenda floral para Manuel Belgrano y el encuentro terminó casi de forma abrupta, incluso con un retiro incómodo y que pasó inadvertido de las banderas de ceremonia.
Banderita de mi Patria
"Estuvimos ensayando mucho en el grado. Dicen que viene el gobernador", comentaron entusiasmados Brian, Leo y Alexander de la escuela especial Marcelino Benavente, minutos antes de su 'actuación'. Más allá un grupo de alumnos de la secundaria San Juan Bosco y la Miguel Natalio Firpo aprovechaban la espera inicial para tomarse fotos en grupo y subirlas a las redes sociales.
"La promesa es algo especial, porque es una forma de manifestarle respeto a nuestra bandera", comentó Ayelén Bustos, de la primaria Emilio Manso. Su seño, Claudia Segura, destacó el hecho de que en el encuentro de ayer se integró a niños que "vienen de escuelas urbano marginales, de la ciudad, privadas, etc".
Lo cierto es que las distintas realidades que viven y los diferentes sueños se unificaron ayer en el potente "sí prometo" que gritaron los alumnos con la mirada fija en el paño celeste y blanco de su colegio, cuando el gobernador terminó de decir su proclama. Las familias, por su parte, se apuraron a registrar el momento con sus cámaras.
"En nuestra historia como Nación hemos cometido muchísimos errores, pero aciertos que nos han permitido crecer como país. Este símbolo nos anima a seguir trabajando, a hacer que los servicios funcionen, que haya mejor calidad en Educación..." dijo en su alocución Cornejo. A su turno, el intendente sancarlino Jorge Andrés Difonso rescató la figura de los próceres, sobre todo de Martín Miguel de Güemes.
Cornejo es una persona querida y recordada en Eugenio Bustos. Ayer, todos querían tomarse una foto con él, incluso los chicos del colegio Del Huerto lo recibieron con aplausos y regalos en su patio y hasta le pidieron autógrafos.
"No sé si fue buen alumno, pero aquí lo quieren mucho. Sé que es buena persona", comentó María Luisa, hermana de la congregación. Zulma Coine, quien hoy forma parte de la institución, fue compañera de curso. Recuerda que "era estudioso, amigable" y que "siempre fue chiquito".
"Cuando nos juntábamos los ex alumnos de la promoción decíamos: '¿qué será de Alfredo? Se va a morir de hambre con eso que estudia'. Mirá, no se murió de hambre, pero tiene más canas que yo", se rió su amiga de la infancia.