Tan triste como doloroso y preocupante. Godoy Cruz afronta esa peculiar sensación de ya no ser aquel equipo convincente y protagonista del que se hablaba no sólo en el país, sino también en el mundo.
Los récords positivos de hace poco más de un año se han convertido en una sucesión de estadísticas cada vez más negativas. Es el equipo que más partidos perdió en la actual Superliga (6), el que más goles recibió (13) y, en caso de ganar hoy Gimnasia y Esgrima La Plata en Córdoba, el Tomba quedará en el último puesto.
Ayer, Banfield le propinó su tercera derrota de los últimos cuatro partidos jugados en Mendoza. Sin ser brillante ni mucho menos, al equipo de Falcioni le alcanzó con una buena dosis de esa efectividad que escasea por estos lares.
Banfield llegaba a este duelo con casi los mismos problemas que Godoy cruz. Le costaba mucho convertir. De hecho, hasta ayer apenas había convertido tres goles en seis partidos. Y es cierto, en el Malvinas no tuvo muchas llegadas, pero fue eficaz. Pegó en los momentos justos con el cabezazo letal de Junior Arias y el penal que Julián Carranza cambió por gol.
De esa forma, fue taladrando el alma de un Godoy Cruz frágil desde todo punto de vista. Un equipo que no sólo no liga (desde el juego y desde las decisiones arbitrales) sino que se desmorona ante el mínimo roce. Tiene mandíbula de cristal este equipo de Patalano.
Ataca y genera chances, pero es ingenuo a la hora de defender, deja huecos por las bandas y los rivales aprovechan todo lo que el Expreso no es capaz de usufructuar.
Así, con la tercera derrota al hilo, no asoma la cabeza y se sumerge en uno de sus peores momentos.
Arriesgó y perdió
En el ambiente futbolístico de Mendoza suele decirse que la dirigencia de Godoy Cruz tiene suerte, que todo lo que planifica o pone en práctica, generalmente le sale bien. Y aunque las estadísticas estén del lado de José Mansur y Daniel Oldrá, como encargado muchas veces de conseguir a los entrenadores y jugadores que suelen llegar a la institución -algunos de ellos sin ser pedidos por el DT de turno o de quien vaya a asumir-, tirar mucho de la soga no es conveniente. Y esto dicho no solamente del lado de las matemáticas, donde el Expreso tiene un promedio que en esta temporada no lo tendrá peleando por mantener la categoría, pero que sí será importante para la próxima, porque al Tomba ya no podrá contar con los números que supo conseguir cuando era dirigido por Diego Dabove.
Ensayar tanto, suma riesgos y es lo que le está pasando en la actualidad al Bodeguero.
Un equipo que perdió jugadores importantes, que disputó por segunda vez en su historia los octavos de la Copa Libertadores, pero que después no pudo rearmarse para conformar una base que le permitiera seguir peleando los puestos de vanguardia en la Superliga.
Ahora la historia marca otra cosa. El tubo de ensayo no funcionó con Javier Patalano, y aunque su idea está clara, quizá los protagonistas que buscan plasmar esa planificación, no son los adecuados.
Para colmo de males, tiene lesionado a su principal carta de gol y figura indiscutible, como lo es el “Morro” Santiago García, un dato que no deja de ser menor y por lo que tampoco debería ponerse en discusión a jóvenes atacantes como Sebastián Lomónaco y Leandro Vella. Y las malas no terminan ahí para el pueblo tombino. Es que el equipo no encuentra el rumbo. No lo tuvo cuando Lucas Bernardi lo dirigía y tampoco supo salir adelante con el interino Javier Patalano, por lo que ahora cabe decir que tiene una de las peores rachas desde que juega en la elite, perdiendo tres de los últimos cuatro encuentros en el Malvinas Argentinas.
Reiteramos, organizar desde lo institucional y económico una institución es mérito de la dirigencia y en muchas líneas anteriores de nuestro matutino se ha elogiado a la actual conducción encabezada por Mansur y compañía. Pero también son responsables de tirar tanto de la cuerda y confiarse e que siempre las cosas saldrán bien. Por lo tanto, de ahora en adelante, desde lo futbolístico, el Tomba deberá reinventarse. Empezar a sacar puntos hasta desde abajo de las piedras, porque esa campaña de 56 puntos ya no estará y en la actualidad, siempre pensando en la próxima temporada, sería uno de los cuatro peores promedios.
Arriesgó y perdió, aunque todavía está a tiempo de salir de este crítico momento.