Las ocho especies de buitres de África han caído en número en un promedio de 62% durante los últimos 30 años, según las primeras estimaciones de la disminución continental de estas aves grandes. Seis de estas especies probablemente serían consideradas en peligro crítico por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Aunque los buitres no son bonitos ni se antoja acariciarlos, son de los carroñeros más importantes de la naturaleza; una bandada puede limpiar un cuerpo en cuestión de minutos, dice Darcy Ogada, líder del estudio y directora asistente de los Programas en África del Fondo Peregrino, una organización no lucrativa de Idaho dedicada a salvar aves rapaces.
Pero Ogada pronostica que estos recicladores naturales, que se reproducen lentamente y que tardan años en madurar, podrían extinguirse en África en los próximos 50 o 100 años.
"El impacto de su caída en número es enorme", destaca Ogada, cuya investigación es financiada por la National Geographic. "Proveen un servicio tan grande para una población enorme", considera.
Rastreando las aves
En 2012, Ogada y sus colegas revisaron extensivamente la literatura científica sobre las poblaciones de buitres de África, así como datos no publicados de sondeos en caminos y conteos de buitres muertos.
El equipo analizó los datos asignando a cada especie de buitre en cada país a una de cuatro categorías: extinto o en severa caída, caída fuerte, caída moderada o sin caída.
De las 95 poblaciones de buitres que examinaron, ochenta y cinco (u 89%) se habían extinguido a nivel nacional o habían registrado severas caídas, según el estudio publicado recientemente en la revista Conservation Letters.
Los científicos también estudiaron las principales amenazas para los buitres africanos con datos de artículos publicados y no publicados, así como informes de los medios, sacados entre 1961 y 2014.
Ese trabajo reveló que el envenenamiento por comer restos cargados de pesticidas provocó hasta 60% de las muertes de buitres registradas desde la década de 1970.
Cuando un depredador grande como un león mata una vaca, el ganadero a menudo rocía veneno sobre el cuerpo para matar al depredador en venganza, práctica ilegal pero raras veces enjuiciada. Los buitres normalmente llegan primero al cuerpo (y al veneno).
Los pesticidas son deficientemente regulados y abusados en África, señala Ogada. Normalmente vendidos como "mata leones" en varios países africanos, muchos productores no saben realmente para qué se usan los químicos.
Amenazas para los buitres
David Allan, director de aves en el Museo Durban de Ciencias Naturales, en Sudáfrica, estudia buitres de El Cabo. Dice que estos han desaparecido en gran parte de las áreas de cultivo comercial del país, donde el uso de pesticidas es rutinario.
Pero hay varias amenazas más allá de los pesticidas, destaca.
La urbanización rápida en partes de África ha desplazado a los buitres de su hábitat. El masivo crecimiento de los parques eólicos por todo el continente también es una preocupación (las aves a menudo chocan con las turbinas).
Los buitres también son objeto de ataque de los cazadores ilegales, quienes venden sus partes a gente que las usa para brujería. Estas aves son famosas por su tremenda visión, y muchos creen que las partes de su cuerpo pueden usarse para ver el futuro. Se sabe relativamente poco sobre el sigiloso comercio ilegal.
Los carroñeros también mueren luego de comer restos dejados por cazadores ilegales, quienes envenenan los cuerpos para deshacerse de la policía, que usa el vuelo en círculo de los buitres como señal de actividad ilegal.
En julio de 2013 Ogada se topó en Namibia con lo que calificó como una imagen espantosa: aproximadamente 500 buitres muertos rodeaban el cuerpo de un elefante lleno de pesticida. Los cazadores habían envenenado las aves y abandonado los cuerpos para que se pudrieran.
Historia problemática
El impacto de la desaparición de los buitres podría ser devastador en los países en desarrollo de África, donde la eliminación de cuerpos potencialmente dañinos se deja en manos de la naturaleza, precisa Ogada.
Por ejemplo, veamos el caso de India, dice Allan, donde las poblaciones de buitres colapsaron más de 96% en la década de 1990.
Envenenados con diclofenac, un medicamento utilizado para tratar ganado enfermo, los buitres de India murieron masivamente por fallas hepáticas. En ausencia de la cuadrilla aérea de limpieza, los perros salvajes se hicieron cargo del papel de carroñeros. Conforme la población de perros explotó, lo mismo pasó con enfermedades como la rabia (de las 55.000 muertes anuales por rabia a nivel mundial, 20.000 ocurrieron en India).
El costo para la salud pública fue enorme: según se estima, los costos del servicio médico aumentaron 34.000 millones de dólares en India entre 1993 y 2006, de acuerdo con Allan.
Ogada dice que potencialmente podría pasar lo mismo en África Occidental, donde las poblaciones humanas son altas y las poblaciones de buitres lastimosamente bajas.
El primer paso, considera Ogada, es que los gobiernos de África regulen el uso de los pesticidas, por ejemplo creando un registro que pueda limitar la cantidad que una persona puede comprar por vez.
Ogada y otros investigadores también han auspiciado programas sobre los peligros de los pesticidas para la gente de África: "Puede empezar en un país y con suerte crecer como bola de nieve a otras regiones", termina.
