Paula Michelini no lo pensó. Apenas vio una foto de su prima Catalina con pelo corto en Instagram y conoció los motivos, corrió -llevada por el instinto- hasta la peluquería y pidió que le cortaran no menos de 15 centímetros. No se había imaginado con ‘melena’ y el primer vistazo al espejo la impactó. Pero supo que había hecho lo correcto. “Siempre quise donar sangre y no me dejaban por el peso. Ésta es una buena manera de ayudar”, explica.
Esa misma tarde, fotografió su rostro radiante de alegría y lo subió a las redes. Jamás supuso tal repercusión. Al otro día, sus amigas fueron en masa a repetir el gesto solidario. Chicas de otros cursos investigaron en el sitio web de Fundavita y no tardaron en convencer a las menos impulsivas de que debían sacar un turno en la peluquería. Otras, más ansiosas, le pidieron a algún familiar que ‘improvisara’ con la tijera.
Lo cierto es que en cuestión de horas y con un espontáneo efecto dominó, el colegio secundario Compañía de María de Tupungato se fue poblando de hermosas cabelleras cortas. Ya suman cerca de treinta las alumnas -sobre todo de 3ero y 5to año- que han cortado su cabello para destinarlo a la confección de pelucas para enfermos de cáncer, que perdieron su pelo a causa de la quimioterapia. Y muchas otras sacaron el turno para dar el “gran paso”.
Las primeras en notar que algo ‘raro’ estaba pasando fueron las preceptoras. Acostumbradas a observar con qué devoción las estudiantes cuidan el largo en sus cabellos, no entendían el por qué de esta opción masiva por la ‘melena’. “Sé cuánto les ha costado, por eso me emociona ver con cuánto cariño deciden cortar su pelo y sin que nadie se lo pida”, comenta la preceptora Alejandra Gutiérrez.
“Se necesita un kilo para hacer una peluca. Un familiar sufrió de cáncer hace tiempo y le cobraban $ 3.500 por una. Si yo puedo ayudar, al menos evitando ese gasto...”, dijo Rosario Carletti.
Para no arrepentirse, ella enfrentó a las tijeras junto a Martina Bonade y Victoria Ruggeri. Conmovida por el gesto solidario, la peluquera Vicky Servilla les regaló el corte y -a cambio- ellas le pidieron que ya vaya diseñando peinados que vayan con pelo corto para su fiesta de graduación.
Algunas que ya viajaron a ‘Mendoza’ para concretar la donación, dicen que ofrecen un mail para mostrar los pasos de la realización de la peluca.
“Sería muy bueno conocer después a cuántas personas se ha ayudado con esta campaña, para ponerle rostros”, opinó entusiasmada Paola Valenzuela.
“¿De qué me sirve tanto pelo, si hay personas que lo necesitan?”, responde con espontaneidad Mercedes Viotto, cuando alguien le advierte que perderá la cabellera que hoy le llega a la cintura. Ella, junto a Fernanda Armani y Guadalupe Di Césare, son las tres chicas de 2do año que han sacado turno para el corte. “Las otras no se engancharon porque se vienen sus fiestas de 15”, argumentaron.
La excelente predisposición de las alumnas -incluso hay tres chicas en 7mo de la primaria que innovaron con sus melenas- contagió a los adultos. La directora del secundario, María de los Ángeles Mansilla, anunció que hará su parte. “Estamos muy felices con el gesto solidario de nuestras alumnas y apoyamos totalmente esta participación en la campaña”, expuso.
“No ponen muchos requisitos. Puede ser pelo teñido, maltratado o en capas. Pero se necesitan muchos donantes para hacer una peluca”, promocionan las chicas de 3ero: Felicitas, Victoria, Nadia, Maira, Virginia, Lucía y Belén.
“Yo ya me había cortado el pelo hace poco, así es que le pedí unas pelucas que tiene mi abuela. Antes las mujeres las usaban para salir y ella las ha cuidado súper bien”, señaló Magdalena Carup. A su turno, Camila Micheletti -quien tiene el galardón de haber conseguido la trenza más larga, de 35 centímetros- dijo que algunos estilistas del pueblo habían colaborado con extensiones para ellas llevaran junto con sus aportes.
“Yo no podía esperar y mi mamá se ofreció a cortarme el pelo con la tijera de la cocina. Me quedó todo desparejo, pero después pudo arreglarlo”, reconoció Giuliana Romagnoli.
