Mamushka freak show
El personaje del escritor en feria, en situación de charla performática, siempre me resultó un poco intrigante. Ir a ferias de libros no formó parte de mi educación literaria, estar frente a una mesa, con el ejemplar en mano, esperando por la firma fue un ritual que de tan ajeno se me volvió un poco ridículo; como escenario, como teatro donde el escritor mostraba sus artes del habla y la palabra las ferias parecen diluirse. En Buenos Aires las charlas con los "internacionales" (!) incluso estaban bastante desiertas.
En un año en que la Feria del Libro de Buenos Aires parece haber entrado en una etapa de cambios la de Mendoza afirma más que nunca su identidad, con alta presencia de escritores de Buenos Aires y más y nuevos stands.
Las ferias del libro son como reproducciones ad hoc, circunstanciales y ritualescas y poco simbólicas, del campo cultural argentino; visto como una enorme mamushka que empieza a resquebrajarse. Una cultura central y otras pequeñas e interiores, metidas entre las capas superficiales de las otras culturas mayores.
Siendo la mamushka mayor París, la del medio Buenos Aires y la pequeña Mendoza (que aguarda desesperada por su propia muñeca interior). Yo digo que no es culpa de la mamushka, sino de quien le da de comer.
El viaje de la mamushka inferior a la mamushka superior es lo que anhela todo agente cultural, de la mamushka Buenos Aires a la mamushka París, nunca al revés.
La cadena de mamushkas responde a una jerarquía inalterable, cada uno de sus eslabones tiene que ser tocado para viajar por ella, no se puede pasar de la mamushka París a la mamushka Mendoza.
No puede venir Michel Houellebecq a la Feria del Libro de Mendoza. Eso sería una especie de alfiler clavado que atraviesa a todas las hermanas mamushkas de madera haciéndolas brochette.
Sobre este ecosistema ‘mamushkiano’ se debatió precisamente en una mesa a la que asistí en la feria, con agentes de mamushkas superiores y de este mismo nivel (que no merecen retribución de ningún tipo por su presencia y están destinadas a permanecer en la categoría de inmadurez).
En algún momento se habló de esa utopía que está flotando en el aire, de esa ruptura de mamushkas en manos de las nuevas tecnologías. Por eso que la mamushka siga comiendo tranquila, no pasa nada.
En otro momento alguien se paró y se fue. Dijo: esto no es lo que yo buscaba.