El beneficio neto del Banco del Vaticano se hundió el año pasado, reduciéndose de 86,6 millones a 2,9 millones de euros, en gran parte debido a los excepcionales costos del proceso de reforma que lleva a cabo esta institución.
El Instituto para las Obras de Religión (IOR), el nombre oficial del banco comercial del Vaticano que el papa Francisco ha decidido preservar, aunque reformándolo, anunció ayer en un comunicado estas cifras, además de una renovación de su dirección.
La reforma de la controvertida gestión de las finanzas del Vaticano es uno de los mayores desafíos para el Papa argentino, que prometió tras su elección en marzo de 2013 poner orden en el IOR, instaurando controles más estrictos en esta institución conocida por su opacidad y su implicación en varios escándalos de blanqueo de dinero.
El IOR atribuye la caída del beneficio en 2013 a los costos de la reforma, pero también a algunas operaciones fallidas. Entre éstas, cita un caso de pérdida de 15,1 millones de euros, sin más precisiones.
El cardenal italiano Tarcisio Bertone, secretario de Estado de Benedicto XVI, fue criticado por la prensa italiana por haber favorecido una arriesgada operación en beneficio de un amigo, productor de televisión católico, precisamente por un importe de 15 millones de euros.
Otra novedad en el IOR es que “todas las cuentas” de clientes serán desde ahora controladas, según el comunicado.
El Instituto cerró definitivamente casi 3.000 cuentas en virtud de un “procedimiento ordinario”: 2.600 de ellas eran cuentas no utilizadas durante un largo período, y las demás 396 no entraban en la restrictiva lista de las categorías admitidas en el IOR.
En efecto, desde ahora solamente podrán tener cuentas en el IOR “las instituciones católicas, los miembros del clero, los empleados o antiguos empleados del Vaticano (para salarios y jubilaciones), las embajadas y los diplomáticos acreditados ante la Santa Sede”. El cierre de las cuentas de esos 396 clientes provocó una salida de fondos de unos 44 millones de euros, de los cuales 37 millones fueron transferidos a otras instituciones financieras, la inmensa mayoría en Italia.
Una nueva fase de la reforma
El 31 de diciembre pasado había un total de 17.419 cuentas en el IOR, contra 18.900 en 2012. De ellas 5.043 eran cuentas de instituciones católicas (80% de los fondos) y 12.376 cuentas individuales (20%).
Además, con el lanzamiento de la "fase II" de la reforma, el IOR confirma la llegada de un “nuevo equipo dirigente, trabajando bajo una nueva estructura de gobierno”.
El industrial alemán Ernst von Freyberg, nombrado por Benedicto XVI poco antes de su dimisión, debería pues dejar su cargo.
Von Freyberg contrató a una empresa de consultores, Promontory, para verificar las cuentas del IOR. También impuso en los dos últimos años la publicación de un informa anual, hecho inédito en 126 años de existencia de este instituto afectado por escándalos financieros.
Según la prensa francesa, el favorito para reemplazar a Von Freyberg es el francés Jean-Baptiste de Franssu, que dirige un gabinete de asesoría en fusiones y adquisiciones, y colabora benévolamente en la reforma económica del Vaticano desde hace un año.