Lejos de las lecturas propias de la gente que opera dentro del círculo rojo, es decir dentro de la cultura política provincial, con todas sus disquisiciones, elucubraciones, pormenores y análisis desmenuzados, estas reflexiones pretenden dar una explicación desde dos perspectivas:
• La gente, los votantes que participaron el pasado domingo y que suelen estar en una frecuencia muy diferente a la de los especialistas en temas políticos. Y especialmente...
• La transición de cambio cultural y político que transita nuestra sociedad con su polarización en aumento como era de prever.
Sin dudas las recientes PASO en nuestra provincia funcionaron como una primera vuelta que permitió ordenar la polarización que empezó hace muchos años y ahora está en proceso de resolución en las elecciones presidenciales de octubre de este año.
Por el lado del peronismo se decantó la puja entre el viejo y timorato peronismo provincial y el kirchnerismo que es peronismo pero en su versión más cerril.
Dicho de otra manera: para lo viejo siempre es preferible lo realmente viejo.
Así lo más retrógrado, de este peronismo que era el kirchnerismo, con su candidata Anabel Fernández Sagasti, desbancó al peronismo provincial que no pudo generar un liderazgo a la altura de lo que hoy se debate en nuestra sociedad, que es el futuro contra el pasado de 70 años. Y así el pasado “ verdadero”, pidió permiso para tomar la posta en este proceso ininterrumpido de polarización, porque tiene más claridad, más compromiso y más soporte ideológico para enfrentar al proyecto del futuro que representa Cambiemos que ahora pasó a llamarse Juntos para el Cambio.
Por otro lado, estas afirmaciones se contraponen a aquellas vistas en estos días que afirmaban que el peronismo mendocino con sus candidatos había realizado un recambio generacional al poner a gente joven en los principales cargos eleccionarios.
Al respecto, salvo que este recambio generacional sea una acumulación de testosterona, estos candidatos K son “jóvenes viejos”, porque su práctica política ha sido aprendida de los personajes que han utilizado lo más cuestionable de nuestra cultura política, habiendo demostrado a su vez ser sus mejores alumnos.
Su base de pensamientos y formación ideológica es la que se tenía en la década de los sesenta y setenta del siglo pasado, por lo que de jóvenes solo tienen su edad.
Esto la gente lo vio y por eso “Anabel” no alcanzó el 20% de los votos. Es decir que de diez votos emitidos menos de dos la votaron.
Por el lado de Cambiemos el proceso interno decantó hacia el radicalismo que demostró con hechos concretos recientes, tal cual los de la última Convención partidaria, como se logró cortar amarras con el populismo que llevaba adentro desde hace cien años.
Por otro lado su conducción pudo sostener una clara posición respecto al debate del futuro contra el pasado, cosa que De Marchi no podía representar con esa claridad y contundencia.
Si vemos cómo votó la gente, los números son los siguientes:
• El futuro es decir Cambiemos sacó el 43% de los votos.
•El pasado sacó el 36% de los cuales “Anabel”, la ganadora de la interna, no llegó al 20% y marcó seguramente su techo.
Por último, teniendo en cuenta el proceso de aceleración de la polarización de la sociedad, es válido proyectar estos resultados sobre las próximas elecciones a gobernador de la provincia para predecir que el candidato de Cambia Mendoza sacará más del 55%y podrá incluso llegar al 60% de los votos, dado que una parte del peronismo que votó a Bermejo no va a votar al kirchnerismo representado por Fernández Sagasti.
Sumándose a esto que, como siempre ha pasado en nuestro país, el ganador de las PASO, arrastra muchos votos que no tuvo en la primera oportunidad.
El que quiera ver que vea.