La caravana de patrullas se abre paso por los estrechos pasillos y calles del barrio La Favorita al caer la noche. Seis policías a bordo de sus potentes motos encabezan la fila.
Tres móviles y una unidad de traslado los siguen. Son miembros de la Unidad de Acción Preventiva (UAP) que realizan maniobras para desalentar el delito en una zona que ha vuelto a tornarse "caliente" por los recientes ataques a tiros, robos y disputas para quedarse con territorio narco.
Los vecinos del puñado de barriadas que conforman La Favorita lidian con la violencia, al igual que otros vecindarios del piedemonte capitalino. En las últimas semanas se han registrado episodios que, según afirman los policías que analizan las denuncias y diagraman las maniobras para hacerles frente, tienen que ver con disputas territoriales por venta de drogas al menudeo, por "mexicaneadas" (robos entre bandas para recuperar "mercadería" y dinero secuestrado por la Fuerza) o por viejas rencillas vecinales. Entonces se genera una "bola" violenta que, como una avalancha, no se detiene: la venganza de uno u otro lado volverá indefectiblemente y habrá "justicia" como en el Lejano Oeste.
Los llamados al 911 y las denuncias realizadas en la zona se recopilan en un software que luego permite tener un mapa preciso de los puntos conflictivos. A ello se suman los datos recabados por la Dirección de Inteligencia Criminal y de Investigaciones. Esto permite establecer zonas conflictivas, franjas horarias y modus operandi de los bandidos. Por eso, ese mapa va mutando.
La Favorita figura actualmente en ese plano y hacia allí se vuelca parte de las maniobras de la UAP, según explica quien está a su cargo, el comisario inspector Camilo Uvilla.
La UAP está conformada por dos cuerpos especiales: la Unidad Motorizada de Acción Rápida (UMAR) y el Cuerpo Motorizado de Prevención. Tras la creación de la unidad, en julio de 2016, se resolvió implementar un plan operacional y destinar las movilidades y efectivos de prevención de Cuerpos Especiales a tareas operativas. A diferencia de un patrullaje normal, donde se designa un cuadrante específico, los miembros de la UAP operan en distintas partes del territorio, con una disuasión más potente y una prevención operativa que tiene mejores efectos sobre los delincuentes.
"Lo que estamos logrando es romper la cadena del delincuente a través de patrones de conducta y análisis de información. Se actúa sobre los escondites a través de capturas y secuestros de armas. El objetivo es que no se llegue a cometer el delito", grafica Uvilla.
Luego llega el tiempo de la acción. Un equipo de Los Andes acompañó a efectivos de la UAP del Gran Mendoza en una de estas maniobras. El recorrido comienza en un puesto de control en el transporte público de pasajeros, algo que también se implementa en Las Heras, tras una serie de ataques sufridos por choferes y usuarios del Mendotran.
Uno a uno, los micros que transitan por Arturo Illia y Salvador Civit son detenidos por los efectivos que han montado un puesto fijo en el lugar. Unos 15 policías van subiendo a cada unidad, identificando a los pasajeros a través del sistema biométrico. Algunos deben abandonar el viaje y son trasladados a dependencias judiciales por tener medidas pendientes con la ley.
Lluvia de piedras
Cerca de las 20, la frecuencia alerta que habrá un operativo antidrogas en el Campo Papa y que allí efectivos de Infantería están siendo atacados con piedras por un grupo de unos 10 revoltosos. "Nosotros brindamos apoyo a las unidades que lo requieran, así que vamos a desplazarnos", avisa el principal Darío Leguizamón y le ordena a sus hombres dejar el lugar y emprender el viaje.
Ya en ese barrio de Godoy Cruz se escuchan los escopetazos de los uniformados. Los angostos pasillos de tierra y las precarias construcciones están llenas de curiosos vecinos que, lejos de asustarse por los disparos, muestran una actitud desafiante. La presencia policial es rechazada por algunas piedras que caen cerca de las patrullas y los efectivos. Una vez que la situación se calma, inicia el recorrido hacia La Favorita.
Noche azul
La calle principal del barrio está plagada de comercios, sobre todo rotiserías y almacenes. Pasadas las 20.30, la marcha de los miembros de UMAR se detiene frente a una parada de colectivos, donde un grupo de jóvenes se ha afincado. Tras requisarlos y solicitarles documentación, dos de esos sospechosos son ingresados a la camioneta tipo Trafic que compone la caravana. "No pueden justificar su presencia en el lugar. Están esperando la oportunidad para hacer de las suyas", explica el principal Marcos Guajardo, antes de subir a la camioneta que conduce.
Poco antes de llegar al corazón del conglomerado vecinal, puestos fijos de control tienen a decenas de policías controlando a personas y vehículos. Pertenecen a otras dependencias y unidades. Quienes tienen sus "guaridas" en la zona se saben rodeados y no se arriesgan a salir a la calle, pese a que la agradable temperatura invita al "porrón" en la vereda. "Ojalá todas las noches fueran así de tranquilas", comentan los uniformados mientras observan a los vecinos que, como siempre, han salido a ver qué ocurre.
Al pie de los cerros
Ya internados en lo profundo del piedemonte, las casas muestran pobreza y precariedad. Aquí las chapas, cartones, pallets y otras maderas son una muestra de la arquitectura en oscuros pasillos.
Los "hombres de negro" se han detenido. Tres jóvenes parados en medio de la calle son sometidos al palpado de armas y luego trasladados en la camioneta. Los escopeteros han ganado cada esquina y brindan seguridad perimetral a sus compañeros. "Por una cuestión de seguridad el policía que porta la escopeta no está en contacto con el sospechoso; vigila el perímetro", explica Guajardo.
"Tenga cuidado, jefe, que pueden tirar piedras; es normal", alerta un joven efectivo de UMAR, preocupado por la seguridad del equipo periodístico. Efectivamente, segundos después comienza a escucharse cómo los improvisados proyectiles caen cerca. Ni siquiera puede verse de dónde son arrojados por la oscuridad imperante y los numerosos recovecos.
Las maniobras se repiten ante cada sospechoso: los efectivos de UMAR los abordan rápidamente, los otros móviles se acercan en apoyo y los escopeteros cubren el perímetro. Así ante cada posible amenaza.
El recorrido seguirá por los barrios vecinos de Ciudad: Olivares y Flores. Allí todo está tranquilo, por lo que los miembros de la UAP hacen una pausa cerca del hospital Lagomaggiore. Allí compartirán experiencias y establecerán las zonas que recorrerán dentro de pocos minutos y hasta altas horas de la madrugada.
Resultados
Las estadísticas de la UAP en lo que va del año muestran una disminución del delito en las áreas en que opera.
Desde el 1 de enero de 2019 hasta el pasado 20 de agosto, estos son los resultados operativos:
-111 Armas de fuego secuestradas.
-19 Armas blancas secuestradas.
-660 Detenidos por delitos.
-793 Capturas.
-1.028 Pedidos de paradero.
-327 Autos secuestrados.
-368 Motos secuestradas.
Estupefacientes incautados:
-8.178 gramos marihuana.
-3.341 gramos cocaína.
-96.226 Personas identificadas con sistema biométrico.