Muchos matrimonios en la vida real conviven y se llevan bien y, en tal sentido, están superando o tratando de superar lo mejor posible el aislamiento sanitario que se ha impuesto en compañía.
Pero si, por un azar de la imaginación, trasladáramos la realidad de convivir las 24 horas bajo un mismo techo al mundo ficcional del cine, tropezaríamos con matrimonios que difícilmente hubieran podido cumplir estos retiros forzados que sufren miles de hogares del mundo.
El "quédense adentro, no salgan de la casa", que se repite a cada instante y por todos los medios audiovisuales, no hubiera funcionado en algunas duplas cinematográficas que hicieron historia en el celuloide.
Bajo el mismo techo
Sin duda, en el ámbito del cine extranjero, la pareja que demostró que no estaba capacitada para una cuarentena fue la de Jack Nicholson y Shelley Duvall en "El Resplandor", ambos comandados por el gran Stanley Kubrick, que venía de dirigir "2001. Una odisea en el espacio".
Basada en la novela homónima del escritor Stephen King, el filme relata la historia de Jack Torrance, un ex profesor que acepta un puesto como vigilante de invierno en un solitario hotel de alta montaña para ocuparse del mantenimiento. Al poco tiempo de haberse instalado allí junto con su esposa y su hijo, empieza a sufrir inquietantes conflictos de personalidad. Paulatinamente, debido a diversos trastornos personales y a sus propios fantasmas interiores y, tal vez, a la influencia maléfica del lugar, se verá inmerso en una espiral de violencia contra ellos que, a su vez, parecen víctimas de espantosos fenómenos sobrenaturales.
Obviamente, un clima nada propicio para coexistir bajo el mismo techo y combatir de esa forma los efectos de un virus como el que se ha reproducido. Para colmo de males, la propia actriz Duvall (de 70 años, hoy retirada de los escenarios hace mucho), sufrió mucho durante el rodaje, en especial por el obsesivo carácter del realizador, que ordenó repetir 127 veces la escena en que Jack Torrence (Nicholson) amenaza con un bate de béisbol a su mujer (Duvall) lo que causó un cuadro de estrés a la intérprete.
Otro caso muy 'anti-convivencia, para protegerse del patógeno' lo interpretaron Brad Pitt y Angelina Jolie (casados en la vida real luego de ese filme y hoy separados), en la obra "Señor y señora Smith", en la que se la pasan a los tiros y queriéndose matar. La química entre Angelina y Brad se echa a perder en esta desopilante comedia. Que una pareja en esas condiciones pudiera pasar una cantidad indefinida de tiempo en el mismo ambiente, se torna algo imposible de creer, por más razones de salud que haya de por medio.
El maestro del suspenso
Otro caso dentro de la búsqueda de cónyuges no candidatos para un aislamiento, lo encontramos en la creación de Alfred Hitchcock, "La llamada fatal" ("Dial M for murder"). En este thriller, el esposo (un ex tenista en la piel de Ray Milland) quiere asesinar a su bella cónyuge Margot (nada menos que Grace Kelly), porque sospecha que le es infiel y desea heredar su gran fortuna. No hubieran pasado la prueba sanitarista.
Tampoco hubiera sido el caso de Jack Lemmon y Walter Matthau en “Extraña pareja”.
Unos candidatos para esta idea de relaciones bajo el ámbito de la salud son los protagonistas de "La guerra de los Roses", la película estadounidense de comedia de 1989, dirigida por Danny DeVito y protagonizada por Michael Douglas y Kathleen Turner. Es casi seguro que las peleas entre ambos no daban para un #Quedate en casa, prolongado.
Entre nosotros
En el cine nacional se nos ocurre que Walter Vidarte y Graciela Borges, en la obra de Leonardo Favio, "El dependiente", ya se enfrentaban a un mal destino, nada propicio para compartir juntos un largo periodo de convivencia. Y ni qué hablar de Susana Giménez y Carlos Monzón, en "La Mary" (1974), de Daniel Tinayre.
Otros que podrían ser candidatos a estas parejas anti-aislamiento son Adrián Suar y Valeria Bertucelli en "Un novio para mi mujer".
Hace poco Clarín describió, en una nota, que un aislamiento no previsto y que resultó forzoso, se recrea en la atrevida película "La cigarra no es un bicho" (dirección, Daniel Tinayre), de 1963 con Mirtha Legrand, Ángel Magaña y gran elenco, en la que los clientes de un hotel alojamiento de Palermo, debían quedarse un mes 'enclaustrados' en ese ambiente porque un pasajero presentaba un cuadro infeccioso y las autoridades obligaron a todas las parejas a permanecer un mes en el establecimiento.