Carcará es un gran artista, su práctica es autosustentable, utiliza troncos de palmeras secas, productos de la zona y objetos de demolición para dar su visión en colores primarios, fuertes. Sus gallinas son un signo citadino, no es casual. La mayoría de los grandes hoteles de Pernambuco cuentan con alguna de sus obras y las calles también. Simpáticas, expresivas, robustas y esbeltas, las gallinas son la obsesión de Carcará y no es casual. Desde un punto de vista lúdico y descontracturado resignificó la negatividad de las aves-esclavos a la literalidad de las gallinas aves de corral, pero muy coquetas, de ésas que dan alegría y recuerdan simpáticos dibujos animados. Su trabajo en la cultura local hizo que la denominación de la urbe sea apropiada por locales y visitantes como un lugar de diversión, disfrute y juego, dejando lejos la pena, el dolor, la muerte y esclavitud.
Las nuevas gallinas
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hace 2 horas