Más del 75% de los abanderados y escoltas de las escuelas secundarias mendocinas son mujeres, según datos de la DGE a los que accedieron investigadores de la Universidad del Aconcagua. En el ciclo 2015, de todas las escuelas públicas y privadas de la provincia, el 74,36% de los abanderados fueron mujeres mientras que entre los escoltas la proporción ascendió a 79,57%.
La disparidad en el rendimiento académico entre ellas y los varones no encuentra causas concretas, por lo que los estudiosos de temas relacionados con la educación manejan un mar de hipótesis para encontrar una explicación. En lo que sí coinciden es en que la situación tendría una origen multicausal.
El licenciado en Pedagogía José Luis Martiarena señaló que casi no hay en el país investigaciones sobre el tema y agregó que, por otra parte, este dato es congruente con lo que se aprecia en las universidades, donde hoy ingresan más mujeres que hombres. Señaló que la brecha se aprecia más en la cantidad de egresados, entre quienes la proporción del género femenino es incluso mayor a la de ingresantes.
“La mujer ha ido creciendo en nivel educativo” señaló Martiarena, lo que se aprecia en su creciente incorporación a la vida universitaria desde la década del ‘60. Y agregó que incluso hay carreras que antes eran netamente masculinas y hoy se están feminizando fuertemente.
Modelos culturales
Para intentar arrojar un poco de luz sobre estas realidad, los especialistas apelaron a las conjeturas a partir de sus conocimientos y experiencia profesional. En lo que coincidieron todos es en atribuirle más peso a la cuestión cultural que a lo biológico o al sistema educativo, aunque estos aspectos también tienen parte en el asunto. Predisposición, habilidad, educación, necesidad e intereses aparecen como los diferentes elementos desequilibrantes a favor de las mujeres en la escuela secundaria.
“Quizás la escuela es compatible con los modelos culturales que se da a las niñas”, señaló Martiarena en el sentido de que adquieren habilidades que son valoradas en ese ámbito. “Es probable que la cultura escolar tenga más condiciones de adaptabilidad para la mujer. Por ejemplo, poder estar sentado es valorado así como ser disciplinado, pero no que seas inquieto”.
El psicopedagogo Alejandro Castro Santander dijo que en primera instancia hay que señalar lo que se repite desde hace tiempo: “La mayoría de las veces decimos que las chicas son mas ordenadas, tienen una cuota más de responsabilidad, un desarrollo anterior que se nota mucho más en los primeros años del secundario e incluso los últimos de primaria”.
Sobre esto último, aseguró que se aprecia incluso en el patio de la escuela cuando se las ve jugar; o en el aula cuando los varones suelen apelar al compromiso de ellas para terminar una tarea y descansar en que serán su apoyo.
El experto no olvidó señalar que estas conductas se ven incluso en los docentes, cuando los hombres apelan a las colegas mujeres para delegar trabajos porque consideran que a ellas “les sale mejor”.
“Aunque también hay varones que son muy metódicos y tienen disciplina para estudiar, quizás porque vienen de una familia en la que esto es un hábito”, resaltó.
Desde su punto de vista, la mayor adaptabilidad del sistema a un género más que a otro no tendría mucho peso. Al respecto, contó que trabajó muchos años en un colegio exclusivo de varones, con hábitos propios de tal comunidad escolar. Cuando se habilitó el ingreso de mujeres, sin haberse cambiado conductas ni procedimientos y aun siendo minoría, empezaron a ser ellas las que llegaban a la bandera.
La psicóloga y psicopedagoga Cristina Reta agregó que “el varón tiene menos capacidad de anticipación y tienen menos en cuenta las consecuencias de su acción”.
Por otro lado, la mayor dedicación de las mujeres puede tener sustento en la necesidad. Para la socióloga Silvina Anfuso hay dos aspectos a tener en cuenta en este sentido. Por un lado, que “a las mujeres desde chicas se las instruye en un mayor esfuerzo para obtener los mismos resultados. Necesitamos demostrar capacidad” para lograr cargos en lo laboral o reconocimiento. Por otro, es posible que presten mayor atención y predisposición a sabiendas de que las tareas de cuidado, educación y reproducción social son aspectos que recaen mayoritariamente en ellas.
Identificar intereses más allá del género
Otra variable que puede suponerse es que el sistema escolar no ofrezca tantos intereses compatibles con los varones o que no logre captar demasiado su atención como para lograr más compromiso. Para los especialistas consultados, este es un factor que podría tener algún peso pero por otra parte, el psicopedagogo Alejandro Castro Santander consideró que los docentes y el sistema educativo argentino no están preparados para dictar algo diferenciado.
Desde otra perspectiva, la psicóloga Cristina Reta señaló que la tendencia va en el rumbo contrario: proponer una oferta menos diferenciada en pos de la igualdad de oportunidades.
Sin embargo, reconocer los verdaderos intereses de los alumnos sería un punto a favor para lograr entusiasmarlos. Desde esta posición hizo su propuesta: “Lo bueno sería que los chicos tuvieran tutorías y orientación vocacional para saber qué orientaciones tienen cuando ingresan a la escuela media, porque quizás algunos están más orientados a lo científico o lo técnico y están en una escuela orientada a economía o humanidades y ciencias sociales, que suele interesarles más a las chicas”.
Agregó que muchos se inscriben en una determinada modalidad porque sus amigos están allí y no por verdadero interés. Por lo que sugirió que en sexto o séptimo grado ya tengan un acompañamiento para definir preferencias.
