Jorge Sosa - Especial para Los Andes
La que viene ha de ser una semana muy especial, una semana distinta, novedosa, porque ocurrirán las repeticiones de la Fiesta Nacional de la Vendimia (Las hilachitas de la Fiesta Grande), porque van a comenzar las clases (en algunos lugares del país) y porque vamos a celebrar a las mujeres. Así es, el próximo miércoles el mundo entero festejará el “Día Internacional de la Mujer” que viene a confirmar un hecho que ya se sospechaba: que las mujeres son internacionales.
Sinceramente no sé por qué hay tanta algarabía para recordar el Día de la Mujer y no ocurre lo mismo con el Día Internacional del hombre, que existe, y se conmemora el 19 de noviembre. Me contestó una amiga: “Es que todos los días son los días de ustedes. Ustedes son los que siempre están atendidos, reconocidos, festejados” Me calenté, me entró un fervor “indignativo”, le dije: “No comencemos a contarnos las costillas, porque les voy a tener que pedir que nos devuelvan la costilla que les prestó el abuelo Adán”.
La cuestión es que el próximo miércoles recordaremos el Día Internacional de la Mujer conmemorando un acontecimiento trágico que les ocurrió a unas mujeres en la ciudad de Chicago, una ciudad de fácil deposición. Siempre tenemos que buscar un acontecimiento extranjero para las celebraciones. El día del padre, el día del trabajo, el día de la mujer, el día del amigo, todo está recordando a algo o alguien que ocurrió en el extranjero. Lo único que falta para es que este año Halloween caiga un martes trece para ser más coherentes.
A mí me parece correcto que la mujer tenga su día, y que no sea precisamente ese día en que todo molesta y fastidia, sino en que todo celebra y conmemora. No tiene sentido andar buscando a tontas y a locas habiendo mujeres sanas. Hay algunos que le tienen desconfianza a este tipo de celebraciones porque dicen que son fomentadas por las furibundas feministas. Que son las que han echado a rodar algunas consideraciones sobre los hombres al menos hirientes. Como esa que dice ¿Por qué los hombres chiflan mejor que las mujeres? Porque tienen un cerebro de pajarito. ¿Por qué los hombres usan corbata? Porque se ven menos estúpidos que con una correa.
¿Por qué los hombres no llegan a la menopausia? Porque se quedan eternamente en la adolescencia. Como dije chanzas bastante hirientes y lo que es peor, en muchos casos, reales.
Pero más allá de feminismos extremos y machismos heridos, la mujer es la vida. No por nada este planeta, que es el planeta de la vida, es un planeta femenino: la Tierra. Nuestro país es femenino: La Argentina. Ya está diciendo algo, está diciendo que en ustedes amigas, se materializa la esperanza y mientras las computadoras no queden embarazadas, las fabricantes del mañana han de seguir siendo ustedes.
Son ustedes las propietarias de la ternura, de la tibieza del alma y del amor. Por eso dice la copla cuyana: “Al cielo quise subir / y me contestó San Pedro /- Si ya te quieren no subas / ¿Para qué querís más cielo?”
Reciban entonces esta reflexión, un tanto disparatada, a modo de homenaje, amigas. Y aquellos que tienen resquemores en cuanto a las relaciones entre ambos sexos, sepan que la amistad entre un hombre y una mujer no solamente es posible, sino que puede ser muy, pero muy divertida.