"Autos que chocan, motos que vuelan". La frase y la voz son inconfundibles. El locutor Pedro Castro Díaz (80) la ha dicho muchísimas veces para promocionar el "speedway" que quizás haya visto su última edición anoche.
Hace 61 años que pone la voz a espectáculos deportivos y musicales variados. "He hecho lo que no ha hecho nadie: 32 festivales de boxeo, relaté a San Martín cuando le ganó a Boca en el '69, trabajé en el mundial '78 y estuve en más de 100 clubes de tango. Y soy el creador del fútbol femenino en Mendoza, porque presenté a la Maradona rubia", lanza como ametralladora, uno atrás de otro, todos los logros cosechados a lo largo de su carrera. "Ah, también conduje alguna fiesta de la Vendimia", agrega verborrágico.
Además, Castro Díaz ha hecho "más de 528 avisos publicitarios" -lo dice con una memoria sorprendente- y se reconoce como el último exponente de una camada de habitantes de la radio mendocina tras el fallecimiento de Milka Durán, en febrero.
Locutor se nace
Pedro nació en Rivadavia, el 15 de febrero de 1938. Tiene dos hermanos que también son parte del rubro: Juan Carlos, que falleció hace 5 años, y Orlando. "Me sabía de memoria los 5 grandes de la Argentina", advierte mientras empieza a nombrar a los "players" de River y Boca de aquellas décadas.
"Yo ponía un palo con un jarro y relataba partidos", recuerda. A los 13 años ya hacía publicidad en la calle "y cuando fui a la escuela de comercio de San Martín me tocó ser el locutor de un sorteo. Ese día, un director de radio, Pedro Lo Forte, se impresionó y me preguntó si quería trabajar con él", cuenta Pedro y agrega que allí fueron sus primeros pasos en LR4 Radio Splendid. Más tarde, en 1957, ingresó a radio Nihuil, donde estuvo 22 años ("19 sin faltar un día", dice).
Las empresas temerarias ya habían empezado. A los 22 años compró 13 jugadores de fútbol y a esa misma edad tenía un supermercado. “En el ‘67 arranqué en el canal 7 trabajando en ‘Informados’, al medio día. Soy el único locutor al que le permitieron trabajar en radio Nihuil y después en la vieja LV10, que estaba en Lavalle y Salta. Es que andaba tan bien que me contrataban”, dice canchero, agregando que en LV10 tuvo de libretista a Armando Tejada Gómez.
"También trabajé en el club Bodega y Viñedos Giol", detalla mientras recuerda que para la bodega inventó: "Si Giol lo dice, Toro es verdad".
Uno imagina que el hombre de la voz espectacular tendrá una apariencia electrizante. Y tal vez sea así, pero también es un tipo de carne y hueso. Pedro, que tiene 6 hijos y 11 nietos, es autor de muchos eslóganes y frases memorables. También de apodos que quedaron inmortalizados en la mente de los aficionados -sobre todo- al boxeo.
Pedro interrumpe el relato porque recuerda que organizó la edición 16 y 17 de la Vuelta Ciclista de Mendoza y que llegó a relatar boxeo en el Luna Park, en Buenos Aires. Sus anécdotas son caóticas por momentos, como la lista que tiene en la mano, con más de 50 eventos organizados por él.
“Yo empecé de locutor y después me convertí en promotor”, continúa volviendo al boxeo. “Me acuerdo cuando hicimos pelear a Hugo Ariel ‘Pajarito’ Hernández y al panameño Pino, al que le decíamos ‘astro de ébano’. También trajimos a un boxeador al que apodé ‘Cloroformo’”, enumera.
Autos que chocan...
El speedway, el espectáculo de los autos que chocan y las motos que vuelan, lleva 40 años en Mendoza y anoche probablemente haya sido su última edición (Castro Díaz dice que tal vez, si la salud acompaña, quede una más).
Pasó por varios estadios provinciales, como Independiente - el famoso "Speedway Azul"-, Talleres, Gimnasia y el Este, donde actualmente se desarrolla. En sus espectáculos, según asegura, más de 10 mil personas se sientan en las gradas cada viernes.
“Una vez llevé el espectáculo del Tormento Acuático. Era de un mago llamado Gran Atlantis que se metía en un recipiente de acrílico de 2 mil litros de agua arriba del escenario y yo decía que iba por la gloria y el éxito”, describe.
Pedro también recuerda las carreras de sidecar en la que se murió un piloto francés. “Eran torpedos humanos que iban a más de 200 kilómetros por hora. Había creado tanta expectativa que si no salía bueno el espectáculo me iba de Mendoza”, desliza en confianza.
Al speedway también llevó un espectáculo de aviones Piper que tuvo que suspender porque la comunicación por radio con las naves se le descontroló, interceptada por la frecuencia de un taxi que pasaba por la zona.
Motos que vuelan...
En 1972 empezó con los espectáculos de motocross en el "mundialista" de Barrancas , un circuito creado en homenaje a 3 jóvenes que murieron ahogados. "El momento cúspide del motocross fue el 4 de octubre de 1981, cuando vinieron las máximas autoridades de Bélgica a homologar el circuito para que fuera sede mundial. Llegaron a participar más de 230 corredores. El 6 de abril de 2006, faltando 40 minutos para terminar el espectáculo, me suspendieron porque el sol daba de frente a los pilotos", recuerda Pedro con algo de nostalgia.
Su pasión por el automovilismo empezó a los 6 años, pero recién en julio de 1982 organizó un evento relacionado con esta actividad. La enumeración de su currículum "tuerca" impresiona y lejos de terminar, sigue: "Durante 10 años organicé el Zonal Cuyano, trabajé en los comienzos del TC 2000 que empezó con 7 autos, e impulsé el GTA". Se le ilumina la cara con otro recuerdo: "El auto de seguridad lo inventamos nosotros para frenar los autos y que el espectáculo no se volviera aburrido".
La charla sigue con más anécdotas increíbles. Queda claro que Pedro Castro Díaz es un personaje -y una voz- entrañable. “Hay que tener temple para organizar un espectáculo”, cierra.
Entre clubes y orquestas
Castro Díaz asegura haber trabajado en 55 clubes, entre los que destaca el de la Bodega y Viñedos Giol, lugar del que se adjudica la autoría de la frase “El Carnavagiolazo”. Allí trajo a estrellas de viejas épocas como Sandro, Palito Ortega y Leonardo Favio, a quien dice haber bajado del escenario por un conflicto a último momento.
La gente acudía masivamente a los bailes que él organizaba -dice-. Entre los grupos que ofrecieron su espectáculo se cuentan Los Wawancó, Los Náufragos, Safari, Los Iracundos y Sociedad Anónima, entre otros.
Con las orquestas arrancó presentando a los hermanos Manganelli y terminó con los Mancifesta, “que eran como el Boca y River de la época”, menciona.
Estómago de titanio
Pedro Castro Díaz, en febrero de 1994 tuvo que ser operado del estómago por un cáncer que puso en riesgo su vida. Tenía 56 años.
“Le debo la vida al doctor Sergio Bustos. Cuando ya estaba todo perdido, un visitador médico me consiguió un aparato que se llama sutura mecánica circular, de titanio, que gracias a la intervención del doctor me salvó la vida”, rememora.