Por Marcelo Zentil - mzentil@losandes.com.ar - editor de la sección Política
Entre los recuerdos de su carrera política, Alfredo Cornejo guarda, enmarcada y protegida con un vidrio, la tapa de Los Andes del 24 de octubre de 2005. El título principal refleja el triunfo de Julio Cobos en la legislativa del día anterior y la foto muestra al entonces gobernador celebrando junto a su candidato, el propio Cornejo, por entonces ministro de Seguridad.
El hoy gobernador fue en aquel momento "el candidato del proyecto", por eso el triunfo era de Cobos. Como el domingo, el triunfo fue de Cornejo y no de su ministra, Claudia Najul.
Aquella vez, como hace unas horas, la victoria fue por 8 puntos sobre el peronismo, que postulaba a Enrique Thomas. Aunque la lista radical (sin aliados) obtuvo apenas 32 por ciento. Eran tiempos de proliferación de partidos (como Fiscal y el ARI de Carrió) y atomización electoral.
Por entonces, el radicalismo era oposición al gobierno nacional de Néstor Kirchner, aunque la relación entre el presidente y Cobos era cada vez más cercana y avanzaba a paso firme, pero no explícito, hacia la Concertación que luego construyeron.
Ese último triunfo de un oficialismo provincial en una legislativa fue recordado ayer por Cornejo en medio de su enojo por lo que consideró una minimización de su triunfo. “Todos los gobernadores han perdido las elecciones de medio término”, lanzó e hizo un repaso histórico parcial remarcando la salvedad de aquel 2005.
Es cierto que desde entonces ningún gobernador triunfó en las legislativas siguientes a su elección. Los peronistas Celso Jaque y Francisco Pérez fueron fuertemente reprobados por los mendocinos y cayeron aplastados por el radicalismo en 2009 y 2013. Fueron más de 20 puntos a favor del Frente Cívico y de la UCR sola, respectivamente.
Pero los tres primeros gobernadores de la democracia, el radical Llaver y los peronistas Bordón y Gabrielli (con un triunfo arrollador que rondó el 50%) se impusieron en sus legislativas. Cornejo vino a desempatar la paridad entre triunfadores y derrotados (entre los que están también Lafalla e Iglesias).
El 41% que obtuvo Cambiemos en las PASO 2017 fue inferior al 44% del propio Cornejo como candidato a gobernador en la PASO provincial de 2015. Y aunque él no quiera admitirlo, no puede sino interpretarse como una caída en el apoyo a su proyecto, más si se tiene en cuenta que "su" lista obtuvo el 38% y los otros tres puntos los aportó el disidente Armagnague.
En la previa, extra oficialmente, en el Gobierno achacaban a las políticas del presidente Macri y la economía la merma que detectaban, pero después de ver lo que ocurrió el domingo en el resto del país, tal vez no sea tan explicable desde allí. O al menos, no sea la única razón.
Esa baja puede ser porque los candidatos que eligió no le aportaron ningún plus. Lejos de generar empatía en el electorado, pasaron casi desapercibidos y para que esa situación cambie deberán trabajar mucho de acá a octubre, sin garantía de resultados.
Pero también a Cornejo, cuyo ordenamiento del Estado es aplaudido por muchos sectores, le juegan en contra justamente los “ordenados” por su política: los 100.000 estatales, que después de años de ser favorecidos por los aumentos salariales generosos del peronismo, no sólo vieron caer su poder adquisitivo sino que también terminaron en la mira de la sociedad.
El peronismo también está lleno de medias verdades. Porque la suma de las tres listas que compitieron (33%), y aunque dirán que no deben compararse elecciones ejecutivas con legislativas, también es inferior a la suma de las tres listas que se presentaron en las PASO de gobernador de 2015 (37%). Hay caída incluso si se considera a Encuentro por Mendoza, el sector del PJ que se presentó por afuera y rozó el 2%
Esa caída tiene que ver con lo que expresó el peronismo mendocino en los últimos dos años, con la salida del poder por la puerta de atrás, con los sueldos estatales sin pagar. Pero también con que el candidato ganador (Omar Félix) gustó a los mendocinos menos que el que ganó (Adolfo Bermejo) aquella PASO entre tres de 2015: 14,8% contra 22%, respectivamente.
Mientras que los dos perdedores de esta contienda, el kirchnerista Juani Jofré (12,9%) y Jorge Tanús (5,5%) superaron los porcentajes de los dos derrotados de hace dos años, Guillermo Carmona, el candidato de Cristina en ese momento (11%) y Matías Roby (4%).
Por eso, y aunque la diferencia obtenida por el oficialismo sea menor a lo que se hubiera esperado y no se condiga con la hegemonía de la escena política que tuvo Cornejo los últimos 20 meses, tampoco da para que Félix se envalentone.
Ahora, el ganador de la interna, más que sumar votos de otros partidos, deberá concentrarse en contener a los que votaron a sus rivales del domingo.
Eso parece más fácil en el caso de los que se inclinaron por Tanús, pero no tanto entre los adherentes a Jofré. Muchos de ellos pueden ver en la izquierda una opción más cercana que un referente del peronismo más tradicional.
Félix, si quiere sumar, deberá preocuparse también por sus contradicciones. “Si en la primera elección legislativa de un gobierno que recién lleva dos años la diferencia es de sólo ocho puntos, yo en el lugar de Alfredo Cornejo estaría preocupado”, dijo provocador el domingo a la noche, al salir a anunciar su triunfo interno.
Parece haber olvidado que los dos últimos gobernadores peronistas, que él apoyó, perdieron por paliza sus "primeras" legislativas. Más aún, parece haber borrado de su memoria que él fue candidato en ambas.