“Me conmueve el trabajo manual que permanece a través de los siglos y esa veneración por la naturaleza que hay detrás de este papel”.
La artista Estela Labiano se refiere al amate, el papel artesanal (extraido de la fibra de ese árbol y aplastado con piedras) sobre el cual ha trabajado muchos de sus dibujos.
Ella, que vivió durante buena parte de la década del '80 en México, descubrió allí este fascinante soporte. Un papel artesanal realizado y comercializado por las comunidades indígenas del norte de Puebla.
“Creo que el contacto con el papel amate me ha sugerido un clima más subterráneo, menos representativo”, dice Labiano. Pues si bien su aventura en las artes comenzó con el dibujo figurativo, ahora, después de transitar texturas y sutilezas, observa en sí misma cada vez una visión más abstracta.
Como piel
“Sí, suena al Padre Nuestro”, consiente Estela en relación al título de la muestra. Pero “Tanto en la tierra como en el cielo” no tiene para ella significación religiosa.
“Si se lee con atención, los términos están invertidos. Primero la tierra, después el cielo”. ¿Qué importa de ambas esferas? La línea, responde.
“Con el recurso más simple, una línea, siento que puedo describir la tierra, el cielo y a nosotros mismos. Observo la corteza terrestre: aparecen dibujos de ciudades, caminos y campos cultivados. Ocasionalmente unas nubes diluyen o tapan el paisaje y vuelvo a ver los dibujos irregulares de montañas, montes, vegetación y ríos que definen causes. Veo lo producido por la naturaleza y lo modificado por el hombre, veo la tierra en líneas”.
“A través de líneas distingo la historia de nuestros cuerpos, miro las venas, manchas de nacimiento, lunares y cicatrices. Las arrugas producto del paso del tiempo, los accidentes o alteraciones voluntarias producidas en la piel. Están también esas líneas de expresión que me hablan de los dolores y las frustraciones, de las risas y de todo lo vivido. Y las olvidadas líneas de nuestra huellas digitales que sólo las recordamos cuando nos pintan los dedos. La piel como mapa”.
“Miro hacia arriba, a esto que llamamos cielo y también veo un plano donde existen formas producidas por múltiples aglomeraciones de estrellas e intervalos vacíos entre constelaciones y puntos aislados. Así se marcan ritmos y vínculos laberínticos entre constelaciones fluidas y sutiles con otras densas y contundentes. Los trazos pequeños arman en el espacio esa red lejana, misteriosa y por ahora inalcanzable”.
La vida en tres trazos
Estela Labiano, nació en Mendoza en 1955, estudió la carrera de Artes Plásticas en la Universidad Nacional de Cuyo donde actualmente ejerce como profesora (desde 1988).
Durante la última dictadura militar argentina se exilió en la Ciudad Puebla, México (junto a su esposo, el escultor Chalo Tulián) donde dictó clases en el Instituto de Artes Visuales en Puebla.
Tras su retorno al país ejerce la docencia y se dedica de lleno al dibujo. Sus obras, caracterizadas por la expresividad del gesto en el trazo, evocan el arte mesoamericano donde prima la intención de revalorar el gesto y de desplazar el pensamiento de lo mental a lo corporal.
Los dibujos de Estela Labiano recrean la lucha entre las fuerzas de la permanencia y las fuerzas del cambio.
Esta muestra se oroginó junto a Tulián. La idea era exponer simultáneamente la obra de ambos. Tras el fallecimiento del escultor, Estela decidió continuar. Cada trabajo, pues, está dedicado a su memoria.
La muestra se podrá visitar de martes a sábados de 10 a 13 y de 18 a 21, y domingos de 18 a 21, con entrada gratuita.