Las irresponsabilidades de Bolsonaro

Las irresponsabilidades de Bolsonaro
Las irresponsabilidades de Bolsonaro

Mientras buena parte del mundo se paraliza para combatir el virus y procurar aplanar las curvas de ascenso de contagiados por el mal en circulación, el presidente de Brasil se resiste.

Jair Bolsonaro es protagonistas de actitudes de indolencia en estado puro como pronunciarse en contra de cerrar los negocios y limitar considerablemente el transporte.

Nos preocupa Brasil, con quien compartimos más de 1.200 km de frontera. Si en ese enorme país su autoridad máxima sostiene abiertamente la campaña “Brasil no puede parar”, el peligro es para los habitantes de la populosa nación y, por extensión, para los pueblos vecinos, debido a los porosos pasos limítrofes.

Incluso, el mandatario actúa en contra de los consejos e indicaciones que le brindan las secretarías estaduales de salud o integrantes del sistema científico brasileño. Además, confronta con los gobernadores de varios Estados, especialmente con los del sureste, la región más rica del país, y también donde hay más casos de coronavirus. Los mandatarios de esas zonas están a favor de las pautas fijadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuya primera indicación es, lógicamente, el aislamiento social.

El aparente descontrol discursivo del mandatario llega al punto de invitar a los ciudadanos de la nación que conduce, a frecuentar aguas servidas para demostrar que son inmunes a los contagios. Sus palabras deslumbran por bochornosas cuando los periodistas le preguntan si Brasil podría llegar a los registros de afectación por la pandemia y los fallecidos que tiene Estados Unidos. Su respuesta, digna de figurar en el libro Guinness: “No creo, no vamos a llegar a ese punto. El brasileño tiene que ser estudiado. Él no se contagia nada. Lo pueden ver saltar en la alcantarilla, bucear, ¿verdad? Y nunca le pasa nada. Yo creo que hay mucha gente que ya se ha contagiado en Brasil, en pocas semanas o un mes, y ya tiene los anticuerpos que ayudan a que no se siga proliferando”.

Jornadas antes había pedido a la población no entrar en “pánico” calificando de “gripecita” al coronavirus, que hasta el viernes pasado había causado la muerte de 77 personas.

Si la lucha contra la pandemia tiene que encontrar unidos y en sintonía a los habitantes de una nación, también la misma valoración vale para la región donde son de esperar medidas y acciones que tengan el mismo objetivo y alcances.

Por eso ayudaría mucho, a la actual coyuntura mundial, que el conductor de la república más grande y más habitada del Cono Sur, reflexionara sobre sus manifestaciones y se acoplara a los consejos y determinaciones de los científicos de su país, que son muchos y muy reconocidos internacionalmente, para que sean ellos los que hagan las recomendaciones sanitarias y el mandatario las haga cumplir.

Como afortunadamente está ocurriendo en otros países de la región, tal cual Paraguay y Uruguay, que están adoptando políticas similares a las del Gobierno argentino. Seguramente que los vecinos nombrados y nuestra nación estamos haciendo bien las cosas -pese a ciertos desajustes e incumplimientos en la cuarentena- porque, de otra forma, la Argentina no sería uno de los diez países elegidos por la OMS para probar terapias contra el Covid 19 y poder parar y atemperar este flagelo.

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