La Semana Santa fijó una inevitable tregua en la actividad política mendocina. Con más razón luego del gran suceso, y rédito para el Gobierno, que significó la cumbre del BID.
Pero, como ya se señalara, movimientos que se van dando en el plano partidario del oficialismo comienzan a alimentar especulaciones con respecto a nombres o fórmulas para la contienda del año próximo. Es algo que Cornejo no quiere tocar en lo que resta del año, pero que parece precipitarse.
El jefe del Ejecutivo pretende que quien lo suceda sea alguien que le garantice la continuidad de la gestión.
Las encuestas demuestran que su Gobierno sigue siendo bien valorado por la mayoría de los mendocinos, pero no ocurre lo mismo con quienes son sus potenciales candidatos, entre los cuales están el ministro Kerchner y los intendentes Suárez y García Zalazar. Aunque todo es muy prematuro.
Sin duda, la aparición de Julio Cobos en el escenario hacia las todavía lejanas elecciones de 2019 sorprendió, y mucho. Los motivos por los cuales, aun con su cautela y sin decir que sí o que no, el ex gobernador se anota pueden ser diversos.
Están los que dicen que es una suerte de reacción al estilo personalísimo de Cornejo, o los que consideran que es, tal vez, el único personaje capaz de nuclear voluntades dispersas dentro del partido que por sí solas no son capaces de posicionarse frente al porte político del Gobernador.
Detrás del actual senador nacional podrían encolumnarse Laura Montero, los intendentes radicales de la zona Este y también los jefes departamentales de Las Heras (en mayor medida) y Guaymallén.
Orozco es considerado por un gran sector del ambiente político provincial como un gran hallazgo de Cobos y el que fue capaz de terminar con el liderazgo justicialista de casi tres décadas. Mérito que, obviamente, contó con el envión que dio Cornejo.
Y la presencia del lujanino Omar De Marchi también gana consideración semanalmente. Ya se sabe que se encuentra bien posicionado, que en algunas encuestas compite a la par de Cobos y, junto con éste, alejado por ahora del pelotón de funcionarios e intendentes cornejistas.
De Marchi y sus allegados miran atentamente lo que comienza a ocurrir con la interna del radicalismo, porque de no mediar un acercamiento concreto con alguno de los actores de la UCR, competir en las primarias le puede resultar más provechoso si el partido adversario interno se presenta dividido. La vieja estrategia de “pasar por el medio”, que resultados sorpresivos produjo algunas veces tanto en la provincia como a nivel nacional.
¿Y si no se dan las condiciones para dirimir una interna oficialista a través de las PASO? ¿Aceptará el intendente de Luján ser número dos en una fórmula encabezada por un radical? Todo dependería de quién sea el número uno, de qué sector interno de la UCR provenga y qué cuota de poder acepte repartir. Seguramente, muchísimo más que lo que hoy recibe la vicegobernadora Montero, según dicen quienes frecuentan al referente macrista local.
Volviendo a Cornejo, hay quienes se preguntan si la buena imagen de su gobierno que reflejan las encuestas (unas más, otras menos) puede ser perjudicada si no ocurre lo mismo con la del presidente Macri, que tuvo un retroceso luego de las elecciones de octubre a partir del escandaloso debate de la reforma previsional, a fines del año pasado. ¿Volverá a instalarse la posibilidad de una elección desdoblada si ello ocurre? Una evaluación a mediano o largo plazo. La consolidación de la gestión local es ahora la prioridad.
Por otra parte, hay que tener en cuenta el posicionamiento nacional de Cornejo, una situación no fácil de resolver para la Casa Rosada.
Para Macri y su equipo, el mendocino es uno de los mejores gobernadores del país y siempre su forma de gestionar es tomada como ejemplo.
El problema se presenta con el nuevo rol de titular del radicalismo a nivel nacional. Es que Cornejo, un poco por su innato estilo de hacer política y otro poco para satisfacer y contener inquietudes de sus pares radicales, deja de lado por momentos su imagen de prolijo gobernante para encabezar el reclamo partidario de espacios de poder asegurados en un eventual nuevo gobierno de Cambiemos a partir de diciembre de 2019.
Ese doble papel indudablemente desorienta un poco al macrismo porque plantea un terreno partidario con el cual, justamente, no simpatizan mucho en la modernidad del Pro.
Lo mismo ocurre con los aspectos de las políticas nacionales que repercuten en las provincias, como el de las tarifas de servicios públicos. Luego de la protesta vecinal (con fuerte adhesión de sectores partidarios opositores) de General Alvear por la energía eléctrica y el gas, el intendente radical Marcolini se dispone a viajar a Buenos Aires junto a una comitiva vecinal para plantear la situación tanto en el Congreso como en el área de Energía de la Nación.
Marcolini será, de algún modo, la voz de Cornejo ante legisladores y autoridades nacionales acompañando, como debe ser, el reclamo de su comunidad departamental.
Es esa situación la que lleva a algunos dirigentes del Pro local a plantear en Buenos Aires la posibilidad de comenzar a pedir, también, futuras cuotas de poder en la estructura provincial si vuelve a ganar el oficialismo que ideó con éxito Cornejo en 2015.
Más allá de estos primeros amagues de cara al futuro tablero electoral, está claro que nadie que represente al radicalismo jugará en contra del gobierno nacional en el Congreso, como tampoco ocurrirá lo mismo en nuestra provincia de parte del Pro hacia Cornejo en la Legislatura.
A un mes del recambio legislativo, también es interesante comenzar a considerar los posicionamientos de las distintas fuerzas conforme lo que surgió de las últimas elecciones provinciales. Eso sí es inmediato.
Habrá que ver qué fuerza encabeza con el nuevo año legislativo la oposición política al gobierno de Cornejo. Por número de legisladores y trayectoria, debería ser el justicialismo el que marcara la cancha en tal sentido, pero todo dependerá de cómo se organice internamente y cuáles sean las estrategias.
El sector que representa a los cinco intendentes siempre tendrá protagonismo. Y no fue un dato menor la reunión que mantuvieron con el ministro del Interior, Frigerio, los intendentes Righi y Félix en oportunidad de la visita del funcionario nacional durante el encuentro del BID.
Obras y recursos para ejecutarlas habrían sido los temas centrales de conversación en el encuentro. Una forma de acercamiento del gobierno nacional a jefes comunales de las provincias que muchas veces sirve para aliviar tensiones, sanar rispideces y trazar canales de diálogo.
Están los que comentan que por el momento la mayor puja con mirada electoral que puede tener el cornejismo es la ya descripta de la interna radical y partidos asociados a Cambiemos.
Esto será así mientras el PJ no termine de organizarse, salvo que una irreversible caída afecte a los gobiernos nacional y provincial si las condiciones económicas no mejoran.
Mientras tanto, el Gobernador seguirá con sus peleas crónicas. Entre ellas las destinadas a la Justicia, que en la semana tuvieron otro pico de tensión a raíz de la licencia por seis meses, por una beca en Alemania, del juez de la Corte Omar Palermo.
Además de la polémica decisión, el dato no menor es que quien se ausentará será, nada menos, que el gran rival que en lo ideológico tiene el Gobernador en el máximo tribunal de la provincia.
Como el del escenario interno pensando en el futuro proceso electoral, la de los jueces mendocinos es una pulseada que el Gobernador seguramente no resignará hasta el final de su gestión.
Sólo que, a diferencia de los dirigentes partidarios, que como hemos visto pretenderían dar batalla, los magistrados en mayor medida optan por el silencio, recluyéndose en su propio ámbito, que justamente no es el político.
Tal vez esperando que el tiempo de Cornejo se termine algún día. Y terminará, sí, con el final de su mandato. ¿Quien lo suceda seguirá con la pelea?