Más que nunca, el fútbol se transformó en un fiel reflejo de la dinámica de lo impensado. En un abrir y cerrar de ojos, los jugadores de San Martín pasaron del invierno de una pena a la primavera de un sueño.
Cuando el árbitro Collado pitó el final de San Martín-Cipolletti, un sabor amargo se apoderó del ambiente. San Martín había goleado 3-0, pero quedaba afuera de las semifinales por el primer ascenso. Los jugadores saludaron a su gente y se perdieron por el túnel rumbo al vestuario con las cabezas gachas, estaban derrotados.
Dentro del camarín, todos escuchaban atentos los últimos minutos del encuentro entre Racing de Córdoba y San Martín de San Juan. Los Verdinegros estaban ganando y “condenaban” al León al Reducido.
Pero todo se quebró, cambió, dio un giro de ciento ochenta grados en menos de dos minutos. Las caras largas mutaron y se transformaron en sonrisas de oreja a oreja.
Es que con el gol de Racing, los sanjuaninos empataron y el León terminó segundo. El plantel albirrojo salió corriendo, desde el vestuario, hacia el campo de juego.
La posibilidad de pelear por el primer ascenso había que compartirla con la gente. Ésa que los acompañó durante todo el año, por todo el país. La cancha se convirtió en un carnaval. En un costado celebraban los Chacareros y en el otro los rionegrinos, porque gracias al triunfo de Independiente en Salta ante Gimnasia y Tiro acababan de salvar la categoría.
En las semifinales por el primer ascenso a la “A”, el León chocó con el candidato de todos: Huracán. De la mano de Gastón Casas, autor de un doblete, el Globo ganó (2-1) el partido de ida jugado en el Malvinas ante una multitud y sacó una ventaja más que importante. Para la vuelta en Parque de los Patricios, los de Babington tenía ventaja deportiva y hasta podían darse el lujo de perder por diferencia de un gol.
Pese a todo, allá fue el León. Con toda la ilusión a cuestas, una fría noche de sábado y en el mismísimo Tomás Adolfo Ducó, el León sacó a relucir sus garras, derrotó (1-0) a Huracán con un cabezazo de Claudio Demaría y estuvo muy cerca (a un gol) de la hazaña.