La situación de la agroindustria de Mendoza parece no repuntar, sobre todo teniendo en cuenta que el gran porcentaje de los productos tienen como principal destino Brasil. En los primeros tres meses del año, en general, los envíos mendocinos a ese destino cayeron 21% en valor y 8% en volumen.
A lo que todavía no se suman las pérdidas ocasionadas por la prohibición de ingreso de fruta de pepita por carpocapsa impuesta el 25 de marzo último.
Según datos de Inteligencia Comercial de la Fundación ProMendoza, en base a datos de Aduana, en el primer trimestre del año las exportaciones a Brasil de los principales productos del agro mendocino tuvieron una caída del 21% en dólares y 8% en volumen. De todos ellos, sólo algunos mostraron una buena performance.
Los productos frescos (ciruela, durazno y manzana) mostraron un crecimiento en los primeros tres meses de 2015 en relación a igual período 2014. Este aumento fue traccionado por la cantidad de producto ofertado, ya que en 2013 tras las heladas de setiembre no hubo producción para colocar.
Para el caso de la pera en fresco, el producto vio caer sus envíos en un promedio de 30%, tanto en valor como volumen. Luego, los demás sectores agroindustriales corrieron con el mismo desarrollo de la pera en el mercado más grande de América del Sur.
La crisis brasileña se explica en primer lugar por la devaluación del real, la cual comenzó a mediados de 2014. “En apenas 9 meses la moneda brasileña se devaluó un 45%. Brasil, a diferencia de Argentina, posee una inflación que ronda el 7% anual, por ello la devaluación tiene efectos concretos en materia de competitividad”, señaló el economista Rodrigo González.
Para el economista Sebastián Laza, la devaluación del real de los últimos meses se debe a que la moneda brasileña venía atrasada durante buena parte del primer mandato de Dilma Rousseff, lo que empezó a cambiar desde 2014, dada la apreciación del dólar a nivel mundial. Esta situación beneficia a las expo brasileñas, pero perjudica a las mendocinas, dado que se encarecen en término de reales.
Adicionalmente, explicó Laza, la economía brasileña viene en cuasi-recesión desde hace 3 a 4 años, lo que implica menores importaciones desde Argentina (incluyendo Mendoza). El vino mendocino ha sufrido mucho este achique brasileño, “ya que se había conquistado un buen market share, que ahora se ha diluido”, sentenció el economista.
Este panorama planteado por el analista perjudica considerablemente a las exportaciones de Mendoza y de Argentina a Brasil ya que además de la devaluación y recesión brasileña se le suma el atraso cambiario argentino (por la inflación), lo que hace un combo muy perjudicial para las agroindustrias.
Para lo que resta de 2015 el panorama no es muy alentador y tenderá a seguir el mismo camino.
Según Rodrigo González, las últimas estimaciones de crecimiento de Brasil que realizó el FMI en enero pasado indican que en 2014 creció apenas 0,1% y en 2015 crecería 0,3%. Es decir, “una economía estancada con un fuerte proceso de devaluación no es un buen panorama”, analizó.
Ajo y cebollas
Ambos productos sufren las consecuencias de su Brasil-dependencia. En el primer trimestre del año, las exportaciones de ajo tuvieron una baja de 25% en valor y 3% en volumen, mientras que los envíos de la cebolla cayeron un 83% en valor y 85% en volumen, claro que en este último caso el porcentaje que representa en el total de los envíos es muy bajo en relación al ajo, que envía cerca de 32 millones de dólares, mientras que de cebolla sólo es U$S 22.600.
Desde la Asociación de Productores, Empacadores y Exportadores de Ajos, Cebollas y Afines de Mendoza (Asocam), el gerente de la entidad, Guillermo San Martín, señaló que la caída de las exportaciones a Brasil es preocupante, y “los precios que está pagando este mercado están lejos de lo que necesita un productor para ser rentable”.
Desde que el gobierno de Dilma Rousseff devaluó su moneda, el precio promedio de la caja de 10 kilos de ajo pasó de U$S 16 -en la temporada 2014- a U$S 14.
Bajo este panorama es que el gerente de Asocam se animó a decir que este año los envíos a Brasil podrían mostrar una caída cercana al 20% en relación a la temporada 2014.
En este escenario planteado por el directivo es que San Martín puntualizó que es muy importante repensar el negocio, para abrirse a nuevos destinos; sin embargo, aclaró que esto será mucho más difícil ya que los otros destinos demandan una mayor competitividad.
“Son cualitativamente más exigentes, reclaman una producción diferenciada y solicitan que los productores tengan certificación de calidad. De este modo es que los costos de trabajo se deberían incrementar mucho más que en el actual contexto inflacionario, y eso es muy difícil. La Brasildependencia existe porque dejamos de ser competitivos en algunos mercados y nos fuimos concentrando en este mercado que es menos estricto”, explicó San Martín.
Frente a esto, es que sintetizó que este año sólo algunos productores quedarán, sobre todo los más grandes que pueden afrontar costos más importantes, mientras que el mediano y chico tendrá que esperar a que las condiciones en Brasil y Argentina mejoren, secando y almacenando el ajo hasta que los precios suban.
Frutas, un duro panorama
El resultado del primer trimestre de las exportaciones de peras y manzanas a Brasil no marcan el verdadero camino de estas dos frutas frescas que sufren peores consecuencias.
Según los datos de ProMendoza, en los primeros tres meses del año, los envíos de pera cayeron casi un 30% -en valor y en volumen- mientras que los de manzana crecieron en igual porcentaje. No obstante, los envíos fuertes de estas frutas se dan justamente a partir de marzo.
Pero uno de los problemas más graves que sufren estos productos es el cierre temporal de las licencias a Brasil por la detección de carpocapsa. A partir de allí se abrió un extenso debate que hasta ahora no encuentra solución.
Según destacó Raúl Aruani, gerente de la Asociación de Productores y Exportadores de Frutas Frescas de Mendoza (Aspeff), autoridades nacionales mantienen negociaciones bilaterales que finalizaron la semana pasada y hasta el momento nada parece destrabarse. Según pudo destacar el directivo, hay muchas peras de verano que en poco tiempo dejarán de ser comercializables. Se trata de más de 250 mil cajas.
Además, agregó que el resto de la fruta está a la espera, la cual no debería alargarse más allá de junio.
Lo que sucede es que en base al informe que debe presentar Senasa en Brasil y si estos aprueban los trabajos y medidas que tomaría Argentina para el envío de mercadería, “el gobierno de Rousseff propone una reapertura de la frontera para las peras, manzanas y membrillos a partir del 1 de julio, mientras que Argentina solicita que se vuelvan a entregar licencias a la importación desde el 1 de junio ya que mucha fruta está en el fin de su ciclo de maduración”.
Juan Riveira, presidente de Aspeff, sumó que si no hay una resolución rápida están en juego cerca de 3 millones de kilos de peras, las cuales no tienen otro destino que no sea Brasil.
Además, de no llegar a un acuerdo “esa cifra podría triplicarse teniendo en cuenta las demás variedades y frutas y la pérdida en dólares podría rondar los 10 millones”. Al cierre de esta edición el sector no tenía ningún tipo de respuesta por parte del Senasa y Brasil.
Por otro lado, en el caso de la fruta industrializada, particularmente del tomate en trozos y enteros, la situación no está muy lejos a la de los demás sectores. En el primer trimestre del año se dejaron de enviar 37% de tomates, por lo que se exportó sólo 62.400 kg, lo que significó un 43% menos de dólares.
Fruta desecada
El escenario de las frutas deshidratadas sigue el camino de los demás sectores. En el caso de la ciruela, que es el producto más significativo de todas las desecadas, en el primer trimestre del año las exportaciones cayeron 14% en valor y 6% en volumen.
No obstante, desde la Cámara de Comercio Exterior de Cuyo, Daniel Camacho, quien además preside la empresa de producción y exportación de frutas deshidratadas Nevada, de San Rafael, mencionó que el mayor volumen se transa desde abril y mayo hasta fin de año, por lo que para el empresario aún no muestra la realidad paupérrima que sufrirá el sector.
El problema que transita este sector se debe a aquellas internas -comunes de otros rubros- como la pérdida de competitividad, atraso cambiario con respecto a los aumentos de costos internos, atraso en los reembolsos de las exportaciones, devolución del IVA, fuerte presión tributaria y aumentos considerables de los fletes. Para Camacho, todo esto detallado no es más que la tormenta perfecta para tener pérdida de competitividad y share en Brasil.
Cabe aclarar que la temporada pasada las frutas sufrieron las contingencias climáticas -heladas- que afectaron considerablemente los envíos, por lo que el 2014 fue un año muy malo también para este sector.
En cambio, este año la cosecha ha sido muy importante en volumen pero son las condiciones micro y macro las que no están dadas para poder mejorar la performance. Por lo que esperan que la caída de los envíos continúe.
Esto último que expresó el presidente de Cámara de Comercio Exterior de Cuyo está dado por la última noticia en cuanto a las condiciones para adquirir gas. Lo que sucede es que se reactivó una resolución antigua en relación a la provisión de gas.
Todas aquellas empresas que consumieran más de 180 m3 deberán empezar a adquirir gas de boca de pozo y no de una distribuidora. Esto les está implicando a las grandes empresas de deshidratado de fruta aumentos de la factura del gas de hasta el 800%.
Difícil campaña del aceite de oliva
Con caídas que rondan el 50% -tanto en valor como en volumen- las exportaciones del aceite de oliva a Brasil no dejan de reflejar la mala situación. Rodolfo Vargas Arizu, propietario de Tierras Altas, empresa dedicada a la producción olivícola y vitivinícola, y de la Asociación Olivícola de Mendoza (Asolmen), indicó que este porcentaje de caída en los envíos se espera que se acentúe aún más en los próximos meses.
Esto que menciona se debe a que por motivos de valor, costos, cantidad, se espera que un gran porcentaje de la aceituna quede en los árboles. Para detallar este fenómeno -similar a lo que pasó con la uva- es que Vargas Arizu explicó que la variedad Arauco, que hoy ya debería estar fuera de todas las plantas, sigue ahí y no cree que los productores la levanten.
El panorama de Brasil, principal destino de este producto, sumado a que el mercado interno tiene un consumo muy bajo -no más de 7 mil toneladas y en producción Mendoza este año podría producir cerca de 25 mil toneladas- “es lógico que muchos productores opten por dejar la fruta y no levantarla porque no va a tener destino”.
Asimismo, un dato importante de este producto y su destino, es que gran parte de la producción se destinaba a granel, “pero hoy los precios mundiales de 3.500 dólares la tonelada no alcanzan para cubrir los costos y enviarlo”, sintetizó el propietario de Tierras Altas.
Al tiempo que agregó que también se destinaba mucho aceite de oliva en lata. Hoy bajó la caída de los envíos y hay un escenario poco alentador, la única empresa que proveía de este envase en Argentina decidió discontinuar debido a los bajos pedidos que recibía. Este y otros fenómenos fue lo que detalló Vargas Arizu para poder dilucidar la situación y el panorama del aceite de oliva.