Las erres que quedaron en el camino - Por Maria del Rosario Ramallo

Las erres que quedaron en el camino - Por Maria del Rosario Ramallo
Las erres que quedaron en el camino - Por Maria del Rosario Ramallo

La ortografía no es solamente una cuestión del aula. Tampoco la lengua es únicamente una asignatura en los diseños curriculares. La corrección en la escritura y el conocimiento de aspectos lingüísticos deben trascender el ámbito escolar y formar parte de la cultura general. Una lectura rápida de publicidades en los distintos medios y una mirada casual a la cartelería ubicada en diferentes puntos de la ciudad nos hacen ver la desinformación existente en quienes tienen a cargo el diseño y redacción de esos mensajes. Cuando éramos niños, aprendimos que, a comienzo de palabra, nunca debíamos duplicar la vibrante R, a pesar de que ella sonaba igual que el dígrafo RR. Escribimos, entonces, 'rana' y 'carro' y, en los dos casos, la vibrante tiene igual sonido, aunque diferente escritura. Pero casi nadie tiene en cuenta que, cuando una palabra que comienza con R, forma nuevos términos, por la adición de un prefijo, debe duplicar esa R y convertirla en el dígrafo para mantener el sonido. Entonces, escribimos 'regional', pero formamos 'interregional'; escribimos 'razón', 'real' y 'ropa', pero luego colocamos 'rr' en 'irracional', en 'irreal' y en 'arropar', respectivamente. Esta regla, simple y clara, parece ser desconocida por aquellos que escriben bien 'reflejo' y 'rubro', pero que luego, al publicitar una determinada clase de vidrios para anteojos colocan *antireflejo, en lugar de 'antirreflejo'; otro tanto ocurre en la cartelería del negocio donde hay distintos rubros de artículos para la venta: el título será 'polirrubro' para que, al leerlo, la vibrante sea múltiple y no simple.

Lo mismo ocurre cuando un vocablo que comienza con R, con sonido de vibrante múltiple, entra en composición con otro vocablo que lo preceda: para conservar el sonido, deberemos escribir el dígrafo en el término resultante. Pude ver este error en la puerta de una clínica privada en la que se atienden problemas de salud que atañen al 'recto'; son problemas 'rectales'. Pero si queremos formar una nueva palabra sumándole el concepto de 'colon', diremos que en ese lugar se tratan problemas 'colorrectales', pues fue necesario escribir el dígrafo para mantener el sonido de la palabra simple.

¿Siempre va a suceder esta duplicación de la vibrante simple, en palabras derivadas o en términos formados por composición?

Sucede que cuando el prefijo es des- y lo vamos a hacer preceder una base que, como palabra simple, comienza con R, al formar el vocablo resultante, no será necesario recurrir al dígrafo RR pues una combinación prohibida, en español, es la de S+RR. Entonces, el verbo que indica una acción contra las ratas será 'desratizar'; cuando se cortan las ramas del arbolado público, se procede al 'desrame'; si se corta el rabo o cola, especialmente a las crías de oveja, la acción será la de 'desrabar' o 'desrabotar'. Si la acción es la de quitar las raíces de un terreno, la nombraremos como 'desraigar', verbo que no hemos de confundir con 'desarraigar', cuyos valores significativos son múltiples. En efecto, si bien 'desarraigar' y 'desraigar' tienen en común el valor de "arrancar raíces", el primero de estos verbos se aplica también en lenguaje figurado para indicar que una pasión, una costumbre o un vicio son extirpados enteramente; también, 'desarraigar' equivale a separar a alguna persona del lugar donde ha nacido y se ha criado, como también se aplica para indicar que se cortan los vínculos afectivos que alguien tiene con sus coterráneos. En cuanto a 'desraigar', puede funcionar, además, como equivalente a 'desraizar'.

Otro vocablo en que se cumple esta regla del prefijo des- con la vibrante que, aunque simple, conserva su valor de múltiple, es el verbo 'desranchar' ya muy poco usual, con el valor de "desalojar, dejar el rancho".

Entre las tareas agrícolas, sobre todo en lugares en que se trabaja con la vid, existe el 'desraspado', voz que proviene del verbo 'desraspar', esto es, "quitar las raspas o escobajo de la uva pisada antes de ponerla a fermentar". Se habla, también, del 'trigo desraspado' o 'derraspado', como sinónimos de 'trigo chamorro' o trigo mocho, con espiga pequeña y chata.

Como curiosidad, diremos que si una palabra que comienza con R debe recibir el prefijo con valor privativo IN-, al formarse el nuevo vocablo, veremos que la R simple se hizo dígrafo y que la N del prefijo quedó asimilada por ese dígrafo: 'racional' e 'irracional'; 'reverente' e 'irreverente'; 'real' e 'irreal'; 'responsable' e 'irresponsable'; 'reflexivo' e 'irreflexivo'; 'regular' e 'irregular'; 'reprochable' e 'irreprochable'.

Sucede que la N no va nunca seguida de la vibrante múltiple, sino siempre de la vibrante simple, aunque ella tenga el sonido de aquella; lo advertimos en los términos formados por derivación, con el prefijo 'en-': 'rico' y 'enriquecer', 'rulo' y 'enrular', 'rizo' y 'enrizar', 'rojo' y 'enrojecer', 'rostro' y 'enrostrar', 'rosca' y 'enroscar'; 'rubio' y 'enrubiar'; 'rollo' y 'enrollar'.

Si el prefijo con valor privativo o contrario es 'a-', 'anti-' o 'contra-' y se le adiciona a una palabra que comienza con vibrante, al formarse el derivado, aparecerá el dígrafo: 'ritmo' y 'arritmia'; 'rabia' y 'antirrábico'; 'racista' y 'antirracista'; 'revolucionario' y 'antirrevolucionario'; 'reforma' y 'contrarreforma'; 'restar' y 'contrarrestar', por mencionar algunos ejemplos.

Lo mismo va a suceder con las palabras que, cuando son simples, llevan una sola R, pero que la duplican si añaden los prefijos 'infra-', 'ultra-' o 'extra-': 'rojo' e 'infrarrojo'; 'rápido' y 'ultrarrápido'; 'renal' y 'extrarrenal'.

En todos los casos mencionados, el paso de R a RR se ha debido a la necesidad de reflejar, en el aspecto gráfico, lo que se conservó a nivel fónico: el sonido de vibrante múltiple se mantuvo siempre y había que marcarlo ortográficamente. Esa es la causa que explica la diferencia apuntada de escritura entre palabras simples y las emparentadas con ellas, ya por derivación, ya por composición.

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